Juan junto a una pandilla de amigos, malviven en la maltrecha Cuba haciendo lo que pueden sea legal o no. Por este motivo su mujer le dejó y tiene una hija que vive en España y a la que apenas ve en las visitas de esta a la tierra que le vió nacer.

Una infección empieza a contagiar a la población y propagarse. Nadie sabe la fuente de la misma, pero todos culpan a EEUU y tachan a los enfermos de disidentes. Pasado el pánico inicial de la población, nuestros protagonistas ven una oportunidad de negocio en el caos y montan una agencia de matar zombies, para hacer la faena que por incapacidad o por escrúpulos de matar a sus propios seres queridos transformados, la gente no puede/quiere.

Pese a no contar con muchos recursos, la película visualmente cumple de sobras. Así mismo, cuenta con un original recital de formas y armas con las que matar zombies. De todos modos su punto fuerte reside en su salvaje humor negro (igual se cargan muertos que vivos si se ponen a su paso o ir a rescatar a un abuelo en silla de ruedas y acabar abandonándolo y usar la silla para transportar ron), algunos gags hilarantes (el momento "chupadita" es brutal) y una voraz crítica a Cuba, ya no solo al gobierno sino a su sociedad y en general a la situación del país.

Las actuaciones son buenas, el protagonista (Alexis Díaz de Villegas) tiene incluso algún momento notable y justamente la peor cara en este sentido la aporta la española Andrea Duro, que fisicamente alegra la escena pero actoralmente le hace bajar muchos enteros.

Rematada con una BSO de ritmos caribeños y un temazo final que le hace subir algunas décimas a la nota, estamos ante una divertida y refrescante película del género zombie con mucha mala baba y una genial crítica social.

Nota: 6'5

En twitter: @er_calderilla