Igual que me aconteció con "Milf", la premisa de esta película no me parecía tan mala como para no hacer una comedia simpática. Desgraciadamente, igual que en la anterior, a lo largo de su desarrollo, uno se percata de los derroteros tan fáciles por los que sigue su argumento y escasa originalidad de los gags planteados.

La vida de un muchacho normal se ve alterado por el falso bulo de que está mejor dotado que el caballo de Espartaco. La hipocresía de las mujeres que antes parecían creer que era invisible y la demostración de que el tamaño, o mejor dicho, la superficialidad importa, hubiera podido dar algo irónico, gracioso y sexy.

No obstante, la producción de Nick Gaitatjis incluso peca de un mensaje conservador al final que lleva al desconcierto y la sensación de haber malgastado de una forma muy innecesaria el valioso tiempo.

Parece reinar la abulia durante el metraje.