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Voto de Miquel:
7
6,3
10.986
Drama. Comedia
Leo Macías es una escritora de novela rosa que se oculta tras el seudónimo de Amanda Gris. Obligada por contrato a entregar tres novelas al año, lleva meses incumpliéndolo; en vez de novela rosa le sale negra. Su marido, que es militar, está participando en una misión de paz en Bosnia, pero antes de su partida, la pareja vivía una de sus peores crisis. El aplazamiento de la solución a sus problemas matrimoniales provoca en Leo una ... [+]
29 de enero de 2012
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decimosegundo largometraje de Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 24-IX-1949). El guión, escrito por P. Almodóvar, se inspira en el relato breve “The Lovely Leave” (1943), de Dorothy Parker. Se rueda en escenarios naturales de Madrid y Almagro (Ciudad Real). Es nominado a 7 Goya. Producido por Esther García y Agustín Almodóvar para El Deseo, se estrena el 22-IX-1995 (España).
La acción dramática tiene lugar en Madrid, Almagro y Parla (Madrid) durante la primavera de 1995. Leocadia “Leo” Macías (Paredes) es una escritora de novelas rosa de éxito, que se oculta tras el pseudónimo de Amanda Gris. Después de un período de crisis matrimonial, su marido la abandona y a ella el mundo se le viene abajo. Paco (Arias) es militar de carrera y trabaja en Split (Croacia) al servicio de la OTAN. Betty (Elías), psicóloga de renombre, es la mejor amiga de Leo y la ayuda a encontrar trabajo. Le manda visitar a Ángel (Echanove), un periodista sensible, jefe de la sección de cultura de un diario madrileño, simpático, cinéfilo, algo bebedor y dado a leer melodramas. Leo visita con frecuencia a su hermana Rosa (de Palma), que vive en Parla junto a su madre.
La narración se desarrolla de manera lineal y directa. Focaliza la atención en torno a un personaje central y dominante, cuyo retrato se define con pulcritud y profundidad. Conocedor de la psicología femenina, Almodóvar construye una figura que define con trazos seguros y una amplia riqueza de detalles. En torno a ella desarrolla la historia, que en esta ocasión se presenta menos dispersa y mejor centrada que en otros trabajos. El lenguaje que se usa es más sobrio, contenido y equilibrado que el habitual del realizador. Por lo demás, el relato se enmarca en un contexto más positivo y más grato que el dependiente del agudo pesimismo que informa buena parte de sus películas. Incorpora, además, un personaje masculino tan positivo como el de Ángel, comprensivo, amable, generoso, dispuesto a ayudar a Leo y capaz de echarle una mano.
El film adquiere formas de drama psicológico, emocional y personal, que afecta a la protagonista en términos verosímiles y convincentes. Posiblemente es por ello por lo que el espectador capta su fuerza y su profundidad, se hace cargo de las terribles consecuencias que tiene en el ánimo de la protagonista y es capaz de simpatizar con ella y comprenderla. La magnífica interpretación de Marisa Paredes, la actriz preferida de Almodóvar, lleva al público a constatar el pálpito humano de una mujer que se revela viva, de carne y hueso, real y verdadera. Algunos consideran que en esta ocasión, como en otras cintas de Almodóvar, la actriz entrega algunas sobreactuaciones. Al respecto conviene decir que en todo caso el nivel de la intensidad de la representación está programado, es el que el realizador y la actriz dan por bueno y está puesto al servicio de una dramatización que en su conjunto complace y convence.
