La nueva gran estafa

Pasamos de una película que mezcla maestralmente la comedia y la acción a una comedia simple. El eslabón débil de la trilogía de Soderbergh es esta película. La inclusión de Roberts sumado a un guion que tiende a debilitarse no ayudan a este film. Demasiada suerte y casualidades es lo que tiene este grupo de ladrones. Con una estructura que no convence, casi podríamos saltarnos esta en nuestro camino hasta la conclusión.

VEDLA Y DISFRUTAD DE UN RATO ENTRETENIDO

George Clooney todavía no se ha enterado de que esas cosas nunca se preguntan, ni aún habiendo sido agraciado con esa presencia que él tiene. Cincuentón o cuarentón, yo te veo estupendo, George.

Películas así descolocan bastante y su valoración es discutible y discutida. Lo cierto es que me entretiene, aún sabiendo que en realidad «Ocean’s Twelve» no es una película, sino una reunión de amigos complacientes consigo mismos que, en vez de organizar una barbacoa, organizan una peli con el mismo ánimo desenfadado y guasón. El colmo del cachondeo es toda esa parte de Julia Roberts y Bruce Willis, terriblemente seductor, por cierto, donde descubrimos las múltiples y simpáticas formas que Hollywood utiliza para tomarnos el pelo.

Además, Clooney y Pitt no se puede decir que actúen mucho, sino que se lucen en un agradable pase de modelos o spot publicitario que, claro, acepto porque son ellos. Brad Pitt nunca ha estado entre mis lista de chicos favoritos, aunque innegablemente tiene lo suyo. George Clooney, en cambio, son palabras mayores. Entre sus muchas cualidades, destaco esa sonrisilla traviesa y como contenida, el curioso tick de la cabeza y lo bien que le quedan los trajes, no faltaría más. Su pareja, la Roberts, no le hace justicia y menos aquí, donde la encuentro especialmente fea, paliducha y ojerosa. Al contrario que Catherine Zeta-Jones, que está guapísima, en realidad como siempre.

En lo referente al robo que no es robo pero sí lo es o a lo mejor no, pues un galimatías que cuesta seguir. Tal parece que es lo de menos, ya que nadie se preocupa por hacer creíble la historia sino más bien glamurosa y sorprendente, para que así pensemos todos lo fantástico que es ser ladrón y pertenecer a la banda de Ocean. A mi no terminan de convencerme, la vedad.

Así pues, da lo que promete: amigos haciendo de las suyas, caras guapas y famosas, policías y ladrones, y la bella Europa como telón de fondo. Para no aburrirse.

Un reparto coral, con buenos y mediáticos actores para un producto hueco, aburrido, previsible y zafio. La taquilla manda y el éxito que supuso Ocean’s Eleven (pese a no ser nada del otro domingo) obligaba a la Warner a exprimir un poco más los bolsillos de los domingueros cinematográficos de turno. Bien por ellos, esto al fin y al cabo es un negocio, aunque a veces parezca un atraco. Eso sí, de guante blanco por supuesto.

No escarmiento. Tengo como norma desconfiar de las secuelas tanto como de los políticos, porque el 99% de ellas van de lo mediocre a lo espantoso (como los políticos, vaya). Sólo conozco unas contadas excepciones muy concretas: “El Padrino 2”, “Indiana Jones y la última cruzada” y “Tarzán y su compañera”, que están a la altura de la original. Solo esas tres entre cientos.

Pero mi afición me puede y a veces caigo en la tentación de intentar buscar algo que amplíe la brevísima lista. Craso error, no hay forma. Ayer, después de volver a ver “Ocean´s eleven” (el muy notable remake de 2001, digo) caí en la tentación de ver la secuela a ver si sonaba la flauta. Y mira que las críticas de esta web me deberían haber quitado la idea de la cabeza. Y mira que no estaba yo muy convencido. Y mira que mi instinto me decía que no perdiera el tiempo … Nada, a veces la estupidez puede más que la razón: me la tragué enterita. Pues eso.
Siempre pasa igual: mismo director, mismos actores, mismos personajes, historias muy parecidas … pero películas de nivel muy diferente. Embarulladas, sin ritmo, sin interés, tendentes al bostezo. Curioso síndrome el de las secuelas, sí.

Y el caso es que George Clooney, Brad Pitt y Andy García están igual de bien que en la primera. Y que Julia Roberts incluso se supera haciendo literalmente de Julia Roberts (cosas del guion). Y que la incorporación de Catherine Zeta-Jones es un acierto. Y que el cameo de Bruce Willis haciendo de él mismo tiene su gracia … Pero el guion, la dirección y el desarrollo no están a la altura. Son embarullados, confusos, a veces absurdos e inverosímiles, se hacen difíciles de seguir y sobre todo de creer. Nada que ver con la peli anterior.

En fin, lo dicho, la típica secuela de toda la vida: mediocre y decepcionante. Un 4, suspenso.

Nueva entrega de la saga de Oceans' Eleven. En esta ocasión, la trama es tan enrevesada, poco creíble e ilógica que llega al aburrimiento. Se abusa del típico truco de ocultar datos al espectador que luego aparecen por sorpresa cuando menos se piensa. Nada es lo que parece. Esta trampa es muy habitual en este tipo de "thrillers". El público queda relegado a su estatus de "voyeur", donde ya da lo mismo lo que pase, total tanto da. En el fondo, no se hace más que camuflar un argumento y un hilo narrativo falto de ingenio. Con el fenomenal elenco de actores de la película (algunos interpretándose a sí mismos), francamente se habría podido hacer algo mejor. La parodia quedó bastante pobre. No lo suficientemente seria ni lo suficientemente sarcástica.