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Voto de Alien:
8
5,8
13.945
Ciencia ficción. Drama
Una misteriosa mujer (Scarlett Johansson) deambula por las calles de Escocia, arrastrando a hombres solitarios y confiados a un destino fatal... Adaptación surrealista de la novela homónima de Michel Faber. (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado 10 de julio de 2020 llegaba a los cines de España la película de Jonathan Glazer titulada Under the Skin y que protagoniza Scarlett Johansson. La cinta, basada en la novela homónima de Michel Faber, es del año 2013 y es ahora cuando hemos podido ver esta rareza olvidada de la ciencia ficción.
Under the Skin es una película fácil de seguir si nos referimos a la trama, a excepción de aquellas escenas más abstractas donde el espectador debe intentar dar sentido a lo que está observando, por lo que sumergirse en esta historia es imprescindible para poder disfrutarla. Por ello, lo que sí puede resultar más complicado es verla y entrar en esta propuesta que el director nos ofrece, porque la película está realizada de una forma que puede incomodar a buena parte del público, desde su atmósfera hasta la ausencia de grandes diálogos, pasando por la propia banda sonora –compuesta a medida con el tono y atmósfera de la película–, el aspecto “sucio” o inquietante de los ambientes, las secuencias más indefinidas que pueden dar lugar a diversas interpretaciones y, por supuesto, su ritmo altamente pausado. Por ello, es comprensible que haya espectadores que no conecten con esta obra, pero los que sí llegan a adentrarse en ese universo podrán disfrutar de una buena experiencia que, si bien está lejos de ser una obra maestra –aunque sí de culto–, hará satisfacer a esos espectadores que van en busca de algo diferente a lo que normalmente se pueden encontrar en las salas de cine.
Me es imposible recomendar esta película porque es de este tipo de cine que soy incapaz de sugerir a no ser que conozca bien a la persona que quiero que la vea. Pero sí animo a que tengan curiosidad y le den una oportunidad. Porque una película que “mostrando tan poco” me haya dicho o hecho reflexionar sobre lo que en la zona spoiler comento, ya me resulta merecedora de tenerla en cuenta. A mí personalmente este tipo de rarezas –las que tienen buena intención y no tienes sensación de que te toman el pelo– me suelen gustar por el riesgo que conlleva sacar adelante una película así. Y si, además, contamos con la presencia de Scarlett Johansson, pues mejor, porque en esta película vuelve a demostrar que es una actriz que puede adaptarse a proyectos muy diferentes entre sí y Under the Skin no es ninguna excepción. Además que su interpretación es muy buena, adoptando al personaje esa indiferencia necesaria, esa carencia de sentimientos y sensibilidad e incluso esa inexpresividad en algunas ocasiones que realmente hace parecer que no sea humana.
Under the Skin es una película fácil de seguir si nos referimos a la trama, a excepción de aquellas escenas más abstractas donde el espectador debe intentar dar sentido a lo que está observando, por lo que sumergirse en esta historia es imprescindible para poder disfrutarla. Por ello, lo que sí puede resultar más complicado es verla y entrar en esta propuesta que el director nos ofrece, porque la película está realizada de una forma que puede incomodar a buena parte del público, desde su atmósfera hasta la ausencia de grandes diálogos, pasando por la propia banda sonora –compuesta a medida con el tono y atmósfera de la película–, el aspecto “sucio” o inquietante de los ambientes, las secuencias más indefinidas que pueden dar lugar a diversas interpretaciones y, por supuesto, su ritmo altamente pausado. Por ello, es comprensible que haya espectadores que no conecten con esta obra, pero los que sí llegan a adentrarse en ese universo podrán disfrutar de una buena experiencia que, si bien está lejos de ser una obra maestra –aunque sí de culto–, hará satisfacer a esos espectadores que van en busca de algo diferente a lo que normalmente se pueden encontrar en las salas de cine.