(Sigue sin espoileres/aguafiestas)
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La acción dramática tiene lugar en Madrid, Almagro y Parla (Madrid) durante la primavera de 1995. Leocadia “Leo” Macías (Paredes) es una escritora de novelas rosa de éxito, que se oculta tras el pseudónimo de Amanda Gris. Después de un período de crisis matrimonial, su marido la abandona y a ella el mundo se le viene abajo. Paco (Arias) es militar de carrera y trabaja en Split (Croacia) al servicio de la OTAN. Betty (Elías), psicóloga de renombre, es la mejor amiga de Leo y la ayuda a encontrar trabajo. Le manda visitar a Ángel (Echanove), un periodista sensible, jefe de la sección de cultura de un diario madrileño, simpático, cinéfilo, algo bebedor y dado a leer melodramas. Leo visita con frecuencia a su hermana Rosa (de Palma), que vive en Parla junto a su madre.
La narración se desarrolla de manera lineal y directa. Focaliza la atención en torno a un personaje central y dominante, cuyo retrato se define con pulcritud y profundidad. Conocedor de la psicología femenina, Almodóvar construye una figura que define con trazos seguros y una amplia riqueza de detalles. En torno a ella desarrolla la historia, que en esta ocasión se presenta menos dispersa y mejor centrada que en otros trabajos. El lenguaje que se usa es más sobrio, contenido y equilibrado que el habitual del realizador. Por lo demás, el relato se enmarca en un contexto más positivo y más grato que el dependiente del agudo pesimismo que informa buena parte de sus películas. Incorpora, además, un personaje masculino tan positivo como el de Ángel, comprensivo, amable, generoso, dispuesto a ayudar a Leo y capaz de echarle una mano.
El film adquiere formas de drama psicológico, emocional y personal, que afecta a la protagonista en términos verosímiles y convincentes. Posiblemente es por ello por lo que el espectador capta su fuerza y su profundidad, se hace cargo de las terribles consecuencias que tiene en el ánimo de la protagonista y es capaz de simpatizar con ella y comprenderla. La magnífica interpretación de Marisa Paredes, la actriz preferida de Almodóvar, lleva al público a constatar el pálpito humano de una mujer que se revela viva, de carne y hueso, real y verdadera. Algunos consideran que en esta ocasión, como en otras cintas de Almodóvar, la actriz entrega algunas sobreactuaciones. Al respecto conviene decir que en todo caso el nivel de la intensidad de la representación está programado, es el que el realizador y la actriz dan por bueno y está puesto al servicio de una dramatización que en su conjunto complace y convence.
(Sigue sin espoileres/aguafiestas)
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
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El realizador muestra su apego a la lectura a través de las aficiones y la profesión de Leo y, sobre todo, las aficiones de Ángel, su “alter ego” en el film. Muestra su cinefilia a través de Ángel, en cuya boca pone una brillante comentario sobre “Casablanca” (Curtiz, 1942). Demuestra la devoción por su madre, a través de la madre de Leo, a la que dedica atención y cariño. Hace gala de la admiración y amistad que siente por Chavela Vargas, Caetano Veloso, etc. Deja constancia de su rechazo del racismo, machismo, etc.
Desde el punto de vista de la narración, destaca la inserción inicial de una secuencia que sorprende y desconcierta al espectador. La escena en la que dos médicos tratan de explicar a una madre desconsolada la muerte cerebral de su hijo de 16 años constituye un artificio narrativo que sirve para intrigar al espectador y advertirle que debe seguir el relato con atención, si quiere entenderlo cabalmente. Profundiza la fuerza narrativa mediante el uso de símbolos y alegorías, como los botines que aprietan, la escena sobre la muerte cerebral, etc.
El tema central del film vine dado por la exploración del abandono, el dolor, la desesperanza y la desolación que con frecuencia embargan el ánimo del ser humano. Le interesa hablar de la pasión, la pérdida, la soledad y la alegría. Concentra su empeño en la construcción de un drama sobrecogedor, capaz de bloquear las facultades de un ser humano y hundirlo en un infierno de desolación.
Exhibe con orgullo su cinefilia. Evoca situaciones propias de Bergman y cita películas de Wyler, Curtiz, Fassbinder (“Desesperación”), Wilder (“El apartamento”), Cukor (“Ricas y famosas”), Cassavetes (”Noche de estreno”), etc. Muestra con oportunidad y coherencia su apoyo al derecho de huelga, su preocupación por los jóvenes drogadictos y por el paro, su nostalgia de la vida rural, etc.
