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El rey león

6,4
21.559
Animación. Aventuras. Drama. Musical Tras el asesinato de su padre, un joven león abandona su reino para descubrir el auténtico significado de la responsabilidad y de la valentía. Remake de "El Rey León", dirigido y producido por Jon Favreau, responsable de la puesta al día, con el mismo formato, de "El libro de la selva" (2016). (FILMAFFINITY)
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Críticas 167
Críticas ordenadas por utilidad
19 de julio de 2019
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este 2019, y después de haber superado con holgura el trámite de Aladdín, le ha llegado el turno a El rey león de pasar de la animación a la realidad (a la animación real, se entiende).

La esperadísima super-producción cumple todo lo prometido en cuanto a calidad de todos los efectos visuales. El realismo con el que maneja a todos los animales, manipula sus movimientos al servicio de la historia y hace verosímil la trama de ficción consuma un trabajo que será inalcanzable seguramente durante mucho tiempo. Y a pesar de ello, el conjunto resulta bastante plano.

Si ya se conoce la trama, probabilidad en este momento cercana al 100% de los espectadores, el hecho de deleitarse en la recreación de la jungla hace que el film se asemeje más a un documental televisivo de sobremesa, que a una obra de ficción. Y por momentos, si decae la fascinación ante lo que estamos viendo, provoca una situación incómoda entre el tedio y la siesta. El acompañamiento de una banda sonora espectacular, en la que se echan de menos canciones, y unos paisajes dignos del mejor National Geographic, tampoco ayuda a elevar el nervio y la tensión necesarios para empatizar con el drama.

Porque lo que parece haber olvidado Disney es que su gran éxito se ha basado siempre en la humanización de los animales; en hacerlos capaces de transmitir sentimientos humanos de todo tipo; y esto, por fantástica que sea la realización, no se consigue solo con los movimientos de los personajes sino con sus ojos. Y hasta ahí no ha podido entrar su desarrolladísima técnica. De esta manera, la historia debe apoyarse solo en las voces de los dobladores (perfectos todos ellos), en la imaginación que ponga cada uno o en el conocimiento previo de lo que está pasando. Y tal como ha finalizado, este rey león está más cercano al oso de Annaud que al mono de Aladdín.

Es difícil, por otro lado, restarle calidad a un trabajo de animación impecable y a una trama hamletiana que sigue, y seguirá durante siglos, teniendo tirón e interés. Pero esta última producción de Disney, indudablemente espectacular y épica, tiene el posible mérito de haber conseguido, además, ser aburrida.

www.contraste.info
Revista Contraste
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20 de julio de 2019
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si es la primera vez que vez esta película, seguramente le darías más nota, pero yo no puedo. Tengo tan imbuida la película de 1994 que me duele que solo hayan repetido plano a plano la misma película, las mismas canciones cuando la dirección artística o representación no encajan. Y puedo apreciar que hay un gran esfuerzo en esta película para que parezca que lo que estamos viendo sean los animales más realistas posibles, los efectos especiales son espectaculares, eso hay que reconocerlo, es como presenciar un documental. Pero esto conlleva a que ciertas escenas desentonen ya que los animales no pueden ser tan expresivos, no pueden realizar las coreografías de las canciones porque quedaría extraño. La ambientación, esa magia de las escenas, solo se puede conseguir en la animación, se puede presenciar muy bien en la escena de las nubes y el acto de Scar con las hienas. Es imposible que unas nubes puedan adoptar una forma de un león en la realidad, o en la escena con ese humo verde, donde las hienas desfilan como si de una película de Leni Riefenstahl se tratara, demostrando el gran villano que es Scar. Esa magia no existe en esta película.
Respecto al doblaje en España, se echa mucho de menos a Constantino Romero, mi único consuelo es que yo no veía al Mufasa que conocí en mi infancia, sino otro rey león y Pedro Tena hace un buen trabajo. Por lo menos han conservado las voz de Timón y Pumba, eso se agradece porque son de mis personajes favoritos de la cinta.
En conclusión, la película no va dirigida a los que hayan visto la película de 1994, sino a los que sea su primera vez que presencia esta obra maestra de Disney, ya que su mensaje perdura. Esas frases míticas siguen llegando al corazón, los chistes te sacarán una sonrisa. O como en mi caso que porque no pudo ir al estreno en cines en 1994, y tuvo que apañerse con un VHS de un videoclub, esta puede ser una oportunidad para poder disfrutar de esta obra shakesperiana en la gran pantalla.
VRMASTER
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19 de julio de 2019
53 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba yo al cine con mi sonrisilla pícara y con clara intención de poner a parir este clásico. Disney ha perdido la imaginación y no sabe dónde encontrarla, las anteriores versiones de acción real no me habían enamorado y encima habré visto “El rey león” ciento ochenta millones de veces. Al igual que las más impresionantes falsificaciones, solo los grandes expertos saben diferenciar el trazo original del falso y cada detalle es una prueba para desmontar toda la obra. Al menos por repetición me veía en condiciones de poner a caldo cada escena.

