La verdad que esta película me resultó desconcertante, pues me esperaba más un producto infantil e inocentón y me encontré con una cinta políticamente incorrecta, con mucha ironía en sus diálogos, donde inclusive aparecen chistes verdes.

La confusión se me genera a partir de que tomé en cuenta que el personaje principal era un pato, por ello lo relacioné con algo pueril y tontón.

En realidad la cinta es bobalicona al 100%, pero el carácter del filme no es para nada infantil, pues las circunstancias que se muestran están repletas de mala leche y teñidas de un humor rancio mucho más cercano al cine de adultos.

Cuando digo desconcertante es porque al final la cinta no termina de definirse hacia qué publico apunta, pues si bien hay humor subido de tono y diálogos irónicos, la mayoría de las situaciones que dan vida al argumento son tan tontonas que nunca harían desternillarse de la risa al público adulto.

Debo reconocer que esta película es entretenida (muy tonta en sus alternativas, pero rebosante de dinamismo también), que de vez en cuando hay algún que otro diálogo punzante e inspirado que saca alguna carcajada, que goza de conseguidos efectos especiales y que además se beneficia de la presencia de una Lea Thompson muy jovencita vestida con un traje de colegiala lo suficientemente sensual como para llamar la atención.

Luego entre las debilidades hay que mencionar que el guión es un disparate estratosférico, que Tim Robbins da vergüenza ajena interpretando ese ridículo personaje, y que por más que el guión es original la estupidez de fondo que domina la trama eclipsa dicho mérito.

En fin, no es una película para la quema, porque tiene sus ratos divertidos, pero lamentablemente el tenor de las circunstancias que dan vida a la trama es demasiado simplón y estúpido como para poder decir que esta oferta está aprobada.