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Crueles intenciones

Drama Kathryn (Sarah Michelle Gellar) y su hermanastro Sebastian (Ryan Phillippe), todavía estudiantes de bachillerato en un elitista instituto de Nueva York, deciden hacer una maquiavélica apuesta. Se trata de que Sebastian, un consumado Don Juan, se acueste con Annette (Reese Witherspoon), una joven que quiere permanecer virgen hasta su matrimonio. Si Sebastian pierde, Kathryn se quedará con su Jaguar, pero si gana... la tendrá a ella. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
12 de abril de 2007
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amoral, divertida, sexy, sin prejuicios... tiene un buen guión lastrada por una dirección muy mediocre, pero esta bien interpretada, tiene una buena banda sonora y un reparto muy atractivo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chechu Rebota
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27 de agosto de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos por partes, como diría Jack el Destripador, o sea te lo juro, ¿vale?
Crueles Intenciones no es una mala película. Se deja ver, es divertida, entretenida y cumple con lo que promete: adolescentes haciéndose cabronadas unos a otros para acabar todo en moñez de cuento a ritmo de banda sonora molona. Eso es lo que es la película y no lo esconde en ningún momento. A quien no le guste, que no la vea. Además, no se entiende que haya quien critique duramente al reparto, cuando es de las mejores cosas de la cinta. Sarah Michelle Gellar, que no es precisamente una de las nuestras (¿alguien ser acuerda de ella ahora? Si ni siquiera ha podido vivir de las rentas de Buffy), se lo pasa pipa con su personaje y le aporta las dos únicas cosas que necesitaba esa Kathryn Merteuil para resultar divertida: sex-appeal y energía. Ryan Phillippe es mejor cuando tiene a Gellar como compañera de escena que cuando tiene a su por entonces casi esposa Reese Witherspoon, pero aun así también resulta muy convincente en la faceta más sinvergüenza de Sebastian Valmont. Selma Blair es directamente lo más divertido y trabajado de la lista de personajes, y Witherspoon... a la ganadora del Oscar le ha tocado bailar con la más fea, o sea, con el personaje más plano y menos interesante de la función, pero aun así deja vestigios de lo que llegaría a ser en el futuro (es decir: una actriz muy capaz según el momento, pero tampoco una de las mejores. Digamos que una intérprete de notable medio-alto, cuando le da la gana).
¿Cuál es el problema entonces? Pues viene por cuatro frentes distintos:
1. Tal y como dice Kathryn una vez, las personas no cambian de la noche a la mañana. Y eso es precisamente lo que hace Sebastian. No sé si es porque a la película le falta metraje (pero claro... no les pongas a los niñatos una cosa de más de hora y media, que ya no lo aguantan) o por la actuación de Phillippe, pero faltan dos o tres pasos para creerse la transformación del personaje de libertino a romántico enamorado.
2. Una historia como esta puede resultar creíble en la Francia pre-revolucionaria de Choderlos de Laclos... pero NO en el Nueva York actual. No es que no se pueda imaginar que los adolescentes actuales hagan cosas como estas o peores, pero sí resulta bastante difícil creer que, en un mundo con móviles e Internet, las andanzas verdaderas de Kathryn y Sebastian resultasen desconocidas para sus compañeros. ¡Y encima son adolescentes! Al fin y al cabo, los Merteuil y Valmont de la novela y la película de Stephen Frears no van al instituto, y el tema de la reputación era bastante más vital de lo que se presupone aquí.
3. El final es... como decirlo... un tanto absurdo, por lo dicho antes sobre la credibilidad y porque el secretito de Kathryn con el colgante de la cruz se descubre por inspiración divina del nuevo director. Y porque el plano final de Witherspoon en el coche en plan "soy la más mala del lugar" no concuerda mucho con lo visto anteriormente del personaje.
4. Y lo más grave... se nos vende como una película transgresora, llena de tacos, referencias sexuales e incluso ciertas escenas eróticas más o menos atrevidas, teniendo en cuenta que es una película para gente joven. Pero nada de eso puede ocultar que Crueles Intenciones termina por ser más blanda y mucho más cursi y relamida que la historia original. No existe ni por asomo la misma mala baba de la novela o de las películas que la han adaptado antes.

Con todo y con éso, la película no está nada mal, si se acepta lo que es. Y si se sabe de antemano que ni Roger Kumble es Frears, ni Phillippe es John Malkovich, ni Gellar es Glenn Close, ni nada. Pero divierte y entretiene, que es lo que se pretendía.

