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La noche más oscura

Thriller. Acción. Drama Tras varios años de investigación de la CIA, que incluyó torturas a prisioneros en Afganistán, y gracias sobre todo a la perserverancia y decisión de la agente especial Maya (Jessica Chastain), por fin el presidente Obama dio el visto bueno a la operación militar que acabó con la vida de Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda. El título, "Zero Dark Thirty", se refiere a la hora: las 00:30 de la madrugada del 2 de mayo de 2011, momento en ... [+]
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Críticas 271
Críticas ordenadas por utilidad
10 de enero de 2013
33 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que como película de acción pueda verse. Ahora bien: si de lo que se trata es de aportar algo de luz a lo sucedido con Bin Laden, no cuela. Más que nada porque todo es falso en la versión oficial del 11$ y sobre la muerte de Bin Laden. De principio a fin.

Es un truco muy viejo el tapar una gran mentira con una supuesta revelación de un secreto, que lo que busca es que nos traguemos dicha mentira, a partir de fijarnos ya sólo en el secreto revelado. En ajedrez, sacrificar una pieza puede suponer la victoria.

Desviando la atención hacia la pieza sacrificada, lo que se pretende es que piquemos el anzuelo y caigamos en la trampa. Aplicado a este caso, que pensemos que la CIA son unos XXX. Pero eso no sólo no importa, sino que de hecho es fundamental para que nos traguemos la versión oficial.
WKW
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6 de enero de 2013
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevo thriller en manos de Kathryn “marchosa” Bigelow, experta, a estas alturas, en mantener al espectador despierto.

Esta vez, como nena bragada que es, Bigelow no duda en aceptar un reto que puede que no sea más complicado que los anteriores, pero sí más peligroso, porque las dos terceras partes de la historia de Mark Boal están planteadas (y, en este caso, puede que sea la mejor manera de hacerlo) al estilo de película-moderna-de-espías, donde los personajes hablan como cotorras empastilladas mientras cambian de habitaciones.

Y en éste estado de cosas, la pobre Kathryn hace tal esfuerzo porque el interés no decaiga que casi necesita pañales, mientras se deja cosas olvidadas por el camino como, sin ir más lejos, la rudimentaria definición de ése personaje contradictorio que sirve de vehículo para pasear por la trama y que, para rematar la fiesta, “desinterpreta” Jessica Chastain, melancólica y delicada damita que parece hacerle ascos a una sesión de tortura pero que se aficiona a ello en menos de un segundo y sin despeinarse, que se define a sí misma como una “hija de puta” y los demás como una fiera y que nos hecha la lagrimita al final, sin saber a ciencia cierta por qué.

Es en la última parte de la película donde Bigelow vuelve a encontrarse a sí misma: la acción es lo suyo y las secuencias de comando funcionan con precisión de videojuego de última generación, envueltas en una sofocante y, al mismo tiempo, seductora visión infrarroja.

En resumidas cuentas, que a Kathryn casi se le va de las manos el asunto Bin Laden pero que, a pesar de todo (quizá como ocurrió en realidad), cumple in extremis con su misión.

Entretenida.
Polikarpov
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13 de enero de 2013
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es entretenimiento. Es que te cuenten una historia dramáticamente a través de un personaje (protagonista) que se enfrenta a un otro personaje (antagonista). Cuanto más sepamos de ambos personajes, mejor comprenderemos el desarrollo de la acción, y lo que es más importante, qué motivación tienen. Pero si únicamente nos centramos en lo que pasa, entonces el interés por lo que vemos decae mucho. Y si encima, lo que estamos viendo se basa en hechos reales y conocemos a la perfección lo que ha pasado, entonces ¿para qué nos lo cuentan otra vez? Ya que hablamos de Kathryn Bigelow, pongamos por ejemplo a su antaño amante James Cameron, con una película que también se basó en un famosísimo acontecimiento real del que todos conocíamos el desenlace: ¿qué habría pasado si James Cameron hubiera contado el hundimiento del Titanic exclusivamente, sin trufarlo de una ficción añadida? Pues eso, que a nadie le hubiera interesado un pimiento la película. Bueno, vamos a matizarlo: si nos hablaran del capitán del barco, del constructor y sus presiones, de los que financiaron la aventura... pues todavía. Pero si se centrara exclusivamente en el hundimiento, apaga y vámonos. Pues eso es exactamente lo que ha hecho Bigelow: centrarse exclusivamente en la captura de Osama Bin Laden. Punto final. No sabemos nada de los agentes de la CIA que luchan incansablemente por encontrar la pista, ni de los superiores, ni de nadie. Solo hay una investigación en curso, con los medios de la inteligencia militar más sofisticados del mundo y un deseo por hacer justicia tras los atentados del 11 s. Vamos, lo que hemos estado viendo en TV desde el año 2001 en mil y un documentales.

