Haz click aquí para copiar la URL
España España · san sebastian
Críticas de Izeta
Críticas 1.396
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
13 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso, seco y poco complaciente film de bajo presupuesto que adopta características muy poco usuales aún en el cine norteamericano de la época, cuyo tratamiento, modo y maneras huye por completo del dramatismo y conectividad con el espectador al que relega a la condición de testigo equidistante y omnisciente pero negándole cualquier atisbo de empatía o toma de partido en la sucesión de los hechos que desconoce por completo en sus causas.
Narrada de modo muy austero, el director prescinde por completo de la música poniendo el foco en los hechos narrados en tiempo casi real.
Seguiremos los pasos del protagonista, cuyo origen, motivaciones y condiciones desconocemos, cometer una serie de delitos sin saber lo que busca hasta que termina parapetándose en un bar tomando por rehenes a sus clientes, tras lo cual tratará de negociar con la policía a través de un número de teléfono.
La película adquiere un tono bastante realista, lo que la hace incómoda para un espectador que no sabe bien hacia dónde dirigir sus simpatías.
La información sobre los personajes se va revelando poco a poco a medida que transcurren los acontecimientos. Un reloj, un aparato de aire acondicionado, el teléfono y un televisor cobran especial relevancia en el bar mientras que fuera, la policía y un enjambre de espectadores junto con los periodistas y la televisión (que ofrecerá la noticia en directo) rodearán el edificio expectantes.
Aquí no hay heroicidades ni espectáculos pirotécnicos que celebrar.
Una toma de rehenes comunes por parte de un muchacho corriente y con la operación policial consiguiente, se saldará de la manera en que veremos. No va a ser un espectáculo grato para nosotros. La cinta es de una dureza considerable para la época dada su muy probable conexión con la vida real. Tan sólo el final es una concesión que se pliega un poco a los estándares habituales al otorgar a los supervivientes una recuperación del shock poco menos que milagrosa en tiempo récord. Pero hasta ahí, Dial 1119 nos va a hacer revolver harto incómodos por su inusual verismo. Una película bien triste.
Izeta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
10 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro fueron las películas en las que Alan Ladd y Verónica Lake compartieron cartel.
¿A que parece que fueron muchas más?.
Casi parecería que estos dos hubieran estado siempre juntos, tal es la fuerza con que perviven en nuestro imaginario, Ladd y Lake, Lake y Ladd, esa melena rubia ondeando junto al también chico rubio de sombrero inclinado, una pareja icónica del cine que contribuiría a llenar nuestros sueños.
Lo mismo ocurre con Rock Hudson y Doris Day. Esos dos sólo protagonizaron tres y aun así se encuentran indisolublemente unidos como si hubieran realizado treinta y a pesar de que todos ellos interpretarían muy grandes obras por separado, nos resulta muy difícil recordar a uno sin evocar al otro. Ese es uno de los misterios del cine. Su magia. Su poder creador de iconos.
Y nooo, no me olvido de Bogart y Bacall, es sólo que a ellos se les ha dado más cancha. Fueron pareja en la vida real y, claro, eso también cuenta, es como Liz Taylor y Richard Burton que coparon las publicaciones una y otra vez a cuenta de sus encuentros y desencuentros matrimoniales.
Esta es la tercera colaboración juntos de Ladd y Lake, con Marshall en la dirección adaptando una obra de Raymond Chandler (sin Marlowe), en la que el propio escritor ejerció de guionista.
Y no. No es la mejor adaptación de Chandler ni de lejos, tal y como cabría suponer teniendo al propio autor entre sus filas, a la película le falta, a mi entender, nervio, negrura, un poco más del veneno sórdido que a menudo se adivina en otras obras del autor. También palidece en su final que fue alterado a toda prisa y se nota excesivamente lo que resta validez a la historia.
Este es un cine negro más "blanco" podríamos decir. Sus personajes, ni son tan retorcidos, ni tan sorpresivos como cabría esperar. Mención aparte merece el personaje de William Bendix, casi único personaje que ofrece algo de inquietud por su condición de herido de guerra cuyas secuelas van a resultar impredecibles para nosotros.
En todos los demás personajes, son lo que esperamos que sean, sin matices y casi sin aristas. Un recordatorio podría merecer el personaje de Doris Dowling, la esposa de Ladd en la película, a mí me ha dado pena, muchísima, lo pronto que desaparece en la historia. Un personaje cliché pero que podría haber dado mucho más juego.
!Aaaahhh!. Pero no se crean que por lo que he dicho esta cinta no resulte ser memorable. Aquí tenemos TODO lo que nos gustan de estos films:
Una fotografía en blanco y negro de ensueño, luminoso, de la que ya es imposible hacer con las técnicas actuales (paradójico, ¿no?).
Escenarios escogidos al detalle: Clubs nocturnos elegantes, bungalows de lujo, hoteles impresionantes formando contraste con pensiones baratas de mala muerte. Noche, lluvia y descapotables (con la capota echada, que llueve mucho) mirando las luces de la ciudad.
