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El tren

Intriga. Bélico. Drama El Coronel Franz Von Waldheim se encuentra destacado en París con una misión muy concreta: hacerse con las modernas pinturas francesas, las mismas calificadas de "degeneradas" por los nazis, y cargarlas en un tren con destino a Alemania para el Tercer Reich. Eso sí, ha de tener mucho cuidado de no dañar la carga y, además, tiene de tiempo límite lo que tarden los aliados en reconquistar la ciudad, es decir, poco margen ya que cada vez están más cerca. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
13 de octubre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
143/18(25/09/14) Gran muestra de cine de acción, filmada por un John Frankenheimer inspirado, con un gran Burt Lancaster y un tridimensional villano Paul Scofield. La historia se inspira libremente en hechos reales, el tren real era el 40044, capturado el 1 de agosto de 1944por Alexandre Rosenberg, teniente de las Fuerzas Francesas Libres a las afueras de París. Sobre los hechos escribió un libro de no-ficción, “Le front de l'arte” (1961), Rose Valland, historiador de arte en la Galerie Nationale du Jeu de Paume, lugar donde se almacenaron las obras de arte robadas a particulares y museos por el país galo y que los nazis tenían pensado trasladar a Alemania, pero los hechos reales fueron adornados por el film, ya que el tren apenas salió unos kilómetros de parís pues la Resistencia bombardeó con una interminable burocracia el traslado haciendo imposible que apenas rodara el tren.

El guión pasó por muchas manos en postreras revisiones, los principales fueron Franklin Coen (“Alvarez Kelly”) y Frank Davis (“Lazos Humanos”), que también idearon la historia, reescribieron los no acreditados Walter Bernstein (“Fail-Safe”), Howard Dimsdale (series “El Fugitivo”, “Bonanza” o “El Planeta De Los Simios”) y Nedrick Young (“La Herencia Del Viento”). Milagrosamente queda un relato cohesionado y sin fisuras, saben conjugar la reflexión sobre el valor infinito de las Obras de Arte contraponiéndolo al valor de la vida, ahondando en que es por lo que realmente vale la pena morir, que es el patriotismo (en esto recuerda a “Salvar Al Soldado Ryan”, grupo que busca a Ryan se cuestiona si vale la pena arriesgar la vida por alguien insignificante), mezclándolo con unas escenas de acción que rebosan autenticidad, trepidantes, vibrantes, con explosiones, bombardeos, tiroteos, gimkanas por los terrados, descarrilamientos espectaculares de tren, etc. También me ha gustado el uso de objetos que salpican la acción para acentuar la tensión, la pipa del nazi, los 4 francos de Papa Boule, la linterna del jefe estación con el nombre verdadero de estación, la teja que cae del terrao o el cubo de pintura.

La puesta en escena es un personaje más, con un impresionante realismo y magnificencia en sus escenas de acción, con un formidable diseño de producción de Willy Holt (“Adiós Muchachos”), filmada en localizaciones reales de Francia, contando con la ayuda de las autoridades ferroviarias galas, el bombardeo aliado a una estación de tren se produjo con dinamita real, los franceses iban a ampliar el ancho de vía, los descarrilamientos de trenes que vemos son reales, sin maquetas, a esto se suma un brillante trabajo de fotografía de Water Wottitz (“El Día Más largo”) y Jean Tournier (“Chacal”) en glorioso b/n, esto para infundir tono de docu-drama, con feistas primeros planos para remarcar la suciedad de la grasa y carbón en los maquinistas, se utilizaron una serie de cámaras grabando al mismo tiempo para grabar las escenas de acción, esto para tener el punto de vista de varios ángulos, sin tener que repetir, las costosas secuencias, sumando travellings exultantes con lentes de gran angular, zooms vertiginosos, para enfocar la acción en diferentes planos sin tener que cortar, Colosal, a esto se añade un extraordinario uso del sonido que hace que la locomotora se comunique a través de sus rugidos, por momentos se convierten en jadeos, como en la escena que huyen de un avión y se refugian en un túnel.

Grandes momentos: El sublime plano-secuencia en que Labiche intenta parar el tren de Papa Boule con una bandera, este lo obvia y Labiche baja por las escaleras verticales deslizándose, corre hacia la locomotora y sube en ella en marcha, sin trampa ni cartón, apoteósico Lancaster sin doble; El infernal bombardeo a la Estación de Vaires mientras Papa Boule saca su tren del lugar; La tensa de la moneda con asfixiantes contrapicados y es <Cuatro francos son cuatro francos>; Un meritorio plano-secuencia minuto y 20 s. en que vemos a Lancaster realizar un trabajo fundiendo piezas, limando, ensamblando; El plan nocturno de trileros de la resistencia cambiando nombres a las estaciones para engañar a los nazis; El tramo donde se encadenan choques y descarrilamientos de locomotoras; Casi un minuto de travelling en que la cámara sigue a Waldheim que va en sidecar a todo gas con alboroto a su alrededor por el caos de trenes descarrilados, se para se baja y la filmadora se acerca con un opresivo primer plano; La intensidad romántica de un gesto y una mirada cuando Christine y Labiche se agachan para esconderse de los nazis, ella toca un instante su cabeza contra su pecho, se miran y él se va, lección de escena de amor fugaz; La vertiginosa escena de Labiche cojo intentando adelantarse a los soldados que escoltan el tren, Labiche por la montaña, mientras en segundo plano vemos a los nazis, en un momento dado vemos a Lancaster rodar en un fenomenal plano-secuencia ladera abajo para llegar a una caseta, soberbio; Y su ambiguo final que despierta en mi sensaciones encontradas (spoiler).