Por eso, lo siento, pero no me interesa en absoluto. Hay que reconocer el talento visual de la directora, con secuencias muy bien rodadas y montadas. Pero el resultado final, por arrebatadoras que me parezcan las imágenes, por sobrecogedoras que sean las coreografías, es francamente aburrido. Sobre todo porque sabemos cómo termina la historia, con un guión tan esquemáticamente simple y predecible que hace bostezar a las ovejas: A) Una especialista de la CIA llega destinada a Pakistán para sumarse a la caza del líder de Al-Kaeda. B)Lo buscan. C) Lo matan. Sanseacabó. Esa es la película. No hay más. No hay viajes interiores, ni luchas personales, ni la madre que lo parió. Una mínima subtrama de poder dentro de la administración para ver quién se cuelga la medalla de ver quién lo captura, y creerse de verdad esa búsqueda -que es lo que interesa realmente de la historia, pero está tratado tan a vuelapluma que casi pasa desapercibida- es quizás lo que dinamiza algo el desarrollo de la segunda parte del film, que toma cierto fuelle, pero que termina por deshincharse rápidamente. Pongamos como ejemplo un film que tiene muchísimos elementos de comparación con éste, "Argo": ambos se basan en hechos reales, donde la política se implica directamente. En ambos hay un protagonista que tienen que luchar por conseguir algo. Pero mientras que en la película de Ben Affleck conocíamos al personaje, lo que tiene detrás (el llamado "background") y por eso entendíamos lo que hace, en la película de Bigelow solo conocemos lo que el personaje hace, su investigación -o sea, lo que nos han explicado en todos los documentales...- y todo resulta bastante plano.

Los actores realizan un trabajo impecable, y Bigelow vuelve a demostrar su capacidad para este trabajo pero por muchos esfuerzos que realicen, los personajes son tan planos, tan esquemáticos (el agente de la CIA, el burócrata, la novata que llega dispuesta a comerse el mundo, los marines, harto de problemas que no se la quieren jugar, etc. -si quieres un listado detallado, baste con ver cualquier serie televisiva tipo "Homeland" o "24", y ahí tienes una galería completa-) que resultan dibujos demasiado gruesos de los mismos.

Pero no perdamos el norte: la película es una elegía, una oda político-patriotera sobre la batalla incansable contra "la alianza del mal". Vale, muy bien. Está claro que a nadie nos gusta la violencia, ni el terrorismo, ni las muertes o las torturas. Pero más allá de esto, y más allá de las propias fronteras norteamericanas, desde mi modesto parecer esta película no ofrece nada que no hayan ofrecido durante doce años los miles de documentales que se han realizado sobre el 11 s y la caza de Bin Laden. Muy bien rodada, eso sí. Pero nada más. O sea que todo lo que aparece en el trailer es lo único que vas a encontrar en la película.
Federico_Casado
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16 de marzo de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En contra de quienes la tildan de demagógica. Para nada. Antes bien, su directora, la consagrada Kathryn Bigelow deja a la libre interpretación del espectador los asuntos morales y los jucios de valor sobre los medios que en su día utilizó presuntamente la CIA para dar caza a Ben Laden. Ni siquiera se demoniza al wahabismo.

Diría más, Bigelow nos hace ver que la agente de inteligencia -gran Jessica Chastain-, contumaz hasta el infinito y más allá se obsesiona por dar caza al líder de Al Qaeda irracionalmente, de manera que nos preguntemos inevitablemente si vale o no la pena tal esfuerzo en la persecución del saudí.

Desapasionada como siempre, Bigelow no miente, no recurre al morbo, no juega al despiste, tampoco cae en recursos efectistas. Es una narradora rigurosa y aséptica que huye de florituras y partituras conmovedoras.

El montaje es realista y las localizaciones completamente fieles a la geografía del fanatismo talibán. La última media hora, durante la noche más oscura, es trepidante y tensa como pocos momentos en el cine. Atrapa sin embargo, desde bien pronto.

Esta mujer se ha superado. Si "En tierra hostil" hizo un loable trabajo documental, aquí ha logrado la hazaña en un género que maneja como nadie.

Kathryn Bigelow es un seguro de vida para el cine venidero.
Amén.
Valkiria
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4 de enero de 2013
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La revolución de las (tele)comunicaciones (la enésima; la que nos ha llevado al momento en que esta crítica es leída) ha hecho posible que la información fluya con una facilidad jamás imaginable hasta ahora. No importa dónde, ni cuándo ni cómo se produzca el suceso, pues éste va a quedar inmediatamente registrado en una monstruosa red global de memoria cruel, y que va a dejar -gloriosa o vergonzosa- constancia de él. Alcanzado el mínimo grado de notoriedad (que ahora mismo está precisamente en mínimos históricos), la posteridad está garantizada. Sonará a obvio, pero vivimos en un mundo tan grande, tan superpoblado, y por consiguiente, tan sembrado de conflictos, que a poco que estemos atentos, es tal la cantidad de información con la que se nos bombardea día a día, que queda claro que el adverbio "demasiado" siempre lleva connotaciones negativas.