Lo mejor: Sarah Michelle Gellar, Selma Blair y el buen rato que se pasa viéndola.
Lo peor: Los cuatro puntos detallados antes.
Sibila de Delfos
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1 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No toda la crítica se alineó a favor de esta película, de hecho hubo algunos comentarios con crueles intenciones para la misma, pero tampoco me quedo solo a la hora de defenderla y de poner en valor esta versión moderna de Las amistades peligrosas (o de Valmont si gustáis más del estilo Forman). Vaya por delante para no dejar tampoco mal a los críticos que trataron de diezmarla con sus lenguas que Roger Kumble no demuestra grandes dotes de director y que las interpretaciones de Sarah Michelle Gellar (En el papel de Kathryn) y Ryan Phillippe (Como Sebastian) dejan bastante que desear al igual que muchos de sus compañeros como Selma Blair en el papel de Cecille (la única que no cambia de nombre con respecto a las dos adaptaciones de la novela antes reseadas). Hasta ahí todo lo malo que puedo decir de la película.
Si por algo me parece especial esta adaptación al mundo moderno de una obra basada en el siglo XVIII es precisamente por la capacidad que tiene para recoger la esencia de traición, sexo, erotismo y venganza y trasladarla a finales del siglo XX. Kumble como digo no demuestra ser una gran director pero sí demuestra ser un gran guionista. Y lo digo porque la traslación de ese esquema tan potente cinematográficamente hasta épocas más recientes se hace con una precisión magistral, llevando a cabo una exploración de las peligrosas relaciones que se darían en la actualidad. Así, a la historia dieciochesca le tenemos que sumar las relaciones homosexuales y lésbicas (que gran beso el de Sarah Michelle Gellar con Selma Blair), las relaciones interraciales (el amante profesor de música es negro en esta ocasión), nuevas tendencias sexuales más prolíficas en esta época que en el siglo XVIII (el cunnilingus también tiene protagonismo en la película) e incluso las relaciones incestuosas aprovechando que el divorcio de los padres (impensable tres siglos atrás) permite mayor versatilidad a un guión de este tipo. Con ello quiero decir, que la novela original deja poco margen en realidad a la adaptación en una historia de balcones de ópera, duelos de espada y trajes cortesanos y que Kumble consigue aquí darle una vuelta de tuerca a todo ello para escribir un guión sólido que mantiene la esencia original y que además es verosímil pese a las dificultades que entraña. Tal vez lo único que no puso solventar el guión es la correspondencia por carta para determinar la senda de las diferentes relaciones y que tal vez hoy día se hubieran solventado mediante un e-mail, o Whatssap, pero teniendo en cuenta que el escrito sobre el que se basa es una novela epistolar el fallo es hasta comprensible y se intenta justificar en el guión en la medida de lo posible.
Aparte de la narración en sí, Kumble también demuestra saber escribir un guión con la utilización de símbolos… algo que se echa de menos en el cine actual. Desde el primer plano cenital que recorre rápidamente el cementerio al lado de la ciudad, hasta el contenido interno de la cruz que cuelga del cuello de Kathryn, pasando por la forma fálica del coche de Sebastian, o el hecho de conocer al objeto de su apuesta montada a caballo), demuestran una intencionalidad muy lúcida.
El punto número dos favorable a la película estaría en una banda sonora magistral con canciones de Placcebo, Blur o Counting Crowdea muy apropiadas para las escenas en las que se escuchan y especialmente con un final apoteósico con el Sweet bitter symphony de The Verve que eleva la secuencia final a la categoría de arte y que deja un magnífico sabor de boca (para mi es imposible dejar de pensar en el final y en su música durante varias horas después del visionado).
Su tercer punto a favor se llama Reese Witherspoon. Si bien dijimos que las interpretaciones a nivel general eran bastante deficientes hay una honrosa excepción. En su papel de Annete consigue un gran virtuossismo (él mismo que se le confiere a su personaje) con gran seguridad y serenidad, su actuación esta muy por encima de la del resto y estaría cuanto menos a la altura de Mychelle Pfeiffer en el mismo papel que encarna en la primera versión dieciochesca de esta historia.
Hay muchos que han tratado a esta película con cierta repulsión tratándola de una típica cinta para adolescentes, pero en mi opinión no hay público malo, sino malas películas para el público, y sin ocultar que en cierta franja de edad la película puede causar más impacto, estoy convencido de que tiene mucho más trasfondo que despertar instintos hormonales. Desde luego no puede estar a la altura de Las amistades peligrosas de Stephen Frears, pero tampoco se queda tan lejos como algunos apuntan.
Palomitasconchoco
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24 de octubre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Realmente es una película excelente! Cruda, pero son cosas que se ven en la vida real.
La verdad es que no me canso de verla. Está muy bien compensada en todos los apartados.
La actuación de Reese Witherspoon, Sarah Michelle Gellar y Ryan Philippe simplemente fue increíble, ¡inmejorable! Te los crees. Te olvidas de las demás películas en las que los has visto.
Cómo una apuesta termina dándole un giro a la vida de Sebastian. Cómo un hombre puede influir en la vida y decisiones de una mujer. Y como la crueldad, maldad y envidia (al igual que la promiscuidad) puede empujar a crear todo lo anterior. Soberbia historia.
¡Sin olvidarnos de la magnífica banda sonora!
ajacast
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26 de octubre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta película tenía 24 años, y lo que más me llamó la atención fueron sus dos principales protagonistas: Sarah Michelle Gellar, me encanta y muy buena actriz y Ryan Phillippe, muy sexy.

Han pasado unos años, y ahora que soy más madura encuentro que la película que al principio me atrapó por dos interpretaciones, ahora no solo me gusta, sino que además la veo como un clásico de los 90.

La película no pretende nada, y eso es lo bueno. Es sencillamente divertida, amena, y nos muestra que las personas de dinero a veces se aburren y tienen que inventar algo para que su vida tenga sentido. ¿Esto no es creíble?. Es real.

Otra cosa real: Los adolescentes cuando hablan de sexo se expresan así, y la realidad también nos muestra a veces personas ingenuas de las que los demás se ríen por su inocencia (caso personaje Selma Blair).

Esta película es un feedback a la juventud, a las hormonas revolucionadas, a los institutos, ¿quién no desea volver a esa época, una de las más felices?

Véanla y regresen al pasado. Además la banda sonora excelente, sobre todo la escena de la iglesia con la música de The Verve.

Aconsejable.
Caroline75
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