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Drama. Ciencia ficción
Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2011
69 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os voy a contar un cuento que se me ha ocurrido. Es un drama en dos actos y estoy pensando en filmarlo con un cámara epiléptico:
PARTE I: La ceremonia de los trastornados
Una mujer se sentía mal consigo misma el día de su boda. Quizás su existencia se dirigía a un lugar en el que no quería estar, quizás era una idealista que había esperado demasiado de la vida, quizás era masoquista y disfrutaba sufriendo, quizás simplemente estaba como una chota.
Tenéis que saber que esta historia no la cuenta cualquier persona, sino un artista transgresor. Por eso esta mujer se mea en el césped y se folla a invitados a su propia boda. Por eso y porque había algo que la trastornaba. ¿O quizás ya estaba trastornada antes de que algo la trastornase? ¿Se sentía mal porque se sentía a merced de la inercia o porque su misantropía aderezada con compulsiones arbitrarias le impedía amar?
Esta mujer celebró su boda rodeada de la fauna más díscola y perturbada que jamás se haya visto. Allí al que no tenía filias irreprimibles, no disfrutaba con el sufrimiento ajeno o no estaba más jodido de la almendra que Charles Manson, lo linchaban por aburrido.
(Sigue en spoiler con ídem)
PARTE I: La ceremonia de los trastornados
Una mujer se sentía mal consigo misma el día de su boda. Quizás su existencia se dirigía a un lugar en el que no quería estar, quizás era una idealista que había esperado demasiado de la vida, quizás era masoquista y disfrutaba sufriendo, quizás simplemente estaba como una chota.
Tenéis que saber que esta historia no la cuenta cualquier persona, sino un artista transgresor. Por eso esta mujer se mea en el césped y se folla a invitados a su propia boda. Por eso y porque había algo que la trastornaba. ¿O quizás ya estaba trastornada antes de que algo la trastornase? ¿Se sentía mal porque se sentía a merced de la inercia o porque su misantropía aderezada con compulsiones arbitrarias le impedía amar?
Esta mujer celebró su boda rodeada de la fauna más díscola y perturbada que jamás se haya visto. Allí al que no tenía filias irreprimibles, no disfrutaba con el sufrimiento ajeno o no estaba más jodido de la almendra que Charles Manson, lo linchaban por aburrido.
(Sigue en spoiler con ídem)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una vez celebrada la boda, ella mandó a tomar viento al memo cornudo de su marido, que hasta el día de su boda no se había percatado de la prenda con la que planeaba compartir su mísera y angustiosa existencia.
Aquí tengo que añadir un pequeño detalle sin importancia y que en nada condiciona todo lo que os he contado: el planeta Tierra va a petar enseguida al chocar contra otro que se acerca. O quizás no. No lo sé. Estoy muy loco. Soy un genio.
PARTE II: La vida es una mierda
Conforme el planeta Melancolía (que poético, ¿os he dicho ya que soy un genio?) se acercaba a la Tierra, la protagonista de este cuento, su hermana y el marido de su hermana comenzaron a hablar de la posibilidad de que todo se fuese a tomar viento tras un castañazo sideral. Era lógico que durante la boda nadie hablara de esta trivialidad, pues estaban todos ocupados mirándole las tetas a la novia.
Aunque todo era decadente y la comida sabía a ceniza, la protagonista de este cuento comenzó a actuar cabalmente al aceptar el fin del mundo. Además demostró tener poderes extrasensoriales con los cuales escaneó el universo y negó la existencia de vida extraterrestre. Su hermana se angustió ante la posibilidad de que muriesen*, pero nuestra chica la tranquilizó desplegando todo su amor fraternal: le dijo que sus ideas eran una mierda, que el mundo es malvado y que lo mejor para todos era morirse.
El planeta Melancolía pasó cerca de la Tierra y se alejó, para luego resultar ser un planeta-boomerang que frena a mitad del recorrido sideral y vuelve, porque él lo vale. Nevó y granizó sobre nuestra protagonista que estaba en pantalón corto y no sentía el frío. Al final murieron todos y cesó el sufrimiento en la Tierra.