Burt Lancaster realiza una interpretación bestial, racial, intensa, sentida, de un poderío físico portentoso a sus 50 años, sin dobles, apecho descubierto, en planos-secuencias que soporta con brío y naturalidad, un Titán que apabulla por su fuerte carisma, refleja muy bien la complejidad del argumento. Paul Scofield demuestra lo enorme actor que es, con sobriedad, contención, radiante carácter, es un villano matizado, tridimensional, expone que su único amor es el arte, colosal el tour de forcé con Lancaster. Michel Simon en su corto metraje en pantalla resulta muy humano, con una presencia en pantalla que aporta una brillante personalidad, no te crees no sea maquinista. Jean Moreau dota a su rol de una coraza pragmática que con su escasa relación con Labiche deja entrever grietas de anhelo de cariño, estupenda. Wolfgang Preiss impregna de cruda carácter a su Major, siendo un gran apoyo para Scofield. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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17 de febrero de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un excelente film que narra de manera apasionante, con mucho rigor sin que por ello pierda un ápice de emoción, las batallas que se libraban, no en los frentes, sino las que luchaban los ciudadanos en las ciudades ocupadas por los nazis, en la segunda Guerra Mundial.
1944. Los nazis llevaban ya cuatro años de ocupación en Francia y los ciudadanos esperaban con ansia la llegada de los aliados. Se había instaurado el régimen de Vichy, que era colaboracionista con la Alemania nazi, pero gran parte de sus ciudadanos, se fueron uniendo en clanes clandestinos con el objeto de tratar de entorpecer o boicotear de todas las maneras posibles, cualquier plan o trabajo que favoreciera los intereses de los invasores en su país. Era la Resistencia.
En estas fechas, los aliados ya habían desembarcado en Normandía y poco a poco, iban ganando terreno a los alemanes por lo que el fin de la guerra estaba próximo y la derrota alemana, era ya inminente.
Un coronel, recibe la orden del Tercer Reich de transportar hasta Alemania un cargamento de los mejores cuadros, patrimonio nacional de Francia. Van Gogh, Degás, Matisse, Manet, Monet, Renoir, Cezanne, Gauguin, pintores despreciados por los nazis que los consideraban como "artistas degenerados", pero que sabían muy bien la cantidad incalculable de pasta que valían aquellos cuadros. Por lo tanto, antes de abandonar el barco, había que hacerse con el botín.
Esta historia va de unos ferroviarios, que tratarán de mil maneras, impedir que ese tren consiga salir de Francia, utilizando toda clase de estratagemas y arriesgando sus vidas, a fin de que no roben lo que es un tesoro nacional.
Con un magnífico Burt Lancaster al frente del reparto, la cinta se desarrolla con intriga y tensión, haciendo que el espectador no pueda mover los ojos de la pantalla de principio a fin.
Veo que no tiene muchos votos y no entiendo el por qué. Os aseguro que esta película es altamente recomendable para mucha clase de público.
A los amantes del cine bélico les gustará. También a los de acción, drama, intriga o suspense. Estoy seguro de que los amantes del cine moderno no pondrán ninguna pega a esta película y, por supuesto, los aficionados al cine clásico tampoco.
Es una colosal obra que nadie debería perderse. ¿ Por qué tan pocos votos?.
Izeta
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2 de mayo de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absorbente relato de fines de la segunda guerra mundial sobre como un grupo de resistencia francés del sector ferroviario, trata de impedir que oficiales del ejército alemán puedan llevarse pinturas valiosas de grandes artistas fuera del país. Nos sumergiremos a lo largo de la cinta en el esfuerzo por parte de un oficial alemán en llevarse las pinturas y también en el bando de los franceses haciendo todo lo posible por sabotear el robo de las obras de arte.

Basada en el libro “Le front de l´Art” de Rose Valland, Frankenheimer a lo largo de la trama va planteando la cuestión de que es más valioso, ¿la vida humana o un cargamento de obras famosas? Logrando transmitir con tono veraz los acontecimientos sucedidos, con un pulso narrativo magistral, con ingenio y recursos para colocar la cámara en diferentes puntos de vista, haciendo del visionado un atractivo visual. Personajes encarnados de manera autentica, sin histrionismo, apuntando a lo sustancial. De ritmo fluido y dinámico nos ofrece grandes momentos de intriga, tensión y acción, siempre al filo de la navaja.

