Estuve renuente a ver el último documental sobre los ensayos de Michael Jackson, dado que pensé en un primer momento que era otro recurso publicitario más para sacar beneficios de la reciente muerte de éste famoso cantante. Además, las excentricidades del personaje, y sus escándalos vinculados a su sexualidad ambigua y un trato poco claro con los niños, me hacían al personaje un tanto antipático. No obstante, This Is It, es algo completamente distinto a lo esperado. Apartando el tributo/homenaje que representa, en mi caso significó el redescubrimiento de un artista talentoso y trabajador, muy distinto al que los medios de comunicación han presentado. Este Michael Jackson que presenta Kenny Ortega es algo sorprendente. Un artista completo casado con su arte, con una abnegación por la perfección y a la vez sin las poses del divo incorregible, al contrario, dada su fama, hasta nos pareció de una sencillez y modestia poco usual en el show bussines. Su muerte repentina puede explicarse como un suicidio ante un medio “familiar” caótico y desaprensivo ante las necesidades afectivas de un solitario e inseguro, tal como imaginamos lo que puede haber representado la vida privada de Michael Jackson.

Michael Jackson tuvo un fin trágico y repentino de la misma forma que Elvis Presley con quién compite por el reinado absoluto dentro de la música pop. Yo diría que hay dos reyes, uno cuyo reinado estuvo presente en los primeros cincuenta años del siglo XX, y otro, el reinado de Michael Jackson, en la otra segunda mitad del siglo XX.

Me quito el sombrero ante éste genio talentoso de la música, que por respeto a sus seguidores, estuvo preparando un regreso por la puerta grande a los cincuenta años de edad, sin escatimar sacrificios y esfuerzos en el plano personal y físico, por ser capaz de brindar lo mejor de sí y ser consecuente con su propia leyenda.