Contar con franqueza lo insignificante que puede sentirse alguien ante su salud y su deber, una búsqueda de equilibrio y metas cuando la noche elimina todo el trabajo del día anterior describiendo la religión y los personajes del pueblo, un cura que se toma sus tareas con atrevimiento promueve una visión de la humanidad triste y abandonada, sin compasión ni comprensión por parte del poder, el mal espíritu fuerza a no tener tiempo para rezar, un retiro de dolor y de aguante para hacer frente a la injusticia.

La preocupación es un tormento que agita y que encoge, noches horribles sin esperanza, nada en el pasado, un muro negro en el futuro, Dios se aleja mientras unos delicados síntomas patológicos describen las sensaciones psicológicas del personaje, la debilidad mental que se transforma en una ilusión por la que pasan los Santos en medio de un silencio que define que no hay obstáculos, que no hay nada, "Diaro de un cura rural" tiene notas de aviso y extaños accidentes que quedan en nada, que sólo se preocupa de la moral hasta perder la fe.

El sufrimiento del "Dios juzga a los justos", hacer frente al dolor en pequeños capítulos de confidencias para plantear el transtorno de la influencia de las personas en él, cuando debería ser al contrario, se trata de una historia sencilla e inconexa, algo así como un diario dónde se reflejan consecuencias de la lucha del amor y el odio hasta fundirse con límites abstractos, y es que grandes temas no pueden tener ideas claras, todo planteamiento conlleva dudas y éstas a la paz, y a la muerte.

Cada capítulo resume aspectos útiles y dañinos de las personas resumidos en la vergüenza o el honor para responder sobre quiénes son, hay quien siempre encuentra a alguien a quien odiar yproque se odian a sí mismas, hay quien es prisionero de su santa agonía, hay quien teme a la verdad y quien vive de la opinión pública, la vida de este personaje puede ser ese secreto perdido que se encuentra y se vuelve a perder, puede ser el silenco del cáncer en un caprichoso estómago, es la pureza y la frescura, es la vida sin alternativa, es la vida de un moribundo que busca la absolución ante un rosario para tranquilizarse y sonreir, para transmitir con lentitud unas palabras: "Qué importa, todo es gracia"