La película está bien porque, aunque no sea la intención, hay elementos dramáticos que favorecen la posibilidad u oportunidad de sentir conmoción en algunas partes tiernas del guion. Como se hizo solo por hacer, el espectador mediocre no lo sentirá, pero el que ve más allá, lo sentirá. Así que lo mejor de la película es que se ha escrito de una manera tierna y conmovedora, aunque luego en la producción eso se haya empañado.

Como comedia deja que desear en que algunos chistes no funcionan. Los que sí que funcionan lo hacen muy bien porque se sueltan de una manera natural mediante diálogos y monólogos naturalizados. Los pensamientos del bebé son como si el que le pone voz (Bruce Willis) mirara la cara del niño y empatizara con él de una manera humorística. Bueno, pues eso, por ejemplo, les ha salido de miedo.

Hay quienes vieron la película de Juno y pensaron que trataba el tema del aborto de una manera ingeniosa. Pero yo veo esta y pienso que es mejor, porque trata el tema del aborto como se debería de tratar, que es poniendo a una buena madre sacrificándose para ser la mejor madre para el niño, y eso que no era la intención de la película.

Lo único malo es algún personaje no realista, como los padres de la madre del bebé, que los han hecho absurdos para que sus diálogos den juego en hacer chistes, pero precisamente eso no les salió bien.

En conclusión, entiendo que la nota de la película sea baja porque se acude a un cliché y no funcionan algunos chistes, pero hay mucho más que eso aquí si rascas un poquito. Eso pasa con muchas películas de lo que para mí es la edad de oro del cine, que va (repito, para mí, en mi opinión) de los setenta hasta principios de los 2000. Aunque las películas fuesen de una calidad normal y sencillas, como esta, siempre se cumplía con más de una expectativa en algún momento.