Me es imposible recomendar esta película porque es de este tipo de cine que soy incapaz de sugerir a no ser que conozca bien a la persona que quiero que la vea. Pero sí animo a que tengan curiosidad y le den una oportunidad. Porque una película que “mostrando tan poco” me haya dicho o hecho reflexionar sobre lo que en la zona spoiler comento, ya me resulta merecedora de tenerla en cuenta. A mí personalmente este tipo de rarezas –las que tienen buena intención y no tienes sensación de que te toman el pelo– me suelen gustar por el riesgo que conlleva sacar adelante una película así. Y si, además, contamos con la presencia de Scarlett Johansson, pues mejor, porque en esta película vuelve a demostrar que es una actriz que puede adaptarse a proyectos muy diferentes entre sí y Under the Skin no es ninguna excepción. Además que su interpretación es muy buena, adoptando al personaje esa indiferencia necesaria, esa carencia de sentimientos y sensibilidad e incluso esa inexpresividad en algunas ocasiones que realmente hace parecer que no sea humana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ordenando un poco las ideas que me iban sugiriendo en el cine, mi interpretación sobre todo lo que cuenta Under the Skin es la siguiente:
Tras asistir de forma escueta a la transformación de una alienígena que aprende a hablar y toma aspecto de una mujer humana (Scarlett Johansson), observamos que se viste y maquilla para fortalecer su atractivo y comenzar a seducir hombres para llevarlos a un fatal destino. Para que esta misión resulte exitosa, Scarlett pregunta a sus candidatos si viven solos, si tienen amigos, si se van a ver con alguien, etc. De este modo, como estos hombres van a desaparecer, nadie les echará en falta y la misión no correrá peligro alguno.
Dicho esto, hablemos de las escenas donde los hombres encuentran su final. La puesta en escena es tan simple como inquietante, un espacio de fondo negro donde vemos a Scarlett y su presa. Ella se despoja de su ropa y él, hipnotizado, se va acercando a ella pero se hunde y queda atrapado en el subsuelo. En ese mismo momento el espectador puede tratar de averiguar el objetivo de toda esta trama de hacer desaparecer hombres. Seguimos en fondo negro y observamos lo que parece ser una cinta transportadora llena de sangre –quizá los restos de todas las víctimas–. La pregunta es: ¿para qué? Se me ocurren dos opciones: o bien las alienígenas nos están estudiando en profundidad o bien les servimos como alimento. Y hasta aquí llegamos al final de esta parte de la trama. Para mí, lo realmente interesante es lo que llega a continuación: el cambio de actitud del alien Scarlett.
A partir de aquí, el personaje de Scarlett comienza a desarrollar cierta empatía por el mundo desconocido que la rodea. Su cambio total llega cuando invita a subir a su furgoneta a un hombre cuya cara está deforme –síndrome de Proteus– pues, al igual que ella, este hombre es para este mundo, de una u otra manera, un extraterrestre. Por eso, después de seguir los mismos pasos que con los anteriores hombres, Scarlett decide dejarlo libre –aunque el motorista que vimos al principio de la película termine acabando con él, pues ha visto demasiado como para dejarlo con vida–. Así, Scarlett ha traicionado a su raza. ¿Por qué? Ella es una simple trabajadora que forma parte de una misión y está supervisada continuamente por el motorista –que es otra alienígena– para controlar que todos los objetivos se cumplen. Scarlett solo actúa según los propósitos de su raza y carece totalmente de cualquier sentimiento hacia nosotros. Y justo cuando florece esa curiosidad o empatía por nuestro planeta y la gente se rebela contra los suyos y abandona la misión en búsqueda de una nueva vida, la aceptación de su nuevo cuerpo –o piel– e intentar adaptarse a su nuevo mundo.
Scarlett intenta entonces socializarse, alimentarse, observar y aceptar su cuerpo, mantener relaciones sexuales…Pero todo es un fracaso porque no está hecha para este lugar. Esa incapacidad de adaptación hace huir al personaje de Scarlett, adentrándose en un bosque donde un hombre, aparentemente amable, le hace algunas preguntas –recordándonos a la propia Scarlett cuando se iba de “caza”–. Más tarde este hombre intenta abusar sexualmente de ella y, por la violencia y fuerza ejercida, la piel del alien comienza a abrirse. Y aquí los espectadores vemos la apariencia real de Scarlett. El hombre, asustado, la rocía con gasolina y la termina quemando. Ella muere.
