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Pasión

Drama. Romance Andreas, un hombre desconectado del mundo después de su divorcio, se retira a vivir a una pequeña isla del Báltico. Allí conoce a una pareja de artistas que está en plena desintegración, y a una joven e inestable viuda. Unidos por el dolor de la pérdida y la desconexión emocional, ella y Andreas inician una relación. Mientras tanto, alguien recorre la comunidad de la isla cometiendo actos de crueldad con animales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
8 de mayo de 2012
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es de terror pero da miedo, mucho miedo. Al acabar de verla sólo piensas una cosa: que nada en la vida tiene sentido, que estamos completamente solos por mucho que nos empeñemos en sentirnos "sociedad" y que todo se basa en la mentira. Sobre todo en la mentira hacia nosotros mismos, es ahí, cuando te empiezas a preguntar ¿quién coño soy yo? y todas esas preguntas que toda la vida nos hemos hecho, te das cuenta que no hay respuestas y llegan los miedos, esos que no te dejan dormir de noche. También tiene varios pasajes de diálogos que son pura poesía:

Andreas:
Hablamos tanto de la libertad.
¿La libertad no es veneno para los humillados?
¿o es una mera droga que usan para soportar su humillación?
No puedo vivir así
Me he rendido ya no lo tolero
los dias pasan, lentos
me ahogo con la comida que trago
la porquería de la que me deshago
las palabras que digo
el sol me grita cada mañana para que me levante
de noche, los sueños me persiguen
la oscuridad cruje con fantasmas y recuerdos
¿alguna vez se te ocurrió que la gente que está peor es la que menos se queja??


PD: la próxima de vaqueros.
Pakito Dutrera
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5 de junio de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasión es la primera película en color del director sueco Ingmar Bergman. En ella vuelven a repetirse los argumentos existencialistas tan comunes en el autor: existencia de Dios, sentido de la vida del ser humano, etc. Después de ver Pasión uno se da cuenta de que da igual que ajusticiemos al que ha cometido un crimen o ha hecho el mal, porque éste es algo exterior al ser humano, algo independiente de él. Podremos acabar con alguien que ha hecho algo malo, pero saldrá otro que haga algo peor, y después otro, y otro, por lo que cabe preguntarse qué sentido tiene nuestra existencia en un mundo en el que abunda el mal. Parece que únicamente podemos encontrar consuelo y desarrollarnos como persones mediante la vida de ermitaño, porque sólo así, alejados de toda civilización y, por lo tanto, de todo mal, seremos libres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fernando Puertas
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6 de junio de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es uno de los últimos títulos argumentalmente innovadores de Bergman, fin de su mejor etapa y comienzo de la era en color en su filmografía. Tiene una fotografía paisajística bellísima (casi superior a sus trabajos posteriores a color), un desarrollo bastante lento, hermoso y sofocante, y un mensaje tan profundo y desasoguedor como acostumbra el director. En este caso profundiza en la autoestima de los protagonistas.

Como su anterior película, "Verguenza" había sido un fracaso comercial, el estudio le impuso a Bergman que su siguiente película fuese mucho más entendible que sus trabajos anteriores y más comercial. Eso hizo el director, pero añadiendo pequeños guiños de experimentación para dejar su sello plasmado, como las entrevistas a los actores que entrecortan en ocasiones la película, o algún plano secuencia sorprendente, como el que tiene lugar en la cena al principio de filme. Incluso se permite rescatar algunas escenas descartadas de su anterior película ("Verguenza") e incluirlas como un sueño de Liv Ullmann en ésta.

Todos los actores están sobrevios e impregnan de sentimientos el metraje. Lo mejor sin duda es el monólogo final de Max Von Sydow y la belleza y carisma de sus dos protagonistas femeninas, Bibi Anderson (en su periodo de madurez) y Liv Ullmann, que vuelven a verse cara a cara tras "Persona".

