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España España · teruel
Voto de simón:
9
Fantástico. Romance. Drama Un hombre (Brad Pitt) nace con ochenta años y va rejuveneciendo a medida que pasa el tiempo; es decir, en lugar de cumplir años los descumple. Esta es la historia de un hombre extraordinario, de la gente que va conociendo, de sus amores y amistades, pero sobre todo de su relación con Daisy (Cate Blanchett), la mujer de su vida. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benjamin, un niño encerrado en un cuerpo de anciano ajado, con ganas de descubrir el mundo, con la ilusión propia de un ser cándido todavía no desengañado por el cruel e indefectible paso del tiempo. Benjamin, un niño que no puede disfrutar porque se cree lo que a su alrededor observa, que no es más que la muerte misma personificada en la figura de los ancianos que exhalan su último aliento, sienten ya su último momento, conscientes de encontrarse inmersos en el final de su vida. Produciéndose en este contexto una frase estremecedora, y que marcaría para siempre a Benjamin, cuando una anciana le dice: “Tiene que ser terrible saber que todos tus seres queridos morirán antes que tú”.
Con estos mimbres va creciendo un Benjamin que es consciente como nadie sobre la certeza de la imperdurabilidad de un cuerpo físico, y por ende de una vida; aunque al mismo tiempo y por el mismo motivo comprenda la necesidad del disfrute de cada momento, si como si éste se tratase del último. (Gran acierto el del guionista el de situar la infancia de un ajado Benjamin en una residencia de ancianos).
Por entre medias conoce la amistad, representada sobre todo en las figuras del pigmeo y del capitán que imprimen en su viejo pero esponjoso cerebro todas aquellas instrucciones que en cierto momento de nuestras vidas recibimos, convirtiéndose en referentes de nuestra propia existencia; conoce la chispa arrebatadora, el huracán emocional del primer amor y las pasiones desbocadas y desbordadas de las necesarias relaciones esporádicas ( que ojo, a su manera llenan y cubren de dicha); conoce el amor y la inmensa ilusión que en esos primeros instantes provoca; y conoce el desamor, que en sentido contrario al anterior todo lo llena de un vaho denso de dolor; y conoce, como no, la vida, con sus miserias y sus grandezas, con sus momentos de dicha y tristeza.
Todo ello desde una perspectiva única, con la mirada joven de alguien con todo a descubrir, con las ilusiones aún no melladas por el descorazonador paso del tiempo; pero, paradójicamente, inmerso en un decrépito físico que no facilita, precisamente, un descubrimiento placentero de todos esos aconteceres.
Con el trascurso del tiempo, el viejo Benjamin se va transformando en un ser joven y vigoroso (¡¡¡ se transforma en Brad Pitt!!!!), es decir, se produce el clímax de su vida en la sucesión de etapas que conforman la existencia, un momento en el que ya puede apreciar, sobre todo por la acumulación de experiencias dolorosas ya vividas, cierto desencanto, pero con un cuerpo formidable y deseable. Es en ese instante cuando alcanza la dicha suprema, y no es por casualidad que sea el momento en el que viva la relación con Daisy de una forma plena y casi mística, extrayendo ambos todo el jugo a cada uno de los momentos que la vida nos permite disfrutar. En ese instante Benjamin era feliz, en perfecta mezcla y combinación suprema de experiencia, madurez y vigorosidad física y sexual.
SIGUE EN EL SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
simón
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