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Voto de yesterday:
8
6,8
2.803
Drama
Crónica neoyorquina de la dura década de los 30, durante la cual numerosos artistas -como Orson Wells o Diego Rivera-, miembros de la alta burguesía y obreros se aliaron para luchar contra la censura y en defensa de la libertad de expresión, en una revolución cultural sin precedentes. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película, tal cuál está, viniera firmada por Woody Allen en vez de por Tim Robbins, su nota en esta página sería de mínimo un 7,6 y la hubieran votado al menos unas 10.000 personas. Y pongo el ejemplo del gran director neoyorkino porque esta película parece de Woody Allen, aunque no lo sea. Pero bueno, casi mejor ser uno de los pocos que ha disfrutado de esta gran obra, que no tuvo éxito ni en EEUU (demasiado comunismo en la película), ni en Europa. El film recaudó 3 millones de dólares y costó 36 según el box office, los números hablan de un rotundo fracaso. A lo mejor por eso su director, Tim Robbins, no ha vuelto a dirigir salvo una sátira contra Bush tras la infame guerra de Irak, porque el hombre de talento va sobrado, como también demostró en “Pena de Muerte”. Quizás su clara tendencia política no le ayude a sacar sus proyectos adelante.
Sobre la trama de la película mejor no decir nada, no porque tenga un giro final o una gran intriga, sino porque casi siempre es mejor no saber nada antes de ver una película. Suele pasar que una película te parezca mejor cuándo no conoces su argumento, a mi me pasó con esta. Sobre los actores decir que no pueden estar mejor elegidos, la mayoría grandes secundarios de Hollywood. En la película se entrecruzan personajes reales muy conocidos, como el adinerado Nelson Rockefeller (Cusack), el egocéntrico y genial Orson Welles (MacFaden), el pintor Diego Rivera (Blades) o la ‘judía fascista’ Margherita Sarfatti (Sarandon); con gente del teatro más desconocida, como una actriz ante su gran oportunidad (Watson), un secundario en busca del respeto de su familia (Turturro), un ventrílocuo venido a menos (Murray) o una anticomunista que delata a sus propios compañeros (Cusack).
Sobre la trama de la película mejor no decir nada, no porque tenga un giro final o una gran intriga, sino porque casi siempre es mejor no saber nada antes de ver una película. Suele pasar que una película te parezca mejor cuándo no conoces su argumento, a mi me pasó con esta. Sobre los actores decir que no pueden estar mejor elegidos, la mayoría grandes secundarios de Hollywood. En la película se entrecruzan personajes reales muy conocidos, como el adinerado Nelson Rockefeller (Cusack), el egocéntrico y genial Orson Welles (MacFaden), el pintor Diego Rivera (Blades) o la ‘judía fascista’ Margherita Sarfatti (Sarandon); con gente del teatro más desconocida, como una actriz ante su gran oportunidad (Watson), un secundario en busca del respeto de su familia (Turturro), un ventrílocuo venido a menos (Murray) o una anticomunista que delata a sus propios compañeros (Cusack).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película hace una defensa del arte como forma de transmitir ideas y emociones. El arte debe nacer en libertad, la censura daña al artista y mutila su obra, algo que nunca debería suceder. Aunque muchas grandes obras han nacido bajo la presión de la censura, obligando a sus autores a volverse aún más sutiles para burlarla. Hablando de cine destacaría los guiones de Azcona y Berlanga en películas como “El Verdugo” o “Plácido”, que dejaban en muy mal lugar al régimen franquista y los censores ni siquiera se percataban de ello. La obra de un artista siempre debería quedar tal y como su autor la ha concebido. En la película lo ejemplifica el pintor Diego Rivera, que se niega a eliminar la cara de Lenin de su mural, aunque esté trabajando para el mayor capitalista de Nueva York, el millonario Rockefeller. El arte permanece y puede acabar en muy malas manos cuando el autor ya no está, como muestra en la película la figura de Margherita Sarfatti, emisaria cultural y amante de Mussollini que se dedica a vender obras de Da Vinci o Miguel Ángel con el objetivo de financiar el régimen fascista italiano.
Atención a la buena utilización de los planos-secuencia (la película se abre con uno) con el objetivo de mostrar el ajetreo del mundo del teatro. Me recuerdan a los famosos de Berlanga con gente entrando y saliendo de plano y todo el mundo hablando a la vez. Son los años 30 y ya se vive una situación pre-caza de brujas, con todos los artistas en el punto de mira del gobierno por su supuesto comunismo, frente a una cierta connivencia de algunos sectores hacia el fascismo y el nazismo contra el que luego lucharían los americanos. La escena final en el teatro es una maravilla, pero tiene una pega y es el doblaje de las canciones, en mi opinión hubiera sido mejor haber utilizado subtítulos durante los números musicales.
Atención a la buena utilización de los planos-secuencia (la película se abre con uno) con el objetivo de mostrar el ajetreo del mundo del teatro. Me recuerdan a los famosos de Berlanga con gente entrando y saliendo de plano y todo el mundo hablando a la vez. Son los años 30 y ya se vive una situación pre-caza de brujas, con todos los artistas en el punto de mira del gobierno por su supuesto comunismo, frente a una cierta connivencia de algunos sectores hacia el fascismo y el nazismo contra el que luego lucharían los americanos. La escena final en el teatro es una maravilla, pero tiene una pega y es el doblaje de las canciones, en mi opinión hubiera sido mejor haber utilizado subtítulos durante los números musicales.