Que se lo digan a Ashley Judd, actriz por la que me he acercado a este filme de discutida calidad. Leída la sinopsis, me esperaba algo tirando al suspense, pero pronto descubrí que estábamos ante una de juicios y militares. "Algunos hombres buenos" versión barata.

No digo que sea un producto mal hecho o poco satisfactorio, muy a pesar de que es perfectible en amplios aspectos como el guión, la dirección o una historia que se ve venir, pero "Toda la verdad" funciona como lo que es: una película tipo de Hollywood. De esas que te aseguran cierto nivel, en cuanto a entretenimiento y caras conocidas, pero de las que jamás hay que esperar mucho más.

Su mayor baluarte es una Ashley Judd que, por aquellos tiempos, era de una de las actrices más monas del panorama, aunando carisma y talento y que su manía de cumplir años la llevó al ostracismo. Al contrario, a Morgan Freeman, contra más viejo, más películas. Y en lo que a mi respecta, contra más le veo, menos me gusta. Mucho mejor están Jim Caviezel y Adam Scott.

Lo que le falla a "Toda la verdad", impidiéndole ser una película recomendable, es el hecho de centrarse en la trama judicial por encima de la emocional, que sólo aparece en los últimos instantes y es, precisamente entonces, cuando la película coge aire. En otras palabras, me aburrió más que otra cosa.