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El gran Gatsby

Drama. Romance Nick Carraway es un joven del Medio Oeste que se traslada a vivir a West Egg, en Nueva York. Su vecino, el misterioso señor Gatsby (Robert Redford), vive en una lujosa mansión y organiza continuas y espectaculares fiestas. Jay Gatsby, un hombre de origen humilde que se ha enriquecido tras la I Guerra Mundial (1914-1918), vive atormentado por el amor de la bella Daisy (Mia Farrow), que no ha sabido esperarlo y se ha casado con otro. Pero ... [+]
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan que cuando Mike Nichols buscaba a alguien para encarnar al protagonista de "El graduado" (personaje que finalmente interpretó un extraordinario y menos atractivo Dustin Hoffman) se presentó Robert Redford que queria el papel. Le preguntó el famoso director:
"-¿Alguna vez has tenido problemas para conseguir alguna chica?"
"-¿A qué te refieres?
"-A eso es a lo que me refiero."

Y es que Redford, excelente actor por otra parte, no parece haber tenido problemas a la hora de confraternizar con el bello sexo. Por eso, me chirría un poco que en esta peli quede tan perdidamente enamorado de una Mia Farrow, que ni es espectacularmente guapa, ni su papel el de una mujer ni muy inteligente ni muy profunda, sino más bien al contrario, una fémina frívola y superficial (ojo a la escena en la que se pone a llorar a lágrima viva cuando Gatsby saca las camisas nuevas del armario).

Fallo de casting, por tanto, al escoger a la Farrow para el papel de Daisy para un romance que en ningún momento de la película acabas de creerte. Una pena.
cherburgo
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16 de enero de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Gatsby ignoraba que ese sueño había quedado a su espalda, fuera de su alcance para siempre".
Mas cruda y mas creíble que la ultima versión de la novela de Fitzgerald.
Redford, Farrow, Dern y Waterson están mejor en sus papeles que Di Caprio, Maguire, Mulligan y Edgerton. Supongo que por la labor del director, que da mas importancia al estudio de los personajes que al espectáculo visual de las fiestas de sociedad, que esta cinta son mas realistas y nos sitúan mejor.

Es un poco lenta, pero mas realista. La inocencia de Mia Farrow mezclada con su superficialidad y el amor puro aunque obsesivo de Redford, tal y como le describe su camarada. La persona mas optimista que ha conocido, un soñador encadenado a un sueño, a una luz verde. Que levantado un imperio en ocho años, solo por una esperanza.

Estoy de acuerdo con la idea romántica de que todo lo que hacemos es por una mujer, aunque aun no la conozcamos, supongo que tiene algo que ver con un ideal femenino. Julio Iglesias en los años que se rodó la película, ya cantaba algo parecido.

Por el amor de una mujer
Jugué con fuego sin saber
Que era yo quien me quemaba
Bebi en las fuentes del placer
Hasta llegar a comprender
Que no era a mi quien amaba.
pikuet
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2 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
84/05(13/05/15) Versión setentera del clásico de la literatura estadounidense de Francis Scott Fitzgerald, el drama romántico homónimo de 1925 que radiografía la decadente sociedad neoyorkina (por ende estadounidense), la de los felices años, la Belle Epoque. Es un film de Jack Clayton que resulta ameno, aunque algo falto de profundidad, se siente algo esquemático. La cinta tienen sus puntos fuertes en su brillante puesta en escena, todo un alarde de transportarte en el tiempo, y en su gran protagonista, un Robert Redford bañado en un halo de misterio que te magnetiza. La Paramount a principio de los 70 se decidió a hacer una superproducción con la obra de Fitzgerald, el jefe de producción de la compañía Robert Evans (“El padrino” o “Chinatown”) en 1971, compró los derechos del libro, su idea era fuera un vehículo de lucimiento para su entonces esposa Ali MacGraw como Daisy, pero durante el rodaje de “La huida “ de Peckinpah, MacGraw comenzó un affaire con Steve McQueen, pidiendo ella el divorcio del productor, Mcqueen exigió que MacGraw solo haría de Daisy si él hacía de Gatsby, Evans se negó y buscaron a otra actriz, se barajaron numerosas intérpretes como Faye Dunaway, Candice Bergen, Natalie Wood , Katharine Ross, Cybill Shepherd o Lois Chiles, a esta última se le dio el rol de Jordan, hasta que se eligió a Mia Farrow. Para el papel del sofisticado y enigmático Jay Gatsby se postularon Warren Beatty (se descartó al exigir ser productor de film) y Jack Nicholson (se descartó en la génesis al no estar de acuerdo con que Ali MacGraw hiciera de Daisy), y Marlon Brando (descartado por sus altas pretensiones salariales), al final Robert Redford fue el elegido. El guionista previsto era el escritor Truman capote, al final sustituido por Francis Ford Coppola, justo en su década más creativa y efervescente (“El padrino”, “El padrino II”, “La conversación” y “Apocalipsis Now”). La Paramount montó una gran campaña publicitaria alrededor del film, antes de que se estrenara, se creó la moda Gatsby de peinados, vestidos, ropa deportiva, zapatos, y demás cosas, todo diseñado por el mítico modisto Haston, Norteamérica y el mundo fueron inundados con esta gran promoción del film, reportó beneficios netos de 6 millones de dólares, los beneficios por ventas anticipadas y publicidad superaban los 18 millones de dólares, mientras los costos de producción apenas habían sobrepasado los 6 millones, todo esto derivó en unas enormes expectativas, que tras sus primeras proyecciones defraudaron, la crítica la despedazó. Ganó dos Oscars , por Diseño de Vestuario para ( Theoni V. Aldredge ) y música para Nelson Riddle ). La novela había sido llevada a la gran pantalla en dos ocasiones anteriormente, en la silente de Herbert Brenon de 1926 (con Warnex Baxter de Gatsbyt y Lois Wilson de Daisy) y en 1949 de Elliott Nugent (Alan Ladd y Betty Field).

