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Voto de CuchiCuchi:
3
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5,7
309
Drama
Después de trabajar diez años como ingeniero de minas en Chile, Roger Slade (Lloyd Nolan) regres a Carmel (California) con su esposa Leah (Dorothy McGuire) y su hija de 17 años Susan (Connie Stevens). Durante la travesía en barco, la jovencita conoce al heredero de un magnate que se enamorará de ella. Intensa película dramática que destaca por la magistral fotografía y las espléndidas interpretaciones de los actores. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2010
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era navidad, en la salita de mi tío Carlos, con mi familia materna reunida viendo una peli. Yo era un niño, pero ya había pasado la etapa del descubrimiento de que había un grupo de mujeres que podían atraer mi curiosidad a pesar de no parecerse a mamá, como mi prima mayor Mónica, a la que hace 20 años que no veo, por cierto. Un saludo si lees esto, Mónica, me lo pasaba muy bien perdiendo a las damas contigo.
La protagonista, una rubia melosa con cierto parecido a mi prima Mónica, estaba contemplando arrobada su retoñito en la cunita cuando, sin previo aviso, se lanzó a cantar, con violines de acompañamiento. Hay que aclarar que aquello no era una película musical.
Me cogió por sorpresa y no pude evitar la carcajada. Me entró una risa imparable, ruidosa y compulsiva.
Me echaron de la salita, condenado a la cama. Todos estaban indignados menos Mónica, que, yo la veía, estaba divertidísima con la situación. Al día siguiente me comunicó, la muy malvada, que me había perdido lo mejor, una escena aún más memorable.
Bien, gracias a aquella escena descubrí que el humor es un arma eficaz, demoledora y también peligrosa, hallazgo que me ha sido muy útil en mi adolescencia y en el resto de vida.
La protagonista, una rubia melosa con cierto parecido a mi prima Mónica, estaba contemplando arrobada su retoñito en la cunita cuando, sin previo aviso, se lanzó a cantar, con violines de acompañamiento. Hay que aclarar que aquello no era una película musical.
Me cogió por sorpresa y no pude evitar la carcajada. Me entró una risa imparable, ruidosa y compulsiva.
Me echaron de la salita, condenado a la cama. Todos estaban indignados menos Mónica, que, yo la veía, estaba divertidísima con la situación. Al día siguiente me comunicó, la muy malvada, que me había perdido lo mejor, una escena aún más memorable.
Bien, gracias a aquella escena descubrí que el humor es un arma eficaz, demoledora y también peligrosa, hallazgo que me ha sido muy útil en mi adolescencia y en el resto de vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Al cabo de tantísimos años he identificado casualmente la película, el otro día la pusieron en la tele. Se trata de “Susan Slade”, y mira por dónde es de Delmer Daves, un director que tiene muy buenas películas. La rubia cantarina resultó ser Connie Stevens.
Y la escena a la que se refería mi prima Mónica por fin pude verla. El nene se escapa de la cuna, se pone a juguetear con un encendedor que su mamá ha colocado estratégicamente al efecto y acto seguido aparece envuelto en llamas convertido en un muñeco Nenuco.
Qué gran, qué gloriosa, qué liberadora carcajada.
Y la escena a la que se refería mi prima Mónica por fin pude verla. El nene se escapa de la cuna, se pone a juguetear con un encendedor que su mamá ha colocado estratégicamente al efecto y acto seguido aparece envuelto en llamas convertido en un muñeco Nenuco.
Qué gran, qué gloriosa, qué liberadora carcajada.