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España España · madrid
Voto de Babadook:
6
Musical. Drama En 1952, muere Eva Perón, y Argentina entera está conmocionada por la desaparición de un mito. Tras una infancia difícil, Eva, una joven provinciana, se convirtió en la primera dama de la República Argentina. Alan Parker lleva su vida al cine adaptando el musical de Broadway con la música de Sir Andrew Lloyd Webber (El fantasma de la Ópera, Cats) y el libreto de Tim Rice. (FILMAFFINITY)
16 de junio de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evita es una película que puede parecer ya mal envejecida en su factura (sobretodo por una fotografía tan noventera) pero que ha significado mucho más de lo que aparenta a primera vista. Se concibió con la loable intención de pasar a la historia como el musical definitivo. Se estrenó en una sola sala por ciudad y sin opción a rebaja de entrada por el día del espectador para eternizar su vida comercial. El problema es que quedó la cosa a medio gas, que es el mayor castigo de un ambicioso. No fue el taquillazo con el que soñaban ni la crítica la elevó al Olimpo de las obras maestras. Ganó un oscar de cinco nominaciones. Para cualquier película que junte a Madonna con Banderas viene a ser una proeza sobrehumana. Pero esto era Evita y cinco fue una cifra decepcionante.

Con todo, Evita es un título primordial porque inició lo que serían los musicales a partir de entonces: Producciones de lujo, adaptando famosísimos éxitos de Broadway para ir sobre seguro, repletos de estrellas y un artificioso diseño artístico con los ojos puestos en la ceremonia de los oscars. Todos los musicales hasta el día de hoy, como Chicago, Nine, Los miserables, El fantasma de la ópera e incluso Mamma mía siguen la estela de Evita. Hasta se ve su huella en musicales originales como Moulin Rouge.

Todos recuerdan esta película como aquella en la que Madonna aprendió a cantar y actuar (y lo olvidó justo a continuación). No es un trabajo magistral el de la reina del pop. Es muy llamativo por la comparación de cómo había interpretado anteriormente (y posterior también). Su trabajo es sobretodo voluntarioso. Se ve el deseo de encarnar a Eva Perón, y de hacerlo lo mejor posible siendo muy consciente de la magnitud del proyecto en el que había sido aceptada. Madonna transmite su fascinación por la leyenda de Eva Perón y esto suaviza la desmitificación a la que someten a la primera dama argentina durante todo el metraje. Pese a que sólo cuentan las miserias de su vida, Eva Perón queda retratado como un personaje glorioso por encima de sus sombras y esto es porque Madonna te transmite a cada segundo su absoluta admiración por Evita sin avergonzarse de manifestar que, por una vez, es ella la fan. Pocas veces un actor ha estado tan orgulloso de encarnar a su ídolo. Con todo esto, no consigue que se nos quite de la cabeza el partido que le hubieran sacado a semejante bombón de personaje otras candidatas con más talento como Michelle Pfeiffer.

Y por cierto, que alguien con la voz de Madonna sea considerada la reina del pop hace que nos debiéramos plantear cuales son los pilares de nuestra civilización porque algo falla.
La conmoción de escuchar cantar bien a Madonna por primera vez en sus veinte años de carrera hace que el mérito de Banderas quede en segundo plano. El trabajo que hay detrás de Banderas para mejorar su voz es portentoso. Le habíamos escuchado en El mariachi y en Los reyes del mambo a un nivel muy inferior de lo que consigue en esta película y, al contrario que su compañera de reparto, siguió aumentando en técnica y seguridad. Tras Evita se atrevió con e incluso a protagonizar Nine en Broadway. Y si no quiso cantar en los oscar “Beautiful María of my soul” cuando ésta fue nominada, se desquitaría años después con “Al otro lado del río”.

El punto fuerte de Evita es su música. Esto puede parecer redundante, pero la adaptación musical sobre el original es tan lograda que en ocasiones la supera. Por ejemplo, I’d de surprisingly good for you se convierte aquí en un bolero que le hace ganar muchos puntos sobre su versión teatral.

En Evita se inició también la decadencia de los temas originales. Hasta entonces, cuando una canción se añadía al musical era porque estaba a la altura. Cabaret incorporó “Mein Herr” y “Money Money” a la adaptación cinematográfica. Grease, “You’re the one that i want” y “Hopelessly devoted to you”. Canciones sin las que hoy no se puede entender la obra. Evita incluyó el tema “You must love me”. Es bastante agradable de escuchar, ganó el oscar cuando aun lo ganaban canciones bonitas e incluso se ha incorporado al montaje teatral actualmente. El problema es que no es memorable. Si piensas en Cabaret, la primera canción que te llega a la cabeza es Money Money. Con Grease pasa lo mismo con You are the want that i want. Evita siempre será Don’t cry for me Argentina. En ese aspecto da la sensación de que de no haberla agregado, no hubiera pasado nada.

Pero como ya he dicho, la importancia de Evita es haber creado la pauta de lo que serían los musicales tras ella, y en este aspecto es en el que más se nota (desgraciadamente)

Ningún musical ha mimado las canciones originales que creaba y el nivel de exigencia cada vez ha sido más bajo. Chicago, incluso, relegó su “I move on” a los créditos. Y el “Suddenly” de Los miserables es lo más anodino que se ha compuesto nunca.

En definitiva. Evita fue la película será mejor o peor, pero hizo que los musicales sean lo que son hoy y para eso hace falta mucho talento.

Mucho.
Babadook
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