* Se que esta reacción es demasiado común y me repugna incluirla en un cuento para intelectuales, quizás en la siguiente corrección haga que la hermana sea en realidad un bólido fantasma o que suba a un árbol en busca de cenicientas.
CONCLUSIÓN: Sois incapaces de entender nada
¿Por qué se casan, si desde el primer momento se sabe que no hay futuro alguno en la relación? ¿Por qué, sin mencionar ningún transtorno mental y sin que ello cause la menor sorpresa en su entorno, la actitud de la protagonista es errática, compulsiva y contradictoria? ¿Cómo sabe la protagonista, al final de la historia y casi sin quererlo, que no hay vida extraterrestre en el universo? ¿Por qué nadie siente frío cuando le caen pedruscos de hielo del cielo? ¿Por qué Melancolía resulta ser un boomerang con forma esférica?
Eso y más cosas os preguntaréis tras este sesudo relato. Kafka creó el absurdo verosímil: partía de premisas absurdas para desarrollarlas con verosimilitud. Yo, que soy un genio y estoy a años luz del ignorante de Franz, he creado el absurdo inverosímil. Inverosímil para todo aquel que no sea yo, claro está. Porque soy un genio.
Firmado: Narciso von Trier
Aquí tengo que añadir un pequeño detalle sin importancia y que en nada condiciona todo lo que os he contado: el planeta Tierra va a petar enseguida al chocar contra otro que se acerca. O quizás no. No lo sé. Estoy muy loco. Soy un genio.
PARTE II: La vida es una mierda
Conforme el planeta Melancolía (que poético, ¿os he dicho ya que soy un genio?) se acercaba a la Tierra, la protagonista de este cuento, su hermana y el marido de su hermana comenzaron a hablar de la posibilidad de que todo se fuese a tomar viento tras un castañazo sideral. Era lógico que durante la boda nadie hablara de esta trivialidad, pues estaban todos ocupados mirándole las tetas a la novia.
Aunque todo era decadente y la comida sabía a ceniza, la protagonista de este cuento comenzó a actuar cabalmente al aceptar el fin del mundo. Además demostró tener poderes extrasensoriales con los cuales escaneó el universo y negó la existencia de vida extraterrestre. Su hermana se angustió ante la posibilidad de que muriesen*, pero nuestra chica la tranquilizó desplegando todo su amor fraternal: le dijo que sus ideas eran una mierda, que el mundo es malvado y que lo mejor para todos era morirse.
El planeta Melancolía pasó cerca de la Tierra y se alejó, para luego resultar ser un planeta-boomerang que frena a mitad del recorrido sideral y vuelve, porque él lo vale. Nevó y granizó sobre nuestra protagonista que estaba en pantalón corto y no sentía el frío. Al final murieron todos y cesó el sufrimiento en la Tierra.
* Se que esta reacción es demasiado común y me repugna incluirla en un cuento para intelectuales, quizás en la siguiente corrección haga que la hermana sea en realidad un bólido fantasma o que suba a un árbol en busca de cenicientas.
CONCLUSIÓN: Sois incapaces de entender nada
¿Por qué se casan, si desde el primer momento se sabe que no hay futuro alguno en la relación? ¿Por qué, sin mencionar ningún transtorno mental y sin que ello cause la menor sorpresa en su entorno, la actitud de la protagonista es errática, compulsiva y contradictoria? ¿Cómo sabe la protagonista, al final de la historia y casi sin quererlo, que no hay vida extraterrestre en el universo? ¿Por qué nadie siente frío cuando le caen pedruscos de hielo del cielo? ¿Por qué Melancolía resulta ser un boomerang con forma esférica?
Eso y más cosas os preguntaréis tras este sesudo relato. Kafka creó el absurdo verosímil: partía de premisas absurdas para desarrollarlas con verosimilitud. Yo, que soy un genio y estoy a años luz del ignorante de Franz, he creado el absurdo inverosímil. Inverosímil para todo aquel que no sea yo, claro está. Porque soy un genio.
Firmado: Narciso von Trier