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Voto de Imagomundisblog:
9
Western Warlock, una pequeña ciudad que se dedica a la ganadería, está dominada por una banda de criminales. Para restablecer la paz y el orden, un comité de ciudadanos decide nombrar sheriff a un famoso pistolero (Fonda). Diversas circunstancias harán que el sheriff y su ayudante (Widmarck) acaben enfrentándose. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de Edward Dmytryck de 1959. Y siempre decir lo mismo de este pobre hombre, sí, ...uno de los incluídos en la primera lista negra de 10 del Mcarthismo. Despúes se le acusó de delatar compañeros en la de Caza de Brujas, pobre hombre, ya que era un profesional inmenso por otra parte, y aquí dirige toda una sinfonía en color del género de pistoleros, un western colosal. Lo dicho, no hay indios, ni minas, ni séptimo de caaballería, ni tramperos...eso sí, una ciudad adónde pasa todo, Warlock, por supuesto lejana y dedicada al ganado, y los cowboys fuera de la ley hacen la suya a su modo. Una banda, la de Abe McQuown (Tom Drake) tiene atemorizados al pueblo. No hay sheriff a la redonda, se nombran comisarios voluntarios que pronto reniegan del cargo temiendo por sus vidas. Para intentar frenar el poder desmesurado de la banda, los ciudadanos llaman de afuera a Clay Blaisdell (Henry Fonda, maduro, serio, impecable, elegante y callado), un afamado pistolero con fama de invencible como comisario de la ciudad. Tom Morgan (Anthony Quinn, mágnífico), cojo y tullido es su mejor amigo y siempre le acompaña. Se puede ver cierta lectura de homosexualidad latente en el personaje fino de Queen y el fatídico sentimiento de amor que siente por su amigo Clay, salvándole la vida una y otra vez.
Aquí el sherif de la ciudad cercana (recordemos como poco a poco va llegando la legalidad al oeste incivilizado de los vaqueros) no está de acuerdo con el pistolerismo de Clay y busca la legalidad en Warlock así que pide un voluntario de la propia ciudad para sheriff adjunto y uno de los chicos de la mala banda, Johnny Gannon (el rubio imperturbable Richard Widmark), es nombrado. Para defender el pueblo hay ahora un representante inseguro, inexperto y legal que quiere redimirse (Johnny) y uno ilegal, pero protector, el infalible pistolero Clay (Fonda) con sus pistolas de mangos de oro capaz de enfrentarse él solo a una banda al completo. Poco a poco Gannon va demostrando valentía y el pueblo cobarde se suma también. Así que Clay y Tom pierden su lugar, solo una cosa les puede retener.
Las cuestiones amorosas. Aparte de la amistad de Quinn por Fonda.
Esta vez hay dos rubias. La primera, dulce que esconde más de una carta bajo la manga Jessie Marlow (Dolores Michaels), se enamora de Clay, y se propone cambiar de vida y casa. El french paradise, es el saloon donde gira el vicio del juego y la virilidad del lugar. Pero el personaje taciturno que esconde un pasado con todos los anteriores, es el de Lilly Dollar (Dorothy Malone, extraordinaria, ambigüa y que roba planos a los tipos con los que se cruza). Vieja conocida de los dos amigos pistoleros, y ahora enamorada del bueno de Gannon.
Aquí nadie tendría una posibilidad si los demás no te cubriesen la espalda. La historia de protección, amor y amistad de Quinn con Fonda es una de las más hermosas entre hombres que ha dado el cine. Hay amores que matan.La pira heroica funeraria sobre una mesa de juego pura poesía épica de otros tiempos. Y qué me dicen del final, otro de esos duelos que no deben perderse jamás.
Imagomundisblog
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