La banda sonora, de Alberto Iglesias (“La piel que habito”, 2011), aporta una partitura dramática de gran belleza, que crea y potencia ambientes. Añade fragmentos de “Soleá” (Miles Davis), “Ay amor” (Ignacio Villa), “En el último trago” (Chavela Vargas) y “Tonada de luna llena” (Caetano Veloso). La fotografía, de Affonso Beato” (“Todo sobre mi madre”), en color (eastmancolor), compone una visualidad que cautiva la mirada. Se beneficia de una decoración muy cuidada, que se adapta a los distintos ambientes y aporta significados. Juega con los contrastes de colores pálidos y manchas saturadas. La variación de los colores acompaña y expresa el avance del drama. El vestuario de Marisa Paredes es rojo, cuando en su ánimo palpita el amor por Paco, y pasa al azul/morado cuando comienza su calvario para seguir luego con otros colores.
El realizador muestra su apego a la lectura a través de las aficiones y la profesión de Leo y, sobre todo, las aficiones de Ángel, su “alter ego” en el film. Muestra su cinefilia a través de Ángel, en cuya boca pone una brillante comentario sobre “Casablanca” (Curtiz, 1942). Demuestra la devoción por su madre, a través de la madre de Leo, a la que dedica atención y cariño. Hace gala de la admiración y amistad que siente por Chavela Vargas, Caetano Veloso, etc. Deja constancia de su rechazo del racismo, machismo, etc.
Desde el punto de vista de la narración, destaca la inserción inicial de una secuencia que sorprende y desconcierta al espectador. La escena en la que dos médicos tratan de explicar a una madre desconsolada la muerte cerebral de su hijo de 16 años constituye un artificio narrativo que sirve para intrigar al espectador y advertirle que debe seguir el relato con atención, si quiere entenderlo cabalmente. Profundiza la fuerza narrativa mediante el uso de símbolos y alegorías, como los botines que aprietan, la escena sobre la muerte cerebral, etc.
El tema central del film vine dado por la exploración del abandono, el dolor, la desesperanza y la desolación que con frecuencia embargan el ánimo del ser humano. Le interesa hablar de la pasión, la pérdida, la soledad y la alegría. Concentra su empeño en la construcción de un drama sobrecogedor, capaz de bloquear las facultades de un ser humano y hundirlo en un infierno de desolación.
Exhibe con orgullo su cinefilia. Evoca situaciones propias de Bergman y cita películas de Wyler, Curtiz, Fassbinder (“Desesperación”), Wilder (“El apartamento”), Cukor (“Ricas y famosas”), Cassavetes (”Noche de estreno”), etc. Muestra con oportunidad y coherencia su apoyo al derecho de huelga, su preocupación por los jóvenes drogadictos y por el paro, su nostalgia de la vida rural, etc.
La banda sonora, de Alberto Iglesias (“La piel que habito”, 2011), aporta una partitura dramática de gran belleza, que crea y potencia ambientes. Añade fragmentos de “Soleá” (Miles Davis), “Ay amor” (Ignacio Villa), “En el último trago” (Chavela Vargas) y “Tonada de luna llena” (Caetano Veloso). La fotografía, de Affonso Beato” (“Todo sobre mi madre”), en color (eastmancolor), compone una visualidad que cautiva la mirada. Se beneficia de una decoración muy cuidada, que se adapta a los distintos ambientes y aporta significados. Juega con los contrastes de colores pálidos y manchas saturadas. La variación de los colores acompaña y expresa el avance del drama. El vestuario de Marisa Paredes es rojo, cuando en su ánimo palpita el amor por Paco, y pasa al azul/morado cuando comienza su calvario para seguir luego con otros colores.