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España España · Palma de Mallorca
Voto de Innisfree:
6
Ciencia ficción. Thriller Adaptación de High Rise, novela publicada por J.G. Ballard a mediados de los años ‘70. La historia narra la llegada del doctor Robert Laing a la Torre Elysium, un enorme rascacielos dentro del cual se desarrolla todo un mundo aparte, en el cual parece existir la sociedad ideal. Pero secretamente, el recién llegado se sentirá perturbado ante la posibilidad de que este orden utópico no sea tal. Sospechas que rápidamente serán corroboradas ... [+]
30 de abril de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por el principio. Tenemos un planteamiento primariamente simple: nos hallamos en una aparente realidad utópica, o distópica según se mire, en la que un doctor llega a un edificio que parece ser la panacea utópica del populacho en la sociedad. Fácil de entender, ¿verdad? Bien, pues estas dos líneas de sinopsis casera están satinadas con un cúmulo caótico de imágenes y cambios de modalidad de fotografía no aptos para cinéfilos de andar por casa. E ahí el problema.

Recuerda al maravilloso planteamiento que se hizo en la notable película de Joon-ho, "Rompenieves", en el que la muchedumbre se hallaba en la parte trasera del tren y, a medida que ibas avanzando vagones, veías como los excesos, la riqueza y la pomposidad aumentaban proporcionalmente. Algo así pasa en "High-Rise", solo que de manera vertical: en la parte de abajo del edificio, te encuentras con el populacho, la llamada "clase baja": trabajadores, familias numerosas que les cuesta llegar a fin de mes... Vas subiendo, y el nivel va aumentando. Te encuentras con doctores, empresarios, jóvenes que han chupado del bote por que papá y mamá trabajaron para ser ricos y ellos lo han heredado y viven la vida sin trabajar presumiendo de arrogancia y no exentos de mostrar cuadros psicológicos en los que la prepotencia ocupa la, prácticamente, totalidad de éste... Lo típico. Pero la manera en que se presenta éste planteamiento es donde chirría la película. Ben Wheatley peca de esnob y nos ofrece un producto obtuso y poco accesible, con ciertos toques de genialidad que se ven menguados por tomas y tomas de pura paja visual que pretende crear una impresión estética sobre el espectador sin un éxito abrumador.

De manera que, a fin de cuentas, ¿con qué nos encontramos? Con un producto interesante y aparentemente fresco, que se va oxidando a medida que avanza el metraje. Con una fotografía genial y caótica a partes iguales, que nos enmarcan en un ambiente utópicamente distópico (o viceversa). Con un interesante Tom Hiddlestone, un sorprendente Luke Evans y un ya más que requeteconocido Jeremy Irons. Y, finalmente, con un guión que, más que guiar al espectador para entender el mensaje de la película, lo ahonda más en un paradigma de incertidumbre y en una estampa de incognoscencia.

Si te gustan los resultados obtusos, caóticos, entramados, liados y, a primera vista, complejos, te la recomiendo. Si no, vete escogiendo otra película para ver.
Innisfree
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