El combate da comienzo y Disney cuela el primer gancho a los morros para cerrarme la boca. Yo intento defenderme con golpes bajos por algún detalle que han cambiado o por algún personaje que parecía distinto. Pero cada vez que sonaban las notas de la banda sonora original era un puñetazo en el pecho que me hacían saltar las lágrimas.

Cada canción que casi calcaban era un golpe en el estómago que me dejaba sin respiración. Y a mí solo me quedaba darle golpes rastreros y zancadillas con detalles insulsos que habían modificado o escenas añadidas de animalicos. Pero cada vez que Disney recibía uno de mis golpes sucios ella me respondía con uno más fuerte. Ya a punto de tirar la toalla le lanzo una patada en la espinilla con la escena que no podían imitar por culpa del realismo: Timón vestido de hawaiana bailando sobre Pumba. Sabiendo la rata de Disney, más vieja que por demonia, que las alimañas como yo venían con mala intención me esquiva el golpe con una referencia a “La Bella y la Bestia”, al más puro estilo Disney autoreferenciando sus propias obras, una jugada maestra.

Y yo arrodillado frente a la rival más dura, la nostalgia, recibo el último y gran golpe cuando Rafiki saca su vara de baobab y se lía a guantazos con las hienas.

Me rindo.
DcMaligno
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20 de julio de 2019
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mira las estrellas. Las grandes películas del pasado nos miran desde las estrellas, así que, cuando te sientas solo, recuerda que esas películas siempre estarán ahí para guiarte... Y si no estará Disney para ofrecerte una nueva alternativa.

Ningún elemento de la nueva versión de El rey león es superior a la película de 1994. Brilla porque entra en juego la nostalgia, esa es su dependencia y el contrato que nosotros debemos firmar. La novedad reside en la curiosidad que podamos tener para ver cómo han logrado representar ciertas escenas conjugadas con el lavado realista de su impecable apartado técnico. Es la misma película y sus méritos son los aciertos de las personas que ya construyeron esta bella historia. Los añadidos son meras transiciones, extensiones de escenas con algunos diálogos y algunas nuevas que no dejan de ser relleno para el mensaje que ya se contó. No se han molestado en desarrollar a los personajes por el miedo que infunde el material original, y lo entiendo, pero sí tenían material para trabajar aceptando el riesgo que supondría.

Han cambiado aquello que elevaba la película, con cada ligero desvío de la original han perdido por el camino toda su grandeza. Todos recordamos la famosa frase de Spider-Man (2002) de “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, eso define al personaje, pero las futuras versiones han dado vueltas sobre ese diálogo sin ser capaces de decir lo mismo con tan poco; aquí sucede lo mismo. Las modificaciones en los diálogos son injustificables cuando el resultado es peor; si estás copiando cada plano, NO te esfuerces en cambiar una frase que era efectiva.