Un final que me sugiere la gran dificultad que tiene adaptarse a este mundo, los obstáculos que nos vamos encontrando a lo largo de la vida, lo incomprendidos que a veces podemos llegar a ser y también lo difícil que es comprender a los demás. Y ya puedes ser una alienígena –como Scarlett– o un hombre de este mismo mundo –como el individuo deforme– que la vida no te lo va a poner nada sencillo. Incluso por rizar el rizo, son hasta los malvados –la persona que intenta violar al personaje de Scarlett– los que quedan al final como los héroes de la historia, pues ha eliminado una amenaza para su raza.
Tras asistir de forma escueta a la transformación de una alienígena que aprende a hablar y toma aspecto de una mujer humana (Scarlett Johansson), observamos que se viste y maquilla para fortalecer su atractivo y comenzar a seducir hombres para llevarlos a un fatal destino. Para que esta misión resulte exitosa, Scarlett pregunta a sus candidatos si viven solos, si tienen amigos, si se van a ver con alguien, etc. De este modo, como estos hombres van a desaparecer, nadie les echará en falta y la misión no correrá peligro alguno.
Dicho esto, hablemos de las escenas donde los hombres encuentran su final. La puesta en escena es tan simple como inquietante, un espacio de fondo negro donde vemos a Scarlett y su presa. Ella se despoja de su ropa y él, hipnotizado, se va acercando a ella pero se hunde y queda atrapado en el subsuelo. En ese mismo momento el espectador puede tratar de averiguar el objetivo de toda esta trama de hacer desaparecer hombres. Seguimos en fondo negro y observamos lo que parece ser una cinta transportadora llena de sangre –quizá los restos de todas las víctimas–. La pregunta es: ¿para qué? Se me ocurren dos opciones: o bien las alienígenas nos están estudiando en profundidad o bien les servimos como alimento. Y hasta aquí llegamos al final de esta parte de la trama. Para mí, lo realmente interesante es lo que llega a continuación: el cambio de actitud del alien Scarlett.
A partir de aquí, el personaje de Scarlett comienza a desarrollar cierta empatía por el mundo desconocido que la rodea. Su cambio total llega cuando invita a subir a su furgoneta a un hombre cuya cara está deforme –síndrome de Proteus– pues, al igual que ella, este hombre es para este mundo, de una u otra manera, un extraterrestre. Por eso, después de seguir los mismos pasos que con los anteriores hombres, Scarlett decide dejarlo libre –aunque el motorista que vimos al principio de la película termine acabando con él, pues ha visto demasiado como para dejarlo con vida–. Así, Scarlett ha traicionado a su raza. ¿Por qué? Ella es una simple trabajadora que forma parte de una misión y está supervisada continuamente por el motorista –que es otra alienígena– para controlar que todos los objetivos se cumplen. Scarlett solo actúa según los propósitos de su raza y carece totalmente de cualquier sentimiento hacia nosotros. Y justo cuando florece esa curiosidad o empatía por nuestro planeta y la gente se rebela contra los suyos y abandona la misión en búsqueda de una nueva vida, la aceptación de su nuevo cuerpo –o piel– e intentar adaptarse a su nuevo mundo.
Scarlett intenta entonces socializarse, alimentarse, observar y aceptar su cuerpo, mantener relaciones sexuales…Pero todo es un fracaso porque no está hecha para este lugar. Esa incapacidad de adaptación hace huir al personaje de Scarlett, adentrándose en un bosque donde un hombre, aparentemente amable, le hace algunas preguntas –recordándonos a la propia Scarlett cuando se iba de “caza”–. Más tarde este hombre intenta abusar sexualmente de ella y, por la violencia y fuerza ejercida, la piel del alien comienza a abrirse. Y aquí los espectadores vemos la apariencia real de Scarlett. El hombre, asustado, la rocía con gasolina y la termina quemando. Ella muere.
Un final que me sugiere la gran dificultad que tiene adaptarse a este mundo, los obstáculos que nos vamos encontrando a lo largo de la vida, lo incomprendidos que a veces podemos llegar a ser y también lo difícil que es comprender a los demás. Y ya puedes ser una alienígena –como Scarlett– o un hombre de este mismo mundo –como el individuo deforme– que la vida no te lo va a poner nada sencillo. Incluso por rizar el rizo, son hasta los malvados –la persona que intenta violar al personaje de Scarlett– los que quedan al final como los héroes de la historia, pues ha eliminado una amenaza para su raza.