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Fantástico. Animación. Aventuras
En otro mundo, en otro tiempo, en la era de la maravilla, hace mil años el Cristal Oscuro se quebró. El caos y la confusión se extendieron por todo el planeta Thra. Así empezó la profecía y aparecieron dos nuevas razas: los crueles skekses y los apacibles místicos. Si nadie repara el cristal, los skekses dominarán Thra hasta el fin de los tiempos. Será Jen, el último superviviente de los Gelfings, quien intente restaurar el cristal y ... [+]
24 de junio de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias a Jim Henson y su fábrica de marionetas, todos los que vivimos nuestra infancia en los años 80 fuimos un poco más felices. Los personajes de "Barrio Sésamo" y "Fraggel Rock", las historias de "El cuentacuentos" o el onírico mundo de "Dentro del laberinto" forman parte de nuestro imaginario colectivo.
En "Cristal oscuro" Henson vuelve a crear, junto a Frank Oz (el que dio vida al maestro Yoda en la vieja trilogía de Star Wars) otro mundo fantástico. Un mundo repleto de seres y lugares de lo más original, sólo capaces de salir de la mente de un ser privilegiado.
Pero, a diferencia de "Dentro del laberinto", "Cristal oscuro" carece de ese punto cómico y surrealista, de ese pequeño toque de locura que hacía de aquella una película única e inolvidable. Aquí la historia es simplona, lineal, y poco original (el ying y el yang, el bien y el mal, el viaje del héroe improbable) y sus personajes principales (en particular Jen, el "prota") no tienen demasiado carisma y profundidad. Los diálogos son pocos y sencillos.
Aun así, es suficiente para entretener y hacer disfrutar a niños que son y que fueron con un nuevo mundo fantástico, un mundo hecho de marionetas, de cartón, de madera... Un mundo hecho con las manos. Un mundo tangible, y no un frío entramado de píxeles.
Lo mejor: el banquete de los malévolos skeks.
En "Cristal oscuro" Henson vuelve a crear, junto a Frank Oz (el que dio vida al maestro Yoda en la vieja trilogía de Star Wars) otro mundo fantástico. Un mundo repleto de seres y lugares de lo más original, sólo capaces de salir de la mente de un ser privilegiado.
Pero, a diferencia de "Dentro del laberinto", "Cristal oscuro" carece de ese punto cómico y surrealista, de ese pequeño toque de locura que hacía de aquella una película única e inolvidable. Aquí la historia es simplona, lineal, y poco original (el ying y el yang, el bien y el mal, el viaje del héroe improbable) y sus personajes principales (en particular Jen, el "prota") no tienen demasiado carisma y profundidad. Los diálogos son pocos y sencillos.
Aun así, es suficiente para entretener y hacer disfrutar a niños que son y que fueron con un nuevo mundo fantástico, un mundo hecho de marionetas, de cartón, de madera... Un mundo hecho con las manos. Un mundo tangible, y no un frío entramado de píxeles.
Lo mejor: el banquete de los malévolos skeks.
