Ha resultado ser una película con un "humor" rancio, previsible, y nada inteligente, casposo hasta la saciedad a pesar de pretender forzosamente ser fresco. No resulta ni siquiera entretenida, ni una risa, ni una, incluso en ocasiones se hace aburrida y pesada. No entiendo cual es la vara de medir que tiene Carlos Boyero, debe ser que vive en otra dimensión, porque esto desde luego no tiene explicación.

Pero lo realmente triste es que se trata de una película que pretendía proyectar una imagen de apoyo al movimiento feminista, más precisamente cuando su estreno vino casi de la mano del día 8 de marzo más sonado de la historia, el gran Día de la Mujer donde todo el país se ha visto volcado. La imagen de una mujer empoderada que tomaba de una vez por todas las riendas de su vida.

Pero nada más lejos de la realidad, porque con lo que nos encontramos es con una película que forzando un humor burdo, malo, machista y superficial como para tratar de mofarse del humor y de las situaciones machistas (creyendo Santiago Segura que está en un nivel de concienciación como para hacerlo...), y precisamente peca de machista hasta el cuello en todo aquello que no es lo superficial y el chiste fácil, sino en lo sutil, en lo que ha hecho sin darse cuenta metiendo la pata hasta el fondo, y así es como el director se ha delatado así mismo mostrando su falta de conocimiento del movimiento feminista y mostrando así su verdadera cara e intención con la película: que solo ha venido aquí a hacer caja y llenarse los bolsillos, que ha hecho un esperpento de película usando la ola informativa que hay actualmente con la temática de la desigualdad y el feminismo, y que este pobre Santiago Segura se ha dejado ver el plumero de machista que realmente es... en fin... muy muy triste.

Vergüenza ajena me produjo durante los 87 minutos que duró, que por cierto, se me hicieron eternos, qué plasta de verdad, qué cutrez de película, no vayan por favor.