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Voto de Sabino (Diari Menorca):
7
Comedia Película biográfica con toques de comedia sobre el cineasta y artista Guillaume Gallienne. Se centra sobre todo en la estrecha relación que tenía con su madre. Un recorrido por las emociones, los recuerdos y la familia. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) El ‘tripas corazón’ personal de Gallienne y su valiente correspondencia artística…
(-) A pesar de todo, no deja de ser un falsete metacinematográfico individual y poco resonante (al menos fuera de Francia, of course)
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Guillaume Gallienne es uno de los intérpretes más peculiares y prestigiosos de Francia y todo un personaje al otro lado de los Pirineos... Miembro de la Cómedie Française (pertenecer a la gran institución teatral francesa es un privilegio concedido a apenas 500 personas desde el siglo XVII), Gallienne se estrena en la gran pantalla con una adaptación de su propia obra teatral homónima en la que se interpretaba a sí mismo (¡y al resto de variopintos personajes que la poblaban!), relatando su particular odisea de autoafirmación sexual… Lejos de que su temática resultara excesivamente personal, excéntrica e incómoda, ‘Guillaume y los Chicos ¡ A la Mesa!’ (‘Les Garçons et Guillaume, À Table’, 2014) se llevó 5 Césars en la última gala gala de los premios galos, incluyendo mejor película y mejor actor… ¿Otro “intocable” fenómeno francés que asalta nuestras carteleras? Ni tanto ni tan poco…de momento…
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En Francia, lejos de las triunfales comedias costumbristas que explotan el eterno conflicto antagónico, sean entre rico discapacitado blanco y fortachón hijo de inmigrantes africanos, sean entre espabilados sureños y mentecatos del norte (la exportación de este modelo concreto sigue haciendo estragos en las salas de nuestro país), habitan otros modos de acercarse al gran público bajo las coordenadas del cine supuestamente cómico… Aún así, cuesta reconocer los motivos por los que una tragicomedia tan rarita como ‘Guillaume y los chicos ¡A la Mesa!’ (‘Les Garçons et Guillaume, à Table’, 2013) ha encandilado al país vecino y, respaldada por una espectacular cosecha de premios, se planta en nuestro país para intentar reventarnos la taquilla…Su creador, Guillaume Gallienne, ha compuesto un desgarrador y patibulario cara a cara con el espectador cinematográfico, rememorando su particular encuentro con el patio de butacas teatral (todo un éxito en París hace unos añitos, premio Molière incluido), en el que desgrana minuciosamente sus propios conflictos íntimos post-adolescentes, nada convencionales, la gran mayoría relacionados con su identidad sexual y un tormentoso y descacharrante desconocimiento del género al que rendir cuentas…Realmente nos encontramos en las Antípodas de las habituales comedias iniciáticas del tipo “pajillero de instituto conoce chica popular” y otros derroteros semejantes…
Gallienne no se corta un pelo a la hora de exponerse y contar una concienzuda serie de anécdotas autobiográficas sobre su confuso despertar sexual y su nada convencional entorno familiar, de manera que el espectador pueda sentirse tan halagado de ser partícipe privilegiado de tan grotesca intimidad como agredido ante semejante visceralidad confesional… Sin escándalos ni manierismos inútiles, el polifacético artista huye de la pornografía emocional –del estilo ‘Arirang’ (2011) de Kim Ki-Duk- para proponer, utilizando el símil del cine para adultos, puro (y lúdico) erotismo de lo autobiográfico, una ensoñación de sí mismo tan repleta de ternura como de cariñosa osadía -salvando las distancias, un poco al estilo de Paco León y su ‘Carmina y Revienta’ (2012)- y cuyo conflictivo punto de inflexión personal acaba sonando a auténtica poesía; un lirismo íntimo, surgido de las entrañas, que fluye entre el melodrama y la comedia más burlona…
Paradójicamente, el dramático traslado del hombre orquesta teatral a la gran pantalla se salda con una más que notable eficacia y el (reducido, menudo, pero altamente satisfactorio) espectáculo cinematográfico merece la pena más allá del portento interpretativo de Gallienne (que también se reserva la interpretación de su madre, en un atrevido y difícil juego de identidades metalingüísticas)… Gallienne confiesa que en su inspiración teatral siempre ha querido reflejar el cine de genios como Woody Allen, Pedro Almodóvar, Ernst Lubitsch o Billy Wilder, por lo que el difícil trago de reelaborar cinematográficamente lo expuesto en las tablas parisinas es menos traumático, se supone…Aún así, representar en celuloide lo ya representado en el teatro es (y siempre será) un complicado conflicto de intereses, en el que el cine se lleva la peor parte; el debutante Gallienne elude esta problemática con inaudita soltura, aunque uno no puede dejar de imaginarse el infinito calado sentimental que es tener al actorazo en cuestión multiplicado en personajes mil, salpicándote en la cara las crueldades y miserias vividas, vestido y pintarrajeado como su propia madre y dudando entre vestidos o corbatas… Por suerte (o por desgracia, como es el caso), hay cosas que el cine jamás podrá trasmitir como lo hacen las bambalinas… Como dijo aquel, nadie es perfecto…
Sabino (Diari Menorca)
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