Después de esta película Bergman comenzaría una crisis creativa que le llevaría a repetir temáticas argumentales en sus obras a lo largo de los 70, con alguna brillante excepción.
Sin ser lo mejor de su autor, es un trabajo muy sobrio y de lo más recomendable.
borja murel
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3 de marzo de 2006
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Pues si! Hay van diez luminosas estrellas para esta obra de arte. Quien no haya visto cine de Bergman y se acerque por primera vez a esta película podrá, por supuesto, parecerle una película lenta. Más claramente, podrá parecerle falta de acción e incluso algunos que la elogien podrían decir de ella que es serena. Yo considero a esta una película violenta (al igual que Persona), quiero decir con esto, llena de crudeza, reflejada en las relaciones personales. La crudeza está en parte en no poder encontrarse la verdad y en todo aquello que ello conlleva, concretamente la mentira.
Bergman se aleja de todo lo demás que se pueda ver, o al menos yo haya podido ver (están otros casos buenos pero aburridos ej: Antonioni "El Desierto Rojo"...estoy por ver "Hiroshima Mon Amour"...).
Considero que la mayor virtud de esta película es todo aquello que tiene de genuino. ¿Estará la verdad en las pelis de Bergman?
Fon
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16 de febrero de 2014
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que cualquier gourmet amante de la buena mesa, no tiene por qué comer cada día, caviar y jamón de pata negra, por muy delicioso e insustituible que sea, sino que también puede disfrutar de innumerables ensaladas, de una humilde sopa de pescado, una crema vichyssoise fría por supuesto, o una tortilla de patatas con cebolla que es la clave para que esté jugosa, pues en la variedad está el placer de disfrutarlo. Un cinéfilo no tiene por qué ser fiel eternamente a nadie, añorando y suspirando por algún cineasta ya desaparecido, ignorando a otros cineastas y estilos tan buenos como el idolatrado, pues cerrar los ojos ante otras propuestas me parece reduccionista y anacrónico, y lo digo yo, que soy gran amante del cine clásico... En definitiva, por qué enrocarse en uno o dos grandes cineastas, rindiéndole culto y pleitesía, desde el más absurdo misticismo mesiánico, cuando hay tantos cineastas, clásicos y modernos por descubrir, el cine es un arte heterodoxo y creativo, que se presta a múltiples lecturas y ensayos.

Y vamos con Bergman, éste es uno de los mejores y más innovadores trabajos del autor. Es tan vital, anárquico y complejo, que el simple enunciado de sus componentes temáticas sería reducirlo. Con todo, debo decir que está en él la confluencia de tres obsesiones habituales del cineasta: la imposibilidad de relación, imposibilidad de realización personal y la violencia. Es un film en torno a la violencia del fracaso. Esto no sería suficiente si, a la vez, “Pasión” no contara con una estructura tan singular y abierta y fuera prolongación dichos temas y esbozo de otros más inquietantes, derivados de aquéllos.

Un penetrante sentimiento de inquietud que recorre, como un viento helado, cada una de sus imágenes, marcadas por una perceptible tensión psicológica y física, por un estremecimiento causado por algo o alguien que jamás se manifiesta, y que nos invade, incluso, en los momentos aparentemente más triviales, pues nada en esta película es insustancial; la profunda turbación que provoca su poético minimalismo formal, cercano a la abstracción más pura, pero cuya puesta en escena, tremendamente física, destierra la posibilidad, a veces sugerida, de que nos movamos en el espacio de las fantasías y de las visiones; la esquiva sensación de frustración que nos embarga ante la imposibilidad de aprehender, en todos sus matices, este relato supuestamente gélido, pero de una volcánica fuerza interior, capaz de hurgar el espíritu de los seres humanos sin subterfugios ni falsos pudores.

La complejidad y energía de “Pasión” proviene de que Bergman toma una prudencial distancia sobre sus personajes; las criaturas, en suma, de su imaginación y de sus angustias existenciales. Las complejas relaciones de pareja, rebosantes de pequeños y sublimes detalles de amor, de incontables actos de mezquindad y egoísmo, de raros momentos de compasión, de explosivas ráfagas de violencia; la intempestiva necesidad que algunos hombres y mujeres tienen de aislarse del mundo, de replegarse sobre sí mismos para protegerse de la incomprensión, del dolor, del odio, ya sea viviendo en soledad o enquistándose en los recuerdos de un tiempo pasado supuestamente mejor; el papel cada vez más insignificante del artista en la sociedad moderna… Admiro a Bergman como autor de un universo personal, pero como puedo admirar a otros autores, sin mesianismos. Y por supuesto, me reservo mi libertad para enjuiciar lo que no me guste, por grande que suene su nombre.
Antonio Morales
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