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Límite: 48 horas

Acción. Comedia Cuando un par de asesinos sin escrúpulos consigue huir de prisión, dejando tras de sí un horrible reguero de sangre, al malhumorado detective Jack Cates no le queda otra opción que sacar al timador Reggie Hammond de la cárcel para que le ayude a encontrar a los criminales. Sin embargo, sólo dispondrán de 48 horas porque Hammond debe regresar a prisión. (FILMAFFINITY)
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
21 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aun a riesgo de equivocarme, porque no soy la “imdb”, yo diría que esta película es pionera en dos cosas, que ya es decir algo.
Es uno de los primeros grandes éxitos de Eddie Murphy. Creo que con ella es cuando empezó a despegar su carrera de grandes éxitos de los 80.
Y también es la que inaugura (si no me equivoco) las franquicias de “buddy movie” policíacas. Marca la tendencia de pareja cómica interracial que ofrece humor, investigación y algo de acción, normalmente con el clásico sabor de esta estupenda década para el cine.
Aquí el “poli malo” es Nick Nolte, todo un amargado de la vida al que no sé cómo le aguanta la que fue mucho después la madre de Clark Kent en “Smallville”. Luego tenemos al alocado y gracioso actor de “El chico de oro” para poner el contrapunto.
Y es que no se puede decir que la película esté cargada de clichés, porque prácticamente es la que los inventó.
Pero bueno, vayamos a la valoración. Este film no ha envejecido bien. Lo que parecía una fórmula estupenda en su momento, que no digo que no lo sea, vista décadas después me parece que no es para tanto ni muchísimo menos, y que hemos podido disfrutar de films similares muchísimo más entretenidos en general.
Tampoco quiero decir que no lo sea, pero que si la comparamos con las de “Arma letal”, “Hora punta” o “Dos policías rebeldes”, estas 48 horas creo sinceramente que salen perdiendo.
Con todo, es una “buddy movie” que más o menos mezcla bien sus géneros, que tiene más violencia de la acostumbrada (no en vano es de Walter Hill) y tiene una duración muy ajustada.
Es muy propia de su época, con mucha menos corrección política que si hoy en día hicieran un “remake”. Por ejemplo, la forma de ligar de Hammond con Candy parece prácticamente de película porno. Esas cosas no pasan en la realidad, y menos hoy en día.
En cuanto a los actores, pues creo que tienen buena química. El personaje de Nolte es un tanto odioso y no me cae bien, pero Murphy lo compensa con creces, y eso que a nivel cómico es una película en la que está muy contenido.
El argumento no es una revolución, pero tampoco necesita mucho más.
Como curiosidad, hay muchos secundarios de otros pelotazos de los 80, como el indio de “Depredador” (machete incluido) o el matón de “Comando” entre otros.
Para mí, es una película que ya no me parece tan buena como en su momento, pero siempre será la pionera de un subgénero. Eso no se lo quita nadie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
i42poloj
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17 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
48 horas es en realidad una película del oeste que transcurre, aristotélicamente casi, en las 48 horas prometidas que usa un duro detective - Nick Nolte antes de que su registro al límite fuera su vida, su rostro, sus gestos y excesos - para capturar a un peligroso ladrón con la ayuda de un viejo conocido de la banda - Eddie Murphy en plena negociación entre su humor racial y el estrellato diferenciador que marcaría los 80.

Eso dura el argumento y eso cuenta: ni tenemos el sentimentalismo de Shane Black que tras Arma Letal darían miles de "películas de colegas" de policías, ni tampoco hay un enfrentamiento que requiera una escala más grande o una amenaza más terrible que la descrita.

La protagonista de la película de Walter Hill - si no es su propia manera de dirigir - es San Francisco: blanca y negra, nocturna y diurna, pobre o perfectamente urbana. Aquí este western de extremos esenciales gana cuerpo y presencia, y ninguno de los dos protagonistas aprende nada más allá de lo necesario, nada edificante, y al mismo tiempo, ah Hill, aprendemos todo lo esencial sobre ellos y su transcurso.

