En este fiero mundo en el que, hoy, los dos más famosos mandatarios juegan como chicos delante de la televisión, y Putin le regala a Trump un balón del mundial para que lo ponga en su despacho de la Casa Blanca, sin que pueda advertir que lleva un microchip y así los rusos le podrán espiar todo el día, lo que Fallout nos ofrece entra, y no sólo entra, si no que encaja perfectamente en lo factible que pueda suceder por increíble que nos parezca, allá en los lugares más variopintos del mundo. Más que claro, cristalino.

No voy a decir más que 4 colegas en Cachemira para los 15 minutos más frenéticos vistos en éste y muchos veranos anteriores. Tom lleva 6 películas con el FMI y a este paso es fácil que empate en misiones con las del JB más longevo, que cada vez se le van dando un aire más aproximado, aunque tenían otro encanto, ya lo sé. Observaremos que las misiones de Misión Imposible van perdiendo un poco el aire de tensión encerrada en cubículos increíbles, para acercarse más a la aventura pero sin perder por ello la clásica contrarreloj final y el fiel equipo de colegas.

Una misión bien explicada con el malvado y pulcro Solomon, esta vez a lo Rasputín, para enlazar con la anterior, y los personajes más malvados, los Apóstoles, para suponer otra continuación. Incluso una representación étnica de un triste episodio de los atentados de París: un asesino apuntando a una pobre policía, para situar así claramente los bandos del bien y del mal. Necesitamos un Ethan Hunt a nuestro lado, está claro. Aficionados a las misiones imposibles: Adelante con ella sin dudarlo. Con efectos especiales asombrosos, por supuesto, para eso está la técnica, no te joroba, si no te gustan vete a ver pescar a un pantano. Tom se lesionó rodando, eso demuestra que es un tío honrado, sí señor, a pesar de los efectos. Espectacular, para estar con los ojos puestos en la pantalla fijos todo el rato.