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Voto de Vivoleyendo:
7
Aventuras. Romance. Fantástico Edad Media. Una leyenda de carácter sobrenatural relata la diabólica venganza del Obispo de Aquila, que consiste en hacer imposible el amor entre Navarre (Rutger Hauer) e Isabeau Anjou (Michelle Pfeiffer). Aliándose con las fuerzas del mal, el Obispo consigue hechizar a los amantes: ella se convertirá en halcón durante el día, y él será un lobo por la noche. Eternamente unidos y separados, encontrarán un aliado en el joven lacayo ... [+]
8 de julio de 2009
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Donner fue, junto con Steven Spielberg, George Lucas, Robert Zemeckis y algunos más, uno de los exponentes del cine de aventuras de los años ochenta.
Aquella década legó a los niños y a los jóvenes montones de películas, todas marcadas por un nexo en común: su valor sentimental. Independientemente de su valor intrínseco y de su calidad cinematográfica y artística, aquellos largometrajes que nos condujeron a los treintañeros de ahora por el viaje de la imaginación, de la maravilla y del crecimiento, se estamparon a fuego en aquella parte de nosotros que habría de acompañarnos para el resto de nuestras vidas.
Por ello, una película como "Lady Halcón", hecha expresamente para aquella época y para el joven público que había nacido en los setenta o, como muy pronto, a finales de los sesenta, sólo entonces pudo conocer su esplendor y su momento.
Porque los que éramos muy jovenzuelos, aún teníamos el velo dorado delante de los ojos. La acción nos arrebataba, esas historias épicas donde se enfrentaban el bien y el mal satisfacían nuestros anhelos de aventura, el romance confería un toque hermoso, los diálogos ingeniosos , grandilocuentes, achispados, tiernos y solemnes siempre sonaban a lugares remotos y a magia; la ambientación, ya fuese más o menos cuidada, exaltaba la imaginación; y la música poseía aquellos aires ochenteros característicos. Qué más daba que hubiese fallos o chapucillas en el desarrollo, que el guión fuese más plano que una tabla de planchar, que los personajes fuesen totalmente estereotipados y que los directores se permitiesen ciertas licencias que probablemente no se habrían permitido en otras producciones más "serias" o dirigidas a un público adulto. Todo eso daba lo mismo, porque no lo percibíamos.
Porque veíamos a través del velo dorado.
Un día incierto, el velo dorado se cayó, y no regresó.
Había pasado ya el momento álgido de buena parte del cine de los ochenta, el que se quedaría anclado en esos años y dejaría de brillar como lo había hecho. Por supuesto, también hubo películas atemporales, como en todas las décadas, que estaban realizadas para brillar por siempre.
Supongo que "Lady Halcón" enterró para mí su esplendor cuando se me cayó el velo, porque no la vi en su día y, al haberlo hecho ahora, no la he disfrutado como la habría disfrutado a los diez años.
Vivoleyendo
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