Límite: 48 horas ha envejecido espléndidamente porque todo en ella es esencialmente Hilliano y hillianamente esencial. Es una historia estupenda llena de energía visual y vibratio. Merece la pena revisitarla de vez en cuando.
Alvy Singer
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24 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Correcta cinta del género de acción, que aunque luego la fórmula ha sido repetida hasta la saciedad, logrando en muchos casos superarla, no por eso significa que ésta sea desdeñable ni mucho menos.
Nos presentan a la típica pareja antagónica, uno policía y el otro delincuente. Uno serio y con mala leche, frente al otro jovial y gracioso que se ven obligados a trabajar juntos durante 48 horas, para atrapar a un asesino al cual los dos tienen motivos para odiar.
Este simple guion, sirve para ofrecer un film trepidante, con peleas, tiros, persecuciones etc..., en un film bien resuelto, que ofrece lo que promete. Un divertimento con mucha adrenalina y un poco de humor.
Cierto que hoy en día, estamos acostumbrados a que las cintas de este género, nos ofrezcan imágenes mucho más espectaculares gracias a los efectos digitales. Pero yo no creo que esta cinta haya envejecido mal. Sigue siendo entretenida y procura una buena evasión.
Izeta
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25 de abril de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno es un desagradable y alcohólico policía de métodos muy poco ortodoxos. El otro es un fanfarrón convicto que no puede evitar ir destilando chulería allá por donde pasa.
Juntos, pero no revueltos, deberán sumergirse en un caso de asesinato, secuestro, chantaje y mucho dinero por las calles de la siempre excitante San Francisco.

En 1.973, "Harry, "el Fuerte" ", segunda entrega de las peripecias del inspector más famoso de la susodicha ciudad, ya presentaba una combinación de policía blanco y policía negro que habría de convertirse en una especie de lúcido presagio de un género que aún no se había establecido como tal en el panorama cinematográfico, llamado posteriormente "buddy movie", donde una pareja de agentes de la ley (aunque dicha norma no es seguida al pie de la letra, y como ejemplo está el film que nos ocupa) de muy distinto carácter, y a menudo raza, se debe unir para combatir el crimen.
Con "Halcones de la Noche" de más reciente referente, "Límite: 48 Horas" sería una de las primeras en asentar este estilo de cine derivado del policíaco en los '80, década donde empezaría su máxima difusión destacando obras como "Arma Letal" y su secuela, "Tango y Cash" o "Procedimiento Ilegal", extendiéndose así en los '90, aunque de manera más tediosa. Walter Hill, que venía de saborear las mieles del fracaso más absoluto con (la sin embargo brillante) "La Presa", se puso al frente de un guión inspirado en un hecho trágico (el secuestro de la hija del gobernador de Louisiana) escrito por Roger Spottiswoode.

Dicho guión no dejaría de cambiar de manos y compañías con la idea de Hill de reclutar a Clint Eastwood y Richard Pryor como protagonistas, lo cual nunca se materializó (no así el film se rodaría en San Francisco, lugar de aventura del mítico policía interpretado por el primero). Allí el agente Cates, de turbulenta vida privada y afición al licor, deberá encontrar a un par de criminales fugados que han matado a dos de sus compañeros, secuestrado a una mujer y en espera de recibir una gran suma de dinero; la única esperanza para detenerlos es aliarse con Hammond, un ladrón encarcelado que tiene una deuda pendiente con uno de los asesinos.
La secuencia de apertura remite directamente al "western" y al cine de Peckinpah; de hecho resulta inevitable ver proyectada "La Huida" en esos páramos agrestes y en la encarnizada fuga de presidiarios (las referencias están más que presentes: Hill escribió el guión de aquel film mientras Spottiswoode ejerció de editor para Peckinpah en dos ocasiones). De aquí saltamos a San Francisco y nos sumergimos, junto con el rudo y decadente Cates, en una intriga criminal que rinde tributo a los violentos "thrillers" de Eastwood, Siegel, Fleischer y Winner mientras planea la sombra de "El Perro Rabioso" de Kurosawa (cuando uno de los criminales roba el arma al policía).

