El gran tiburón (Tiburón 3)

No hay dudas que aquí lo novedoso es la implementación del 3-D, máxime cuando se lo aplicó a una cinta que es parte de una saga que traía el peso específico de la exitosa “Jaws” de Spielberg.
La película es defenestrada por la crítica en general, no obstante en mi caso particular me encontré con una alternativa por momentos satisfactoria. No hay dudas que su argumento es su punto más endeble y que algunas situaciones reflejan bastante llaneza. Pero tampoco me olvido que es una cinta de acción y que por momentos deja de lado el terror psicológico para dar lugar a la parafernalia de efectos visuales y a algunos detalles técnicos que decoran bastante bien y disimulan lo endeble del argumento.
El filme es dinámico, con ritmo saludable y no decae en ningún momento. Un enorme tiburón acecha al centro de recreaciones acuático, y claro que el argumento exagera en muchas situaciones dando por resultado a un escualo más inteligente que muchos de los personajes humanos que aparecen, pero esto es ya una marca registrada en la saga.
Esta película es entretenida gracias a un ritmo frenético que no da lugar a analizarla tanto desde la lógica, sino que la propuesta es entrar en el vértigo y la psicosis colectiva que genera el acecho del enorme pez devorador de humanos. Claro que en ello tiene un papel muy importante el atractivo estético que en aquella época ocasionó la implementación de algunos tecnicismos novedosos.

Nueva secuela de las aventuras del gran tiburón blanco asesino en busca de apetitosa carne humana (parece ser que las sardinitas no le acaban de gustar al bicho). El conjunto, carece de interés, y, habiendo visto las entregas anteriores, pues no sorprende en absoluto. Lo único que se pretende en ésta, es enseñar más sangre y a un tiburón más grande, y claro, al final, acaba haciendo agua.