Media votos
5,6
Votos
7.997
Críticas
313
Listas
298
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de José (FullPush):
9
7,9
171.660
27 de abril de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de mis películas favoritas...
El porqué más relevante vienen a ser las fechas en que la vi por primera vez, perdido del mundo, sin rumbo fijo ni personalidad definida, sumergido en la turbia adolescencia, todavía descreído y cínico para con todo. Bien, tampoco es que un servidor haya cambiado por completo, entre otras cosas gracias al visionado de esta cinta, aunque no quisiera restarle méritos a lo conseguido por Mendes, que fue abrirme los ojos, tanto da si mucho o poco (es algo que se debe valorar). Así, gracias a un trabajo de guión redondo, el estilo detallista y sugerente de Sam, con una cámara que acaricia cuanto se cruza en su trayectoria rectilínea, imprime a la historia un cariz tentador y fascinante, consiguiendo que, por tosco que sea lo mostrado (desilusión, hastío existencial, acomodamiento mal entendido, sometimiento a las formas predominantes, deseos y sentimientos que se ahogan, curiosidad confundida, fingimiento por saber, etc.), todo se asimile como parte intrínseca del mundo y de la vida, construyendo así no sólo una crítica de una lucidez ya contrastada, sino una lección vital perenne. Si bien es cierto que algunos pasajes no es que sean muy sutiles, ¿desde cuándo los americanos lo han sido?
Basta ver una bolsa en movimiento, no obstante, para reconocer un algo de poético en esta oscura representación teatral, en que comedia y tragedia se dan la mano con una complicidad pocas veces experimentada en una pantalla de cine.
Qué frágiles nosotros movidos por el mundo como bolsas sin destino. Qué plásticos. Qué bellos.
El porqué más relevante vienen a ser las fechas en que la vi por primera vez, perdido del mundo, sin rumbo fijo ni personalidad definida, sumergido en la turbia adolescencia, todavía descreído y cínico para con todo. Bien, tampoco es que un servidor haya cambiado por completo, entre otras cosas gracias al visionado de esta cinta, aunque no quisiera restarle méritos a lo conseguido por Mendes, que fue abrirme los ojos, tanto da si mucho o poco (es algo que se debe valorar). Así, gracias a un trabajo de guión redondo, el estilo detallista y sugerente de Sam, con una cámara que acaricia cuanto se cruza en su trayectoria rectilínea, imprime a la historia un cariz tentador y fascinante, consiguiendo que, por tosco que sea lo mostrado (desilusión, hastío existencial, acomodamiento mal entendido, sometimiento a las formas predominantes, deseos y sentimientos que se ahogan, curiosidad confundida, fingimiento por saber, etc.), todo se asimile como parte intrínseca del mundo y de la vida, construyendo así no sólo una crítica de una lucidez ya contrastada, sino una lección vital perenne. Si bien es cierto que algunos pasajes no es que sean muy sutiles, ¿desde cuándo los americanos lo han sido?
Basta ver una bolsa en movimiento, no obstante, para reconocer un algo de poético en esta oscura representación teatral, en que comedia y tragedia se dan la mano con una complicidad pocas veces experimentada en una pantalla de cine.
Qué frágiles nosotros movidos por el mundo como bolsas sin destino. Qué plásticos. Qué bellos.