Logra transmitir la clase de sensaciones que pertenecen a esas épocas primaverales, adolescentes, cuando todo es novedad, y pasan cosas que pueden tener un peso que aún en esa tierna edad estás aprendiendo a calibrar, cuando todo está por pasar, y la vida puede ser amable, o puede herirte. Entonces se empiezan a conocer fortalezas y debilidades según las circunstancias y lo que te rodea.
Un retrato que insinúa esos descubrimientos propios de una etapa, que a veces decepcionan y para edades tempranas pueden marcar, lo que con el tiempo acabas aceptando o rechazando, aprendiendo que son parte de la vida, la que te ha tocado, diferente de quienes te rodean. Adaptarse, luchar, perseguir ilusiones, tomar partido y a veces frustrarse.

Con un estilo biográfico, buen gusto y sin desentonar, la directora logra transmitir ese clima sosteniendo el interés, bien llevado, sin grandes sorpresas, quizás algo previsible pero sin perder el color.
Así nos hace volver unas décadas atrás y el resultado es agradable, refrescante, efervescente.

Gracias al festival de cine italiano en Madrid una vez más por otra entrega de calidad que no decepciona y hace desear seguir disfrutando los días que quedan las próximas películas a cual más buena, con mucho interés e ilusión.