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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
8
Thriller. Drama Adaptación de la novela homónima de Truman Capote. Un honrado granjero de Kansas lleva una vida tranquila con su esposa y sus dos hijos. No puede sospechar ni remotamente que él y su familia van a ser asesinados por dos ex-presidiarios con las facultades mentales perturbadas. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2008
41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
El libro de Capote es puro desasosiego.
Aún así, creo que no pasa de ser marujeo sofisticado y bien narrado.

Jazz, jazz, jazz, los autobuses de la Greyhound, una fotografía impecable y una historia que, con respecto al libro, se precipita a velocidad de vértigo.

Volcar novelas a la gran pantalla es complicado. Pero es que en este caso son 3 los grados de separación:

- La historia real del asesinato de los Clutter
- La narración de Capote en la que llaman la primera novela non-fiction
- La reinterpretación de la novela por Richard Brooks, en la película

Brooks leyó a Capote quien a su vez relató el caso no precisamente desde la distancia. Truman llegó a sentir verdadera atracción por Dick, el asesino, y es evidente que eso se refleja en el libro pero también en la cinta: “soy el típico chico americano”, guapito de cara (un cruce entre Paul Newman y Edward Norton). Un tipo sin escrúpulos, sin remordimientos y sin empatía alguna por el sufrimiento ajeno.

Capote arrojó morbo en su novela. Y aquí es donde la película se desmarca y gana puntos por encima de la obra escrita. Incluso se frivolizan los hechos al musicalizarlos con un jazz pegadizo de contrapunto y contrapunto a su vez de la terrible historia.

En 20 minutos la familia Clutter ha sido barrida del mapa. La velocidad que imprime Brooks es de locos. No hay tiempo para asimilar nada. Los han matado y punto. Es imposible no pensar en lo mucho que profundiza Capote en cada personaje para que en el film apenas te de tiempo a recordar el rostro de la madre. Queda claro: Brooks pasa de Capote.

Perry, el cómplice acomplejado y feillo, identifica a los delincuentes americanos por pertrecharse con una chupa de cuero. Entrando en California comenta “nunca había visto tantas rubias… qué pena no tener unos cuantos pavos”. Representa la crítica al sistema penal americano, que parece medirse a base de tatuajes, algo a lo que Dick responde: “¿Qué pasa con mis tatuajes? ¿Les pregunto yo por sus insignias? Boy Scouts, Masones, alta, baja sociedad… ustedes les llaman clubes a sus insignias: club de pócker, club de tennis, club de ¡váyanse a la mierda!”. “Si. Los convictos nos tatuamos, ¿pasa algo?”.

Y lo mejor de la película, el famoso dilema del prisionero. Si yo confieso pero él no, me lo llevo todo; si confesamos ambos nos repartimos la pena; si no confieso yo y lo hace él, me voy de rositas… “A Sangre fría” es un muy buen recurso para que los profesores de Economía puedan explicar a sus alumnos la teoría de juegos.

Grande la última media hora de película y grande el final. Ya sabéis: “de aquellos que derramen sangre de hombre por el hombre deberá ser derramada su sangre”, sentencia el juez.

Extraña sensación. Creí que pasaría un mal rato con la película como lo pasé con el libro. Por eso considero que Brooks, lo ha hecho mejor que Truman. Y qué gran razón la de Forsythe cuando dice: “qué barato se compraron cuatro vidas”.

Y qué rédito les sacó Capote.
Valkiria
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