El derecho de matar

Magnífica....por muchas razones. Leí una vez una crítica sobre Nicholas Ray que, a medida que he ido viendo sus películas, se va confirmando: dentro del cine de género, y partiendo de que éste se basa generalmente en clichés que lo configuran precisamente como "género", Ray fue capaz de introducir un mundo propio, siempre teniendo en cuenta las limitaciones expresivas a qué debían enfrentarse algunos directores cuyas posibilidades iban mucho más allá de las "permitidas". He visto pocas películas dentro del cine americano de aquella época que puedan jactarse de incorporar elementos tratados de forma diferente,... porqué,... pese a las constantes del cine de Ray presentes en esta película (la amargura del personaje que lucha contra un medio que lo aflige, las dificultades de las relaciones,...) cómo puede etiquetarse: tiene elementos de cine negro, de melodrama, de comedia,... Todo ello forma en mi opinión algo diferente y atractivo, pero por encima de todo, lo que me ha fascinado es la forma como evolucionan los personajes y que concluye en un duro pero gran final. Miremos a Bogart, cínico y mordaz como otras veces, el comienzo de la película nos implica a favor de ese personaje,... pero poco a poco y sin darnos cuenta se convierte en un personaje penoso y del que puedes llegar a compadecerte a medida que conocemos algo más de él. A ello ayuda la sufrida y magnífica interpretación de Gloria Grahame, que si bien empieza cumpliendo como "femme fatale" (misteriosa, cautivadora,...) también su personaje evoluciona extraordinariamente. El propio desarrollo de la película y de sus personajes (de todos) hace que la resolución del caso de asesinato quede como mera anécdota, no importa que Bogart no sea el asesino, aunque durante un rato hallamos dudado sobre ello (arrepentimiento constante cuando realiza una mala acción, incluso las flores por la muerte de la chica,...), sólo que su forma de ser acaba con la relación y esa es la idea fundamental que te deja ese mal sabor de boca. ya lo dice Gloria Grahame cuando le comunican la resolución del asesinato: "Gracias, aunque es demasiado tarde" y "Boggie", se marcha.

Dixon Steele (un enorme Humphrey Bogart) es un guionista de Hollywood al que su genio ha ido arrinconando poco a poco al ostracismo de un Hollywood cínico y mediocre. Se ve envuelto en un asesinato de una chica que la noche anterior de ser asesinada acude a su casa para leerle el libro sobre el que debe escribir el guión de su próximo trabajo (cinismo y mediocridad). Durante las pesquisas conoce a Laurel Gray, (una preciosa Gloria Graham) quien vio a Steele aquella noche, e inician una relación sentimental, mientras las investigaciones del crimen continúan adelante siempre con Steele en un primer plano.

Con esta chorrada Nicholas Ray hace el mejor drama del cine que he visto. Un mazazo que duele.

(Sigo en spoiler)

"In a Lonely Place" (En un lugar solitario, 1950), está basada en una novela de Doroth B. Hughes, una escritora estadounidense de los años cuarenta con una obra situada dentro del género criminal y con manifiestas preocupaciones éticas y sociales, que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones.

Nicholas Ray altera la trama de la bella novela original convirtiendo la historia de los protagonistas en algo muy poco habitual en el cine de la época: un guionista de Hollywood con inclinación a los arrebatos violentos (un Bogart en un registro distinto al asociado a su mito), un crimen del que resulta sospechoso, una vecina (una Gloria Grahame, tan mágica como siempre), y un desenlace que fue suavizado en la versión definitiva del guión.

Pocos personajes y muchas pasiones, como en las grandes historias, al servicio de una inquietante reflexión sobre la violencia y la culpa. A pesar de la trama policial en que se desenvuelve la historia, el director nos da una aguda reflexión sobre la figura del cineasta y la imposibilidad de crear una obra enteramente personal, lo cual le confiere un marcado carácter autobiográfico ya que el propio Ray tuvo muchas dificultades para sacar sus proyectos adelante. "En un lugar solitario" contiene todos los elementos que luego Ray desarrollará en posteriores largometrajes: la alienación, el esfuerzo, el fracaso, la pasión y la derrota, consiguiendo una de sus mejores y más personales películas.

La mejor película de Nicholas Ray, mejor que la archiconocida Rebelde sin causa, y de lejos:
en primer lugar la interpretación de Humphrey Bogart es gloriosa, es perfecta, un regalo (quizá exagere pero es lo que siento, y quizá algunos no lo sepan pero el legendario actor norteamericano fue modelo a seguir de muchos grandiosos actores, porque él era un verdadero artista del estilo, intenso y perfecto; ahora yendo a la película como un todo: estupendamente dirigida, poseedora de un guión perfecto, secundarios de lujo y ese ingenioso argumento que necesitaba a Bogart irremediablemente.

Nicholas Ray parece transmitir al film parte de su vida interior, cargada de tensón apunto de estallar, las vicisitudes vitales y personales con la actriz Gloria Graham, entonces era su pareja y acababan de romper su relación sentimental. “Nací cuando ella me besó, morí cuando ella me abandonó, viví durante las semanas que ella me amó”, son las frases que se le ocurren a Dixon Steele (un excelente Bogart) pero no sabe como incluirlas en el guión que está escribiendo y le pide consejo a su esperado amor que encuentra en la vecina de enfrente. No cabe duda de que se intercala la ficción escrita y lo que está experimentando personalmente el escritor y por extensión el cineasta. Una cruel disertación sobre el mundo del cine en el Hollywood de principios de los 50, asolado por la “caza de brujas” con la que puede asociarse a una oscura metáfora.

Thriller negro, drama psicológico, historia de amor torrencial, película nada simpática por lo que era dificil que alcanzara el éxito de entonces. Narra la decadencia de un guionista impulsivo, insolente y frustrado, muy escéptico ante el glamuroso mundo del cine. De comportamiento extraño es sospechoso de asesinato mientras su vecina Laurel, acude a declarar a su favor, una sensual y arrebatadora Gloria Grahame con la que vivirá una tormentosa historia de amor. Diálogos brillantes y audaces, donde las féminas tienen un protagonismo absoluto. Unas relaciones inestables y angustiosas que causan desasosiego interior. Es el lado oscuro de los personajes, la pérdida de confianza mutua frente a dudas razonables, plagada de escenas memorables que causan gran emoción e inquietud.

Dixon está marcado por el signo de la fatalidad, por el entorno en que se mueve y que trata desesperadamente de mantener su propia identidad. Ese lugar solitario que anuncia el film, parece ser ese mundo que vive en soledad nuestro violento guionista, su incapacidad para comunicarse con los demás. Tampoco parece cierto el poder transformador del amor, más bien parece una carrera de obstáculos e incomprensiones que no invitan a la felicidad. Excelente film de Ray, uno de los cineastas más inestables e intuitivos de la historia del cine en una película muy personal, seca y concisa. Que se mantiene como film de culto por su modernidad, debido a su atmósfera violenta y extraña, sus complejas lecturas y su gran factura técnica, narrada vertiginosamente con elípsis abruptas y cortantes en poco más de 90 minutos.