La original era la noche del amor porque era mágica, las grandes historias ocurren con el ocaso del día, cuando la noche libera nuestros deseos más irracionales y esconde las imperfecciones, pero esta revisión es el día y su luz deja ver todas sus carencias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carrasco
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20 de julio de 2019
22 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los live action de clásicos animados de Disney están de moda, son un extraordinario éxito comercial (por eso se hacen, no hay que ser un genio para imaginarlo) y pueden gustar o no. De hecho, por desgracia hay buenas razones para desconfiar. Después de un excelente inicio con la encantadora Cenicienta de Kenneth Branagh y con aquel Libro de la selva en manos de Jon Favreau, La Bella y la Bestia supuso una enorme decepción, al carecer completamente del alma, la emotividad y la magia de la original de 1991 (recordemos, una producción que compitió por el Oscar a Mejor Película contra El silencio de los corderos, Bugsy, JFK y El príncipe de las mareas). Este año, Aladdín y Dumbo también han dejado sensaciones encontradas, aunque en el caso de la cinta dedicada al elefante de grandes orejas la reacción adversa es algo injusta.
Así pues, había grandes dudas y muy altas expectativas respecto a este nuevo Rey León, y si hay algo que está claro después de verla es lo siguiente: los live action han llegado para quedarse, y al que no le guste y prefiera los clásicos animados de toda la vida, que no mire.
Muchas cosas se están diciendo sobre este El Rey León, y muchas injustas, la verdad. La crítica ha sido bastante adversa, y la única razón que se intuye detrás de esa reacción es que hay quienes no perdonan que esta versión no sea la de 1994 y que Favreau y su equipo (¡bajo la bandera de la misma Disney, para más señas!) hayan tenido el atrevimiento de tocar una de las mejores y más queridas películas de toda la historia del cine. Y no todo es perfecto, por supuesto. De hecho, hay suficientes cosas que impiden que la película alcance el sobresaliente.
Hay escenas mal acabadas, o concluidas con prisa, como la de presentación de las hienas en el cementerio de elefantes, lo que da al traste con el buen trabajo que se estaba realizando hasta entonces para reflejar el peligro, lo siniestro y el miedo que inspiran semejantes animales (algo parecido le pasaba a Favreau en El libro de la selva, donde la secuencia de los monos, increíblemente tensa y hasta cierto punto malsana, se venía abajo en el momento en que empezaba la canción). Rafiki queda también algo descolgado del conjunto, hasta el punto de que no se llega a decir su nombre, y faltan palabras y enseñanzas en su encuentro con Simba. La canción "Preparáos" es una sombra de lo que era en la película de 1994 (en contraste con lo bien resulta que está, porejemplo, "Yo voy a ser rey león"). Y por supuesto, ahí está la animación, de la que luego hablaremos muy bien, pero que es incapaz de dotar de vida al rostro de algunos personajes. Especialmente sangrante es el caso del Simba cachorro, que no mueve un músculo de la cara ni en el momento más famoso de la cinta, donde su destino queda marcado para siempre. Un clamoroso fallo que debería haber sido corregido, sobre todo viendo la expresividad que sí se ha conseguido en personajes como Scar, Shenzi o la propia Nala.
Sin embargo, sería de muy ciegos no alabar las virtudes que tiene la cinta, porque las tiene y muchas. Es verdad que, en algunos momentos míticos, como la secuencia inicial, se ha copiado plano a plano el clásico animado, pero es una decisión basada en lo sentimental. De hecho, esa es la mayor virtud de la película: rezuma cariño, admiración y respeto por su hermana mayor. Sin embargo, no se contenta con seguir su estela, sino que se permite innovar en algunos diálogos que han sido modificados e incluso supera a su predecesora en algunas explicaciones y desarrollo de tramas, como la relación entre Scar y las hienas (no hay servilismo aquí no miedo de las segundas al primero, sino que se trata de una relación de conveniencia para ambos) y el problema que causa este con la comida cuando asume el poder.
Otro asunto donde triunfa la película, pese a que se ha dicho lo contrario, es el humor. No sólo sigue siendo muy divertida y Timón y Pumba dominan completamente en este campo, sino que además introduce nuevos personajes hilarantes (los otros animales de la selva donde vive la entrañable pareja cómica) y resuelve de forma extraordinaria momentos peliagudos, como la réplica del celebrado chiste del cebo vivo (un homenaje precioso, además, a otro clásico de Disney... y hasta ahí podemos leer). Y qué decir de cómo suena la música de Hans Zimmer, una vez más, siempre secundado por sus fieles Lebo M, Jay Rifkin y Mark Mancina, o de la animación. Aunque su calidad juega en su contra en algunos momentos (mencionados previamente), es imposible no rendirse ante a belleza de museo de cada plano y el apabullante realismo que se pone ante nuestros ojos. Entre los actores, hay que destacar sin duda el trabajo vocal de todos ellos, especialmente un extraordinario Chiwetel Ejiofor, sin olvidar a Donald Glover, Seth Rogen, Billy Eichner o incluso Beyoncé Knowles (cuya canción, por cierto, es un poco pegote, como si sólo estuviera ahí porque ella es una diva mundial y tiene que contribuir sí o sí con nueva música a la banda sonora).
En definitiva, una experiencia extraordinaria, no perfecta, pero sí una carta de amor a un clásico atemporal y una obra maestra. Larga vida al rey.

Lo mejor: Su abrumadora belleza, su humor y su indisimulado homenaje respetuoso a la película animada.
Lo peor: Hay escenas acabadas con prisa o desaprovechadas, y la cara de Simba es bastante inexpresiva.
Sibila de Delfos
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