Una obra maestra que llega al corazón y te ilumina el alma, no por nada Hayao Miyazaki encargado de esta producción permanció en 1973 en Suiza con el fin de cuidar hasta el último detalle y eso se nota. lo podemos ver en la ambientación, en el paisaje, en las costumbres populares ya sea con la música, la comida o los rasgos personales de los lugareños. Pero mas allá de todo esto tenemos una historia enternecedora, llena de frescura, con personajes llenos de amor, pasión y generosidad y miedos y prejuisios por el otro, con un abuelo uraño pero que se derrite de amor por una nieta que no conocía. una tía egoísta que solo se preocupa por su bienestar siendo capaz de abandonar a su sobrina por beneficio propio en cuanto tiene oportunidad, y una niña pura que lo único que sabe es amar, libre de egoismo y ambición que nos enseña capítulo a capítulo una lección de vida, de honradez llena de virtudes y compasión.
52 capítulos que nos hacen reir, soñar, emocionar y llorar. Un lujo de los que ya no se encuentran, para volver a ver y recordar nuestra infancia o simplente para nuestros hijos una verdadera lección de humildad.