Me suelo guiar de la crítica a la hora de elegir las películas que veo, y, últimamente, lo estoy pagando caro. Pero claro, es que esta peli estaba nominada como mejor película del año y Sandra Bullock había ganado la estatuilla por la mejor interpretación femenina en los Oscar, así que, no había excusas para no verla. El resultado, un tostón guarnecido de buenismo, tópicos a diestro y siniestro y diálogos planos que pueden llegar a sonrojar. La película es mala y eso se nota desde el primer momento. El reparto de esta cinta es un error de dimeniones tan grandes como las de su protagonista. El tipo que da vida a Big Mike, es un pésimo actor, sin capacidad para expresar un mínimo de expresión, inconsistente, que lastra la emotividad de una historia que debería tenerla a raudales. El insufrible hijo de la familia cobra un exasperante protagonismo y, sencillamente, es imposible de creer. No hay espíritu en esta película, ni ingenio, ni nada destacable. Se hace eternamente aburrida, ñoña, en definitiva, cansina, de lo intrascedente que puede llegar a ser. Luego están algunas escenas hilarantes que pretenden estar llenas de moralina y que solo provocan espupefacción. Abundan los clichés y la falta de inteligencia en muchos diálogos de su lamentable y pueril guión.
En resumen, biopic fallido, que ha contado con un inexplicable éxito de crítica y público y que yo desaconsejo fervientemente a todos mis lectores.