No sabría decir qué le falta o qué le sobra a este Indiana respecto de los anteriores, pero es cierto que no tiene la intrepidez de estos. Quizá el cansancio por el paso del tiempo sea la pátina que lo envuelve durante toda la película.
Sin embargo, tiene acción, es digna sucesora de las anteriores, a pesar de esa falta de frescura. Quizá se echa de menos aquella sucesión de episodios que desde el primer fotograma llevaba a nuestro héroe por sendas inextricables.
El malo malísimo Mad Mikkelsen, excelente actor con un punto repulsivo más que latente, cumple en su papel antagónico de un Ford que nunca se rinde... hasta el final:
Ahí aflora uno de los besos más cálidos y que me han hecho sentir; aun siendo leve es intenso.
Los secundarios tampoco desmerecen, como diría mi buen amigo.
Las escenas de acción, sobre todo la del caballo, están insertadas con acierto, y la ironía no deja de fluir. Faltan, quizá, más bichejos repugnantes para agrandar la acción... apenas una muestra para hacernos recordar los anteriores
El látigo lo usa en pocas ocasiones, pero nunca deja de estar presente.