La película de Danny Boyle muestra la capacidad tan incompresible de las personas a pesar de cualquier situación. En esta ocasión nos encontramos ante la típica película de zombies. Un virus extermina a la raza humana y los convierte en animales llenos de ira. El trabajo del director llega a buen puerto a pesar de que sus minutos finales no puedan convencer o determinar que 28 días después podría haber sido algo mayor.

Su inicio es sobrecogedor, presentación suficiente para darnos a entender a la perfección sobre lo que va a acontecer en las próximas dos horas aproximadamente. Aprovechable los destacados planos de cada lugar y el sombrío detalle de las ciudades en las que se realiza la acción. Luego está su música aceptable, que aporta un clima perfecto en cada parte. A pesar de su desenlace discutible, hasta ese momento presenciamos una notable película de terror aunque no de el miedo que deseamos esperar. Lo que le hace fuerte al filme es su tonelaje de agobio y desesperación, sin olvidarme de los protagonistas. La elevada e importante ascendencia que consiguen acaba siendo víctima del guión tan descendente.

Boyle hace bien en darnos una pequeña historia de conocimiento entre los personajes principales acoplándola al hecho principal.
Cillian Murphy acaba siendo un superviviente a lo acorralado sin nínguna duda pero obtiene una gran función viendo la clase de trabajos que siempre ha hecho. Luego los demás están correctos y contienen en cada aparición una energía muy positiva.

Esta película puede que sea una de las mejores en cuanto a su tema principal, aunque gire bruscamente en su argumento y deje atrás sus buenos principios, puede considerarse que es un gran avance acompañado de una gran estetica.