Ciencia-ficción que corre a cargo de Kathryn Bigelow, la ex de Cameron (de ahí la temática y la pasta que se han dejado) y primera directora en ganar el Oscar. Un thriller que se desenvuelve en las calles de Los Angeles el día de fin de año de 1999, aunque aún me sigo preguntando de el porqué de esa peculiar fecha. Igual por el '95 había llegado el rumor del "efecto 2000" y aprovecharon a atraer a la gente que se había visto el tráiler o leído su argumento. Supongo que para dar más pie a las masas -frikis- alteradas por el cambio de milenio, pero apenas indagan en ello.

Bueno, el caso es que tenemos ante nosotros una historia de tintes futuristas en la que un sensacional Ralph Fiennes se define a sí mismo como "el Santa Claus del subconsciente" (mola esa frase), ya que a través de un aparatejo conectado a la cabeza y un pequeño CD, una persona puede sentir al 100% una situación ajena a él. De ahí dije antes que se nota un poco la influencia de Cameron, porque el estilo se asemeja a 'True Lies' y eso de vivir sensaciones en cuerpos ajenos al tuyo lo hemos visto hace nada en su hipertaquillera 'Avatar', aunque cogido con pinzas claro.

Todo marcha bien pero falla algún diente en la rueda. La historia se turba demasiado entre idas y venidas en los callejones de Los Angeles y en ocasiones los puntos de humor (malísimos) ponen en duda su profesionalidad como thriller. Al fin y al cabo, todo queda en una americanada noventera de las buenas, adelantada en su día por el nivel técnico, pero cayendo en los mismos errores del cine yanki de acción al uso. Los típicos giros de guión en este tipo de género la han salvado de la quema, pero lo cierto es que se hacen largas sus -casi- dos horas y media y que hay escenas en las que se te queda cara de gilipollas al ver tanta inventada y tanta frase lapidaria. Creo que un 7 la viene algo grande.