Con una soberbia dirección, mostrándonos planificación y ejecución a través de panorámicas y planos generales magníficos, dejando que la escena se construya delante nuestro. Ofreciendo planos secuencia sumamente cuidados, haciendo de los trenes unos personajes más, la cámara se mueve entre ellos, sobre ellos y dentro de ellos, con variedad infinita en el manejo de los recursos técnicos. Haciendo de estas máquinas un elemento hipnótico, nunca antes su funcionamiento general o el vapor despedido de las chimeneas fue tan atractivo y vigorizante.

En el plano actoral, los interpretes protagonistas consiguen un enfrentamiento de carácter y moral muy bien conseguido. Siendo Burt Lancaster un vitalista luchador por su país. Logrando un personaje que transmite liderazgo y compromiso, nunca resignándose. Lancaster tuvo que aprender a usar una locomotora a vapor para desarrollar con credibilidad su papel. Paul Scofield construye su militar alemán de manera sobria y comedida, sin manierismo (característica recurrente en el cine norteamericano), riguroso y obstinado en su propósito. Frankeneimer nos da personajes prácticos, secos y lacónicos, sin adornarlos con sentimentalismos. Transmitiendo, en su conjunto con los secundarios, autenticidad y verosimilitud (lo único inverosímil es que todos hablen inglés, tanto alemanes como franceses).

The train es una gran cinta que se cimienta en una lograda recreación de los acontecimientos, en un montaje y ritmo dinámico, un director en el auge de su carrera logrando un producto atrapante, un duelo de intérpretes de alto nivel y un despliegue de recursos notables. Para disfrutar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
piensaenotracosa
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25 de septiembre de 2006
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
... o lo que es lo mismo, cómo contar historias enfocando solo partes de un cuerpo, partes de un tres, partes de un edificio, de una forma muy especial, a lo Frankenheimer, esto es, con picados y contrapicados imposibles.

Burt Lancaster, a pesar de los prejuicios que tenía sobre este actor como excesivamente forzudo y tosco en el plano físico, está de miedo en esta película, ofreciendo una interpretación sobresaliente, al nivelón de la de El Juicio de Nuremberg: vencedores o vencidos.

El resto del casting es sobresaliente igualmente, y está muy bien conseguida la fusión entre tantas nacionalidades: americanos, franceses y alemanes (los menos, todo hay que decirlo).

La fotografía es excelente, los planos y medio planos dan una verdadera lección de lo que puede ser el cine, nada que ver con americanadas para adolescentes que suele ser el estilo de las películas de hoy en día.

La historia es emocionante: nos muestra cómo gracias a unos poquísimos hombres, podemos disfrutar hoy en día de cuadros que, de lo contrario, probablemente se hubieran perdido para siempre por la locura de unos cuantos energúmenos.

En cuanto al estilo, esta película es un verdadero homenaje a la gente del ferrocarril, llegando a una curiosa circunstancia: en más del 80% de la duración de la película se oye de fondo o en primer plano el ruido de un tren.

Excelente película, tanto en cuanto a una historia que engancha, como en aspectos formales de fotografía. Absolutamente recomendable.
nickie2011
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25 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por amor al arte.
Esa degenerada basura tan cara que vale más que cualquier insignificante vida humana.
Desde el principio, se plantea el conflicto; el arte, que además da mucho dinero, aunque nunca es suficiente, o la vida, esa cosa nimia; por qué luchamos o de qué prescindimos, amigos, qué es mejor conservar; un ser humano que respira, bulto sospechoso la mayoría, hay tantos que casi son intercambiables, o sin ningún casi en una guerra, muchos sobrantes, lanzados con desprecio al estercolero de la historia, sucio polvo, vaho, nada; o el arte, la belleza, el espíritu, el alma de un país, elevado, irrepetible, especial, único, inmarcesible.
Dos horas después la duda sigue en pie. Por el camino, muchos muertos, a puñados las manos llenas de ellos. ¿Quién de todos se acuerda, de alguno por lo menos? Nadie. En cambio, de Renoir, Picasso o Cézanne todo el mundo; bueno, todos no, los simples brutos como tú, Burt, tampoco, trapecista inculto, vosotros no sabéis, sois carne picada y más nada.
El comienzo y el final son espectaculares, el resto no tanto, el tramo medio o mayoritario es un juguete inteligente, peo demasiado denso y moroso, mudo, un poco inane y bastante técnico o mecánico, frío, encaje de bolillos, partida de dominó, vías y tornillos, lo humano está vacío.
Finalmente, esta poderosa película es el duelo a muerte entre dos hombres superiores; el intelectual militar refinado y obsesionado que ha perdido la guerra, y con ella de su vida el sentido, y todavía no lo ha asumido, el nazi malo; y el hombre ferroviario inteligente de acción sin par, gran titán, que ha ganado aunque no lo parezca, el buen francés.
(Hay que ver la resistencia gabacha lo que ha dado de sí en la ficción más conspicua; a falta de lucha armada cara a cara, a eso se agarran, ya sabéis, el que no se consuela, no mama).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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