Curioso drama psiquiátrico con tintes de ciencia-ficción que no fue muy rentable en taquilla en su momento pero que, con el tiempo, va ganando en interés.

Prot (Kevin Spacey) es un paciente del psiquiatra Doctor Powell (Jeff Bridges) que afirma venir de un planeta llamado “K-Pax”. Inicialmente lo trata como a cualquier otro paciente con trastornos psiquiátricos, pero paulatinamente se da cuenta de la consistencia de sus palabras y los amplios conocimientos que posee, sentando una sombra de duda. Además, su comportamiento con el resto de pacientes es ejemplar, ayudándoles en muchos casos a superar sus enfermedades. Powell, obsesionado, iniciará una investigación acerca del origen de su mal y buscando su verdadera identidad.

Iain Softley se basa libremente en el filme argentino “Hombre mirando al sudeste” (1986), ópera prima de Eliseo Subieta de la cual Softley toma la idea base y la transforma en una narración más cercana a la fantasía que al drama. Desarrolla los personajes de manera convincente, dejando que el espectador se asombre con las capacidades de Prot y asome la duda al mismo tiempo que el doctor Powell. La escena del planetario se podría considerar una prueba irrefutable de la condición alienígena de Prot, pero a partir de ahí Softley cambia de estilo y nos presenta un filme casi policial, más con los pies en la tierra y centrado en la investigación de Powell.

Prot hace comparaciones entre la vida en la Tierra y en K-Pax. Destaca la importancia de la familia y de lo fácil que los humanos se deslumbran por la luminosidad de la Tierra, impidiéndoles ver lo que de verdad importa. Su verborrea hipnótica, sosegada y filosófica, influye tanto en los pacientes como en el doctor Powell, el cual descubre en Prot un drama profundamente enraizado en el alma de un genio atrapado en una realidad distorsionada.

La interpretación de Kevin Spacey es soberbia, como es habitual en él, dotando a su personaje del misterio y la loca genialidad que necesita. Jeff Bridges también se mueve bien en su papel, equilibrando la balanza entre realidad y ficción.

Por el contrario, el filme de Softley tiene carencias importantes. Gracias a los actores el filme va manteniendo el interés, pero la dirección no consigue mantenerse al mismo nivel, pues no presenta apenas matices ni variaciones. Es totalmente lineal, con factura de telefilme, lo cual resta puntos a una cinta que tenía mucho más potencial.

Los actores, el desarrollo de la investigación, el interés de la trama y un final bien elaborado compensan al final las carencias en la dirección. Recomendable.