Este poderoso tramo inicial se sitúa del lado del policíaco más negro, áspero y clásico, donde el humor de la película (pues los productores la pretendieron vender como una comedia de acción al uso) se halla totalmente fuera de combate, aunque seamos conscientes de que Hammond aparecerá en cualquier momento. Y así es, al hacer su entrada ese caradura se hará cada vez más tangible la idea de que la comedia se pondrá por encima del suspense o la acción, llevando al film a terrenos más convencionales...pero, por suerte, esto no sucede.
La relación entre los protagonistas, como en toda obra de Hill donde hombres tan diferentes han de colaborar para sobrevivir, pasará del desprecio y la desemejanza social (un policía blanco, un criminal negro) a la aceptación y la camaradería, alcanzadas a través de la destrucción (la pelea a puñetazos que les hace estrechar lazos) y la similitud de situaciones personales (mientras Hammond se siente frustrado por no encontrar a una mujer, Cates atraviesa una tormentosa relación), lo que llevará al policía a encontrar su "doble" en el que antes consideraba su total negativo, y más aún cuando uno invada el terreno del otro (Cates lleva a Hammond a un bar "country" de blancos para más tarde terminar en una discoteca de negros).

Esta idea del doble sustitutivo en el otro lado de la ley también la hallamos en el dúo de criminales Ganz y Billy, con el primero usando el arma de Cates en sentido contrario a sus valores y el segundo en posesión del dinero de Hammond. De este modo, Hill se centra más en la significativa relación de los protagonistas que en el propio argumento, una suerte de "western" urbano colmado de sangre, alcohol, sudor, guapas mujeres y "rock" a todo volumen donde desalmados sin escrúpulos merodean por locales de mala muerte y libran trepidantes persecuciones a medianoche por las sucias calles de la ciudad, bañadas con la resplandeciente luz de los neones.
Una novela de Leonard, Carr o Thompson que cobra vida gracias al talento innato del cineasta, quien mantiene el humor negro en perfecto equilibrio con la intriga y la introspección de personajes, magníficamente interpretados por un arisco Nick Nolte en estado de gracia y un genial Eddie Murphy en su debut cinematográfico, cuyo carácter cómico no se eleva por encima de la trama (aún no hacía películas "de Eddie Murphy"). Junto a ellos, un puñado de actores conocidos que tendrían más o menos éxito en la industria, como James Remar (al que vimos en "The Warriors"), la preciosa Annette O'Toole, Brion James (de moreno) o unos jóvenes Chris Mulkey y David P. Kelly (otra vez de patético mamón), que coincidirían años después en "Twin Peaks".

"Límite: 48 Horas", tan controvertida y violenta como era, arrasó en taquilla devolviendo la estabilidad económica a su director (aunque acabando enfrentado a los productores de Paramount), y dando el pistoletazo para las "buddy movies" en la década, siendo imitada hasta la saciedad.
Años después Hill intentó repetir la fórmula con dos divertidas aunque menores obras: una secuela titulada "48 Horas Más" y "Danko: Calor Rojo".
Chris Jiménez
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8 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Walter Hill en 1982 "Límite 48 horas" fue la película que nos dio a conocer al gran Eddie Murphy además de inagurar el género tan de moda en los ochenta de las buddy-movies, un género que aportó grandes películas como "Arma letal", "Tango y Cash" o "Super detective en Hollywood" entre otras. La película es un correcto thriller con toques de comedia que nos cuenta como el policía Jack Cates (Nick Nolte), solo tiene 48 horas para resolver un complicado caso con asesinatos de por medio, y el único que puede ayudarle es Reggie Hamond (Eddie Murphy), un preso a punto de cumplir condena con asuntos pendientes con los criminales que busca. La pareja Murphy-Nolte es el gran reclamo y lo más destacado de esta película, de hecho debido al éxito cosechado se rodó una segunda parte (48 horas más), con los mismos protagonistas y director. A pesar de que el guion no es muy original Hill sale bastante airoso, sobre todo con las escenas de acción y las persecuciones por las calles de San Francisco, una ciudad por otro lado muy utilizada en grandes clásicos del género.
En resumen, no es una gran película pero merece ser vista, por su pareja protagonista y por ser un buen ejemplo del cine que se hacía en los ochenta.
Scarface
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