Vestuario impecable. Trajes con sombrero de ala ancha o smokings y para ellas, modelazos a bien lucir, maquillajes impecables y peinados brillantes que aturullan con su resplandor.
Los famosos diálogos de Chandler tampoco he sentido que crujan como era de esperar. Y quizá el error sea de Marshall que no aprovecha bien la ocasión de hacerlos sentir, de escupirlos en sus personajes. O quizá porque he visto la versión doblada (no he podido verla en VO) y me he perdido gran parte de su fuerza, no lo sé, ya veremos cómo resulta cuando tenga otra ocasión.
Aun así aparecen de vez en cuando y resulta de agradecer pero la historia se adivina más mecánica, algo más artificiosa aunque igualmente eficaz.
Con respecto a las actuaciones que ya he mencionado arriba con Bendix a destacar, tampoco quiero olvidar algunos de los otros papeles. Howard Da Silva cumple con solidez. Su personaje resulta muy atractivo y despierta nuestra curiosidad. Igualmente se puede mencionar el papel del vigilante o el del motel. Hacen lo que tienen que hacer muy bien y eso basta. La enredosa trama se encarga del resto. !Ay Chandler!. !Cómo te gustaba liarla parda!.
Dejo para el final a la pareja protagonista. Química, química y química. Estaban hechos el uno para el otro. No sólo por su baja estatura (esa fue la causa por la que los unieron), sino por el halo que desprendían sus rostros cuando estaban juntos. Ni han sido los más guapos ni los de más carácter y, sin embargo, !Qué buena foto hacían juntos!.
Izeta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
8 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi Zhang Yimou siempre me ha parecido un director bastante interesante (en las pocas que he visto de él) y muy accesible a nuestros ojos occidentales.
Una oportunidad para nosotros de asomarnos a un mundo bastante hermético y desconocido, a una cultura tradicional y milenaria que poco tiene que ver con la nuestra y es por eso que sus historias siempre tienen un punto de atracción para mi.
Ahora bien siento decir que esta película no ha conseguido impresionarme así y que a pesar de sus indudables intenciones críticas y dramáticas, toda ella me ha parecido un gran artificio inconsistente, con algunos golpes de efecto colocados estratégicamente aquí y allá pero muy escasa entidad en sí misma.
La película es un relato de la vida de una familia china que discurre desde los años 40 a los 70. En ese periodo el país va a vivir profundos cambios, la Guerra Civil y el advenimiento del comunismo y el nuevo orden. En ese contexto, la familia tratará de sobrevivir como pueda.

En favor de la película hay que decir que estuvo prohibida en China y que su equipo fue represaliado por mostrar una cara muy poco amable del sistema. Eso en sí misma ya supone una recomendación, rara vez tenemos la oportunidad de contemplar una denuncia desde dentro.
Pero, la verdad, a nosotros nos va a saber a muy poco, ya que se nota que el director intenta hacer filigranas, apunta mucho pero no termina de disparar, el guion se muestra evasivo, ambiguo, ya sabemos que debía ser dificilísimo hablar de ciertas cosas pero, así las cosas, la denuncia se le ha quedado casi como en una mera regañina de colegas.
Porque, ¿en qué falla este director a mi entender?. En el relato íntimo de la historia, en la construcción de los personajes y el desconocimiento que tenemos de sus comportamientos y motivaciones que nos impide acceder a sus sentimientos y por lo tanto, nos dejan fuera.
Toda, absolutamente toda la información nos es explicada a través de lo que ellos dicen de sí mismos y sus actos devienen mecánicos, acordes a lo que se prefigura que el relato ha construido. De vez en cuando, el director planta una desgracia familiar, una situación altamente dramática que se supone que nos tiene que hacer temblar pero eso es imposible si los espectadores no estamos situados dentro de ellos. A eso se le llama efectismo y luego, vuelta a la distancia y a la insipidez, a la absoluta conciencia de estar fuera de allí.
No es una mala película, porque no lo es, la he seguido con interés y curiosidad pero, francamente, esperaba algo mejor dado su director y la nota tan alta que obtiene aquí. Dudo mucho que se despierte en mi algún interés por volver a verla algún día.
Izeta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
6 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una hora en blanco es lo que no vais a pasar si os acercáis a esta estupenda película, juego, retruécano, paradoja irónica, travesura abogadil. Giros y revueltas. Los abogados también lloran. Yo acuso, tú acusas, nosotros acusamos y desmontamos las coartadas.
Basada en una obra teatral, la cinta presenta un juego ingeniosísimo al que, si bien hay que disculparle cierta ausencia de disimulo al apelar en exceso a la casualidad, debemos reconocer igualmente que la trama está montada al detalle, es retorcida pero eficaz, dedíquense a buscarle los puntos débiles y se encontrarán con que se pierden hora y media escasa de franca diversión.