El escenario es el Nueva York de los alegres años veinte, allí llega Nick Carraway (Sam Waterston), para instalarse en una casita en Long Island, reside al lado de una gran mansión , cuyo dueño es el enigmático Jay Gatsby (buen Robert Redford), de fortna incierta, organiza continuas fiestas a las que él no asiste. Un día Nick es invitado a una de estos saraos, allí es requerido a conocer a Gatsby, este tiene la intención que Nick sea su enlace con una antigua novia, Daisy Buchanan (buena Mia Farrow), de la que Nick es primo, Jay intentará reconquistarla, el problema es que está casada con el adinerado Tom Buchanan (Buen Bruce Dern), Jay no escatimará gastos para su objetivo.

El film conserva un aura romántica meritoria, sabe imbuirte en una especie de sueño lírico moralizante, teñida de melancolía, siendo una hábil radiografía de un mundo superficial, de esplendor fugaz, pre-Gran depresión, la decadencia de lo naif, con formidables fiestas, regado de charlestón, jazz, y mucho alcohol, donde reina la hipocresía y la falsa moral, una sociedad con los cimientos de barro, una inteligente reflexión sobre el tan ansiado y anhelado “Sueño americano”, un relato donde un tipo puede tener todas las riquezas, y sin embargo no tener lo que quiere. Clayton esboza una atmósfera cuasi-onírica, nos expone la trastienda de las lujosas vidas, sus envidias, egoísmo, prejuicios raciales y sociales, toca temas como la amistad, los amores imposibles, la traición, la mentira, los sacrificios, la degradación moral, o sobre todo la búsqueda de la felicidad. El film resulta estimable en su envoltorio, nos exhibe estos nostálgicos dorados años con exuberancia, pero en su debe se nota pocas ganas de ahondar en la introspección de personajes, no rasca, los personajes quedan algo acartonados, encorsetados en clichés, faltan secundarios de enjundia, la subtrama de la amante de Buchanan queda bastante confusa, sin fuerza mínima, Gatsby se queda en algo etéreo, plúmbeo en saber de él, tampoco la poca química entre Farrow y Redford, ayuda, y es que Mia es un error de casting, no te crees el embrujo-encoñamiento que tiene Jay por ella, me chirría, tampoco su alargado epílogo, anticlimático ayuda a sumar.

Robert Redford da un halo romántico a su Gatsby, le da elegancia, sofisticación, vulnerabilidad, pasión, dudas, y a la vez muy hermético, a pesar de que el guión no le da matices él aporta gran carisma. Mia Farrow como ya he dicho es un defecto de elección, me resulta forzada y no tiene compenetración con Gatsby, fundamental para emocionarnos, estaba embarazada durante el rodaje, por ello lleva siempre vestidos sueltos, sin ajustar. Sam Waterston me es un tanto melifluo, una pluma inane, no se sabe de qué va. Bruce Dern dota a su villano de personalidad y gran cinismo, notable. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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1 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como si de un cometa se tratara el brillo azul de Farrow logro encandilarme. La peli transcurre mediante sendas actuaciones de unas buenos actores que logran hacer una buena adaptación cinematográfica de este clásico de Fitzgerald. Quizás un poco larga, pero aún asi es un buen film. Creo que es mas fiel al libro que la última con Leonardo. Recomendable totalmente.
Bicr20
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10 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas más positivas que he podido aprender en la vida, es a decirle a Dios: “Señor, estoy deseando… pero, por favor, concédemelo sólo si Tú estás de acuerdo en que lo necesito”. De igual manera, se puede decir: “Padre Universal, ansío poder amar y ser amado por… pero, si no es la persona con la que podré ser feliz, te ruego que la alejes de mi lado”.

Porque lo he experimentado, puedo afirmarlo: si se dice con el corazón y con plena confianza en el Ser Supremo, a su manera, Él nos mostrará el camino y no habrá nada que lamentar. Porque, paradójicamente, a veces ganar es amargarse la vida, y perder es, en ocasiones, liberarse de una penosa desgracia… y si no, piensen en los chicos que se jugaron los boletos antes de subir al Titanic.

Jay Gatsby, es un hombre culto, apuesto y galante que, tras dilapidar una herencia, se dedicó a negocios non sanctos para recuperar la fortuna… y cuando por fin lo ha logrado, su nuevo propósito es recuperar también a Daisy Buchanan, la muchacha rica que se olvidó de él y se casó con un hombre adinerado cuando supo que él se había convertido en un militar sin un centavo. Pero, Gatsby, aún confía en que, él, ha sido el único amor verdadero en el corazón de Daisy y que, con lo que ahora posee podrá reconquistar su corazón.

Tendrá entonces lugar, una suerte de tragedia shakesperiana de esas en las que, con toda su buena voluntad, el hombre quizás llegue a comprender que nunca supo elegir, y es por esto, que muchos se pasan la vida tras un ideal inalcanzable. De paso, el argumento hace una fuerte crítica a esa clase social para la que, el dinero lo es todo y por él sacrifica hasta lo más sagrado.

“Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia”, dijo alguna vez, F. Scott Fitzgerald (1896-1940), el autor estadounidense que tan bien recreara la suerte de cultura que padeciera su país natal en las primeras décadas del siglo XX, en novelas tan preciadas como “A este lado del paraíso” (1922), “El gran Gatsby” (1925), “Suave es la noche” (1934) … o “El último magnate” (1941).

Llevada primero al cine, en 1926, bajo la dirección de Herbert Brenon, <<EL GRAN GATSBY>>, conoció una segunda adaptación cinematográfica en 1949, con Elliot Nugent al timón; y esta tercera vez, es Jack Clayton (“Room at the top”, “The innocents” …), el responsable de una adaptación que supera a las anteriores en sus logros visuales y en su prominente puesta en escena, aunque, en sus aspectos dramáticos y románticos, todavía no consigue la fuerza que semejante historia ofrece en perspectiva.

¿Qué hizo falta? Ignoro si fue responsabilidad del guion de, Francis Ford Coppola, o del director Clayton, pero, considero que el filme se explaya demasiado en situaciones de menor relevancia como las fiestas (en las que ocurre muy poco), y la relación más dramática y profunda que pudo haber sido la de, Tom con Myrtle Wilson, se pasa en flashes demasiado rápidos. Después, y es quizás lo más lamentable, es que los momentos más fuertes, como el enfrentamiento entre Gatsby y Tom Buchanan, el accidente de Myrtle o el trastorno de Wilson, se malogran casi por completo, por el distanciamiento con el que se plantean; y por último, y no menos importante, es que la figura de, Mia Farrow, no corresponde, ¡para nada!, ni con la suerte de mujer que uno imaginaría para despertar tantas pasiones, ni para conseguir creerle los cambios emocionales que, en su momento, demuestra… y hasta Redford, con ese rostro ajado de adolescente descuidado, deja de lucir como el galán que esperaríamos. Todo esto lleva a que, la conexión con la historia y la empatía con los personajes, se dé tan sólo a niveles muy superficiales. Muchísimo mejor lucen, Karen Black como Myrtle, Sam Waterston (Nick) y Scott Wilson como el mecánico astado, y son, solamente ellos, los que dan alguna consistencia a la película.

Con todo, cierta privilegiada clase social queda bien puesta ante el espejo… y eso ¡bien vale la pena!
Luis Guillermo Cardona
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