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Voto de Condosco Jones:
7
7,8
122.553
Drama
Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
25 de abril de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Darren Aronofsky se presentó en sociedad en 1998 con 'Pi (fe en el caos)', un filme de culto puro y duro al que muchos aún no hemos dado su beneplácito. Dos años después se empeñó en volver a sorprender al mundo, esta vez con 'Réquiem por un sueño', otro filme de culto, pero más "asequible", que relata las peripecias de cuatro personajes: Harry Goldfarb (Jared Leto), su novia (Jennifer Connelly), su madre (Ellen Burstyn), y su mejor amigo (Marlon Wayans).
Las cuatro historias tienen como tema central la droga, vista ésta desde distintas perspectivas. Cada uno es dueño de su droga y de su vida, cada uno afronta la adicción de una manera diferente. Sin embargo, sus adicciones tienen el mismo fin común: la frustración del ansiado sueño americano. Para Aronofsky el sueño americano está extinto, es por eso que su película nos exhibe el combate nocivo de sus victimas por llegar a él sin éxito alguno, obviamente.
Echando a una mirada a lo que da visualmente en sí la cinta, hay que reconocer que bebe en parte de la genial cinta de Danny Boyle, 'Trainspotting' (1996). De todos modos, y a diferencia de ésta, Aronofsky se opone a situar al espectador en una actitud objetiva. 'Réquiem por un sueño' está rodada en ese apartado de lo subjetivo y alucinógeno, recogiendo una sensibilidad visual única. El filme elabora un curioso entramado de elementos, cargando de un estilo muy peculiar al trabajo de Aronofsky.
En cuando a la tarea que los actores despliegan frente a la cámara, sólo decir que es excelente, todos convencen gracias a unas interpretaciones maravillosas. Destacar el papel que le dieron a Ellen Burstyn como la madre tarada del protagonista y adicta a las pastillas para adelgazar, ya que es sorprendente. Si tuviéramos que elegir uno de los principales motivos para ver el filme, sin lugar a dudas sería éste uno de ellos debido a su esquizofrénica interpretación.
La mejor justificación para ver esta película, más allá de sus perspicaces ideas, de su contagiosa banda sonora, del pasmoso empleo de la subjetividad, del marcado estilo o de las soberbias interpretaciones; es el perfecto equilibrio de la cinta entre el terror y una gran comedia judía. Una película que no hay que perderse y que deja el mismo mono de caer en sus redes que la heroína.
Las cuatro historias tienen como tema central la droga, vista ésta desde distintas perspectivas. Cada uno es dueño de su droga y de su vida, cada uno afronta la adicción de una manera diferente. Sin embargo, sus adicciones tienen el mismo fin común: la frustración del ansiado sueño americano. Para Aronofsky el sueño americano está extinto, es por eso que su película nos exhibe el combate nocivo de sus victimas por llegar a él sin éxito alguno, obviamente.
Echando a una mirada a lo que da visualmente en sí la cinta, hay que reconocer que bebe en parte de la genial cinta de Danny Boyle, 'Trainspotting' (1996). De todos modos, y a diferencia de ésta, Aronofsky se opone a situar al espectador en una actitud objetiva. 'Réquiem por un sueño' está rodada en ese apartado de lo subjetivo y alucinógeno, recogiendo una sensibilidad visual única. El filme elabora un curioso entramado de elementos, cargando de un estilo muy peculiar al trabajo de Aronofsky.
En cuando a la tarea que los actores despliegan frente a la cámara, sólo decir que es excelente, todos convencen gracias a unas interpretaciones maravillosas. Destacar el papel que le dieron a Ellen Burstyn como la madre tarada del protagonista y adicta a las pastillas para adelgazar, ya que es sorprendente. Si tuviéramos que elegir uno de los principales motivos para ver el filme, sin lugar a dudas sería éste uno de ellos debido a su esquizofrénica interpretación.
La mejor justificación para ver esta película, más allá de sus perspicaces ideas, de su contagiosa banda sonora, del pasmoso empleo de la subjetividad, del marcado estilo o de las soberbias interpretaciones; es el perfecto equilibrio de la cinta entre el terror y una gran comedia judía. Una película que no hay que perderse y que deja el mismo mono de caer en sus redes que la heroína.