Alguien parece estar gastando una broma macabra en esta matrioshka que destapa incidentes a cual más sospechosos. Todo es correlativo y todos se van a ir viendo afectados. Incluidos nosotros, los espectadores, que habremos de seguir la veloz trama cuando alcance velocidad de crucero, entre atónitos y divertidos.

Una película realizada con altos valores de producción, debe mucho a los estupendos actores, que le aportan un plus de delicadeza y elegancia.
Loretta Young (más hermosa que nunca) y Franchot Tone, en sus respectivos papeles de lady y lord Dearden. Roland Young como amigo de la familia será el artífice del mejor giro del guion, el que nos va a poner las orejas tiesas, una vuelta de tuerca ingeniosísima que nos hará ya imposible distraer nuestra atención.
Henry Daniell, Lewis Stone, Robert Greig...Un largo desfile de grandes profesionales y Sam Wood en la dirección manejándolo todo hábilmente y con precisión. Intriga, crimen, humor, romance y sorpresas. Un guion maquiavélico gozoso y entretenidísimo. !Pero qué pena me da que estas películas permanezcan tan sepultadas!.
Izeta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
4 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucille Ball, William Holden, a puntito estaban de consolidarse como las grandes estrellas que resultaron ser y venían de realizar obras menores preparatorias.
Y aquí podríamos decir que en sus respectivos papeles se encuentran ya las características más importantes que definirían a sus personajes de una vez y para siempre.
Ella, la mujer torpe, despistada, llena de buenas intenciones pero un poco gafe e inoportuna.
Él, cínico, inteligente, astuto y ventajista pero en el fondo, fondo, fondo...,de buen corazón.
Y no ha sido ninguna sorpresa para mí encontrar que uno de los firmantes del guion es Frank Tashlin, que contribuyó con su genio de cartoons en muchos de los trabajos de ese otro gran cómico que fue Jerry Lewis.
De hecho esta película abre con una secuencia de Ball enfrentándose a una máquina de escribir que bien podría suponer el antecedente del famoso gag que Lewis inmortalizó años después en su hilarante "Lío en los grandes almacenes".
Pero volviendo a la película, el argumento no deja de tener su miga:
William Holden, agente inmobiliario, se presenta en una escuela de secretariado con ánimo de contratar a una de ellas.
No sabremos muy bien si este tipo es muy tonto o demasiado listo porque la elegida para el puesto resulta ser la más inepta y torpe de todas las aspirantes. Ni el profesor ni la propia elegida (Ball) consiguen creer en tamaña lotería.
Pero no tardaremos en comprobar por qué.
El honrado y diligente promotor inmobiliario quiere una estúpida en su cargo ya que su agencia no es más que una fachada para ocultar su verdadero negocio de correduría de apuestas y confía en que esa negada no se dé cuenta de nada y se limite a despachar a los posibles clientes despistados que acudan a su local en busca de un apartamento.
Desgraciadamente para él y sus socios (Frank McHugh y James Gleason), la chiquita no tendrá muchas habilidades pero es de lo más voluntariosa y llena de conciencia social.
Son los años posteriores a la guerra y la demanda de vivienda módica está por las nubes con miles de jóvenes parejas tratando de construir un hogar para formar una familia. (De hecho, toda la trama, recuerda muchísimo a lo que vivimos no hace tantos años cuando la burbuja inmobiliaria aquí en España).
Holden considerará que no ha sido un buen fichaje cuando comience a ver resultados no deseados en un negocio que no debería prosperar y tomará cartas en el asunto. Y es que Ball, para ser tan torpe, es una auténtica metete.

La comedia juega a diferentes niveles con diversos tipos de humor.
A Ball se le reserva la comedia física, es una auténtica hacha y nos va a proporcionar algunos momentos descacharrantes que nos va a hacer comprender la gran cómica que llegó a ser pero también nos va a deleitar con su lenguaje mordaz, sus duelos con Holden y con su rival Carter, resultan ágiles, afilados y descarados. Compone un personaje mitad inocente mitad resabiado, que es digno de ver.
Holden le da réplica y se sostiene muy bien ante ella. Uno de los gags que los enfrenta hacia el final de la película me ha hecho reír como hacía tiempo que no lo hacía.
Y qué vamos a decir de Gleason y McHugh. Dos secundarios perfectamente adecuados para sus respectivos papeles. Los compinches ideales en este entuerto de estafas y engaños.
Janis Carter, por su parte, juega bien su papel de loba. Si en otras películas suele ser la secretaria la que interpreta ese rol, aquí es imposible porque a Ball no la podemos pintar de come hombres. Así que los guionistas resuelven bien esa cuestión. Carter interpretará a la antigua amante de Holden ávida por recuperar a su ex amante a cualquier precio y bajo cualquier artimaña...
En fin. Una magnífica comedia pre-estrellato para sus magníficos intérpretes. Cualquier admirador de cualquiera de sus figuras estarán encantados de tropezar con este film. Pasen y vean señores. Pero, por favor, !no compren un piso sobre plano sin haber obtenido antes todas las garantías!. Que aquí el que no corre vuela.
Izeta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow