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Voto de José (FullPush):
8
Ciencia ficción. Drama. Comedia En un extraño y deprimente universo futurista donde reinan las máquinas, una mosca cae dentro de un ordenador y cambia el apellido del guerrillero Harry Tuttle (Robert de Niro) por el del tranquilo padre de familia Harry Buttle, que es detenido y asesinado por el aparato represor del Estado. El tranquilo burócrata Sam Lowry (Jonathan Pryce) es el encargado de devolver un talón a la familia de la víctima, circunstancia que le permite ... [+]
29 de noviembre de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras adentrarme, sin suerte, en los fueros de 'Miedo y asco en Las Vegas' (porque, tíos, eso es otro mundo) me picó la curiosidad y quise probar suerte con 'Brazil', otra de esas películas de culto, que se dice; por ver si a mí también me lo parecía o la droga que olvidé tomar cuando vi la primera cinta mencionada debía ser un requisito igualmente en este otro ejemplo de cyberpunk surrealista firmado por Gilliam, un tipo, qué duda cabe, peculiar. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré a mí mismo disfrutando como un tonto de tanta bizarrada y desvarío. Esta vez sí, esta vez tu mundo me convence, chavalote, esta vez la esquizofrenia paranoide que debe andar en tu cabeza tuvo su porqué y su correcta aplicación y puesta en escena: la noto, la siento y formo parte de ella, ¡es una puta droga! Y ahí está, precisamente, el quid de la cuestión, que de nuevo era un tema de adicciones. Se entiende, pues, que haya quien sude pollas de lo que aquí se expone (iba a decir narra pero me entraba la risa floja).

En todo caso, quien consiga desatarse y lanzarse a la vorágine de extravagancia e incoherencia disfrutará, como yo, de lo lindo con esta especie de Lynch en plan flipado, si es eso posible. Igualmente oscuro pero con mucha cachondería (licencia del lenguaje) encima, por lo que las risas están aseguradas, tal es la acumulación de sobradas... Joder, es recordar la peli y dibujar una sonrisa. Ahora bien, que mala leche también tiene el director, y si hay que repartir se reparte, y si hay que señalar según qué idioteces muy nuestras, de la especie humana y su imparable evolución hacia el Estado y la personalidad mononeuronales, pues se hace, con salero de sobra pero se hace. El final es apoteósico en ese sentido. Así que terminar únicamente subrayando lo cojonudo de su ambientación (de 10), lo cojonudo de sus actores (tanto el personaje principal, un lerdo entrañable, como todos y cada uno de los secundarios, ninguno puesto de pegote) y, por último, lo molón, qué sé yo, de toda la peli en general, que es un puntazo detrás de otro. Si te ves capaz de sobrellevarlo, ya sabes. A disfrutar. O intentarlo.

PD. Por si no lo había dicho, aún no le encontrado el sentido a unas cuantas cosillas y dudo bastante que lo tenga. "Whatever", que diría Terry Gilliam. Capullaco...
José (FullPush)
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