El exceso lleva a la intoxicación; la intoxicación al olvido y el olvido a la ignorancia (siendo todos éstos atribuibles, claro está al sujeto). Tan irónico como triste. Ni falta hace decir que la cantidad repercute directamente en la calidad. Así pues, ¿con qué nos quedamos y qué descartamos; a quién nos creemos y a quién no, para que al final de la jornada podamos retener al menos una mínima porción de aquello que nos pueda interesar? El ejercicio es complicadísimo, y agota por pura saturación. Más aún en unos tiempos que pisan a fondo el pedal del acelerador, haciendo que todo se suceda a una velocidad vertiginosa. La noticia de ahora se convierte en historia en el trascurso de pocas horas. Prehistórico parece ya el traumático día que marcó el sangriento punto de inflexión que marcaría, a nivel planetario, el rumbo a seguir tanto en lo referente a la esfera política como a la económica. Y así ha ido transcurriendo, "so far", el siglo XXI.

Aparentemente lejano, confuso y lleno de incógnitas que urden una de las mayores teorías de la conspiración más embriagadoramente perversas jamás concebidas, el fatídico 11-S es también el punto de partida del nuevo trabajo de la oscarizada Kathryn Bigelow, quien sigue buceando, después de su celebrada 'En tierra hostil' (como viene siendo habitual, absolutamente nada que ver con el título original, 'The Hurt Locker'), en la última mancha negra de los Estados Unidos en su hoja de servicios en calidad de policía mundial. No hay tiempo para hablar con los heroicos supervivientes de la tragedia, ni para valorar estudios sísmicos o sobre la resistencia del acero de las vigas de las Torres Gemelas, ni para preguntarse donde estaba, por ejemplo, Dick Cheney, ni por acompañar a los mártires del vuelo United 93. Todo aquel caos, destrucción y sufrimiento se nos presenta a través de documentos sonoros, con la pantalla en negro... porque el horror, y es muy importante retenerlo, habla por sí solo.

Empieza 'La noche más oscura' (de nuevo, traducción muy nuestra, pero ahora mínimamente próxima al original 'Zero Dark Thirty'), polémico filme (por su forzado cambio en el planteamiento, por un proceso de filmación en el que quizás se despertaron demasiados sentimientos de odio) con un muy polémico punto de partida: la caza y captura de Osama bin Laden... poco después de un año de su muerte. Cuando el cadáver está todavía caliente... o para ser más exactos, cuando éste todavía debe estar siendo digerido por la fauna del océano. Como es sabido, encontrar al enemigo público número uno del supuesto mundo libre no se redujo a derrumbar una puerta y a coser a balazos a todo ser que osara mover un pelo más allá del umbral. O tal vez sí, pero con este esquema no hay manera de cuadrar diez años en los que desaparecieron incontables millones de dólares y vidas humanas, invertidos en dos guerras que exigían unos resultados que no llegaban.

Asusta el que tanta muerte y desolación haya sido justificada, a fin de cuentas, y siempre de cara a la galería, con la muerte de un único hombre. Un monstruo que desquició a la primera súper-potencia mundial... desde una ilocalizable y semi-destartalada fortaleza. Son tantas las preguntas incómodas (causadas por supuesto por dudas tan incómodas como razonables) que pueden lanzarse al aire; son tantas las ocasiones en las que uno se siente moralmente obligado a tomar parte en el asunto (ya sea a favor o en contra de los presuntos "good guys"); es tan sumamente baja la atalaya (la altura solo se alcanza con el paso de un tiempo ahora mismo inexistente) desde la cual se narra la acción... que cualquier análisis apriorístico del film se ve obligado a vaticinar que la catástrofe nos aguarda -volviendo al título original- treinta minutos después de la media noche.

Pero resulta que al mando del equipo está una pareja ganadora que hará ya cuatro años le dio a la bochornosa Segunda Guerra del Golfo la gran película -y perdón por la frivolité- que se merecía. Explosiva a la hora de proveer chutes de adrenalina y gélida cuando tocaba hacer un juicio de valores que nunca llegaba, 'En tierra hostil' más que ser una cinta de acción sobre un pobre diablo que no encontraba mejor compañía que la de una bomba a punto de estallar, era el espeluznante testigo del estado anímico de una nación y su autodestructiva adicción que nació el día -muy lejano- en que se dio cuenta de que el traje de la economía de guerra le sentaba bien. Demasiado. En este sentido, cabe analizar 'La noche más oscura' como la continuación lógica a aquel primer y certero disparo. El resultado, de momento, es un díptico con un valor histórico excepcional.

Cámara al hombro nerviosa pero precisa, montaje trepidante, fundamental para entender de dónde sale tanta tensión en el relato, uso escueto pero preciso de la banda sonora, un reparto excepcional con esencia indie (y en el que brilla, una vez más, la fuerza catalizadora de Jessica Chastain)... Se repiten casi todos los ingredientes de la fórmula del éxito, pero ésta se nos presenta en su nueva versión mejorada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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