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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Drama Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Paul Renard, un joven francés, vive obsesionado por el recuerdo de Walter Holderlin, un soldado alemán al que mató. Después de leer y firmar la última carta de Walter, va a Alemania para hablar con su familia y pedirle perdón. Sin embargo, cuando la localiza y va a hablar con ellos, algo inesperado sucede. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2008
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film de Ernst Lubitsch. El guión, de Reginald Berkeley, Samson Raphaelson y Ernst Vajda, adapta la pieza teatral "L'home que j'ai tué", de Maurice Rostand. Se rueda en Paramount Studios. Producida por Lubitsch, se estrena en "première" el 19-I-1932 (EEUU).

La acción tiene lugar en París y en una pequeña población alemana a partir del 11-XI-1919, primer aniversario del armisticio que puso fin a la IGM. Paul Renaud (Phillips Holmes) es un joven francés, licenciado del Ejército, que vive atormentado por haber dado muerte en el campo de batalla al soldado alemán Walter Holderlin (Tom Douglas). Movido por sentimientos de culpa, decide visitar a los padres de Walter para implorarles perdón.

El film es un drama que formula un emotivo alegato antibelicista, enriquecido con una clara apuesta por la paz y el rechazo del odio, personal e institucional. Paralelamente, Lubitsch construye una brillante alegoría de la redención de la culpa a través de la generosidad, la solidaridad y el amor. El realizador, de 39 años durante el rodaje, es un cineasta reconocido, experimentado e influyente. Éste es su único drama sonoro. Combina elementos nuevos propios de la etapa sonora (diálogos exccelentes) y elementos tomados de la etapa muda (gran fuerza visual). Lubitsch demuestra disponer de una alta sensibilidad para el drama, que desarrolla con lirismo y su singular capacidad de sugerir y conmover. Son escenas memorables la conversación con el cura sobre la culpa y el deber, la conversación en el bar sobre la guerra, la emocionada lectura de la última carta de Walter. Por su visualidad destacan los planos irónicos de los militares de uniforme de gala, con condecoraciones y sables, las expresivas manos temblorosas de la madre al cerrar el bolso en el cementerio y la combinación de planos del desfile militar con planos de lisiados y heridos, físicos y psíquicos, de larga duración. La investigación de la madre sobre las causas por las que Walter pefería las tartas de canela de una vecina a las suyas, es deliciosa y emocionante.

El título ("Canción de cuna interrumpida") hace referencia a un tema de Robert Schumann que inspira la música. Ésta es la segunda adaptación al cine del drama teatral original. La primera, la realizó (1923) René Leprince. La cinta formó parte del paquete de 700 películas que la Paramount vendió (1958) a la Universal en un momento de dificultad.

La música, de W. Franke Harling, describe y sugiere sentimientos acordes con la narración. Es impresionante el solo final de violín. La fotografía, de Victor Milner ("Las tres noches de Eva", Sturges, 1941), ofrece una diligente trabajo de cámara y una original utilización de lances sonoros y visuales como vehículo de comunicación y expresión. Los sonidos bucales con los que el Dr. Holderlin acompaña los tragos de cerveza durante la comida delatan su afán de recuperar para sí y la familia la alegría de vivir. Magnífica interpretación de Lionel Barrymore.
Miquel
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