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Los valientes andan solos

Western Nuevo México, 1953. Jack Burns, un vaquero amante de la libertad y de los horizontes abiertos, llega cabalgando al pueblo de Duke City. Su intención es liberar a su amigo Paul Bondi antes de que lo trasladen a una prisión estatal. Bondi, que ha sido condenado a dos años de cárcel por acoger en su casa a algunos mexicanos que han cruzado ilegalmente la frontera, es un escritor que dejó su vida aventurera para casarse. Jack visita a la ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
22 de enero de 2016
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de mis películas preferidas de toda la vida.

La vi de adolescente con mi hermano hace 35 años. Aun me acuerdo de ese dia. Estábamos en un apartamento en la playa con mis padres y nos habíamos llevado una tele portátil, de esas que había que mover la antena y rezar... Altas horas de una noche insomne de verano y los dos solos pegados a la pantalla. Nos quedamos impresionados, estupefactos ante esa joya inesperada.

Años después vi Rambo en el cine y ante el entusiasmo general no pude más que comentar: " No hay para tanto, solo es una mala versión de "Lonely are the brave", que es infinitamente superior y una obra maestra del western y del cine. Ahí ya quedé retratado para siempre como un plasta intelectual sin remedio.

Años después la volvieron a pasar por la tele y me la grabé en VHS. Si, hubo un tiempo en que muchos nos dedicábamos a ello. Un dia presté el vídeo a un amigo y, claro, ya no lo recuperé. Más años y la encontré en formato CD, la compré inmediatamente, sin dudar.

En total pues la habré visto unas 6 veces, y aun tengo ganas de verla otras 6 más. Me la reservo. Para un dia que me harte de ver porquerías como " Los odiosos ocho", para un dia que necesite reconciliarme con el cine y coger ánimos para volver a las salas.

Kirk Douglas impecable, sobrio, bueno, valiente, generoso, incorruptible, sin sombra de afectación. Walter Matthau demostrando que es uno de los mejores actores que ha existido nunca.

Una historia tan hermosa, romántica, elegante y sobriamente bien contada. Para mi a la altura de los mejores westerns de John Ford.
Willis
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10 de abril de 2015
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algunos hechos que es necesario recordar, para poder acercarse un poco mejor a este magnífico western crepuscular del director David Miller: Lo primero es que está basado en la novela “Brave cowboy” (El Vaquero indomable, 1956) que escribiera el ambientalista estadounidense, Edward Abbey (1927-1989), un hombre que combatió toda su vida contra el uso abusivo de la naturaleza con fines de consumo, convirtiéndose en un pionero de la resistencia activa en América y en una suerte de mito de la contracultura.

Como guionista, fue asignado Dalton Trumbo, uno de los más talentosos y renombrados escritores que hayan surgido de los EEUU. Amante también de la naturaleza y tan duro crítico de la sociedad norteamericana como Abbey, Trumbo pasó 11 meses en la cárcel (en 1943), cuando fue acusado por el Comité de Actividades Antinorteamericanas de hacer parte del partido comunista, y durante varios años, sus guiones los firmaron testaferros, incluidos entre estos, aquellos por los que se hizo merecedor al premio Oscar: “Roman Holiday” y “The Brave one”.

Kirk Douglas sentía un profundo aprecio por ese hombre cabal que fuera Dalton Trumbo, y después de Otto Preminger, quien peleó por el derecho de que su nombre apareciera en los créditos de “Éxodo”, también él haría lo necesario para que su nombre figurara en “Espartaco”. La afrenta que le habían hecho quedaría superada, y desde entonces, su nombre sería reivindicado.

Kirk Douglas fue protagonista de numerosos western. Dalton Trumbo había escrito algunos… y ambos sentían que la sociedad ya no era lo que era antes. Lo que se retrata entonces en “LOS VALIENTES ANDAN SOLOS”, es la nostalgia por aquellos grandes valores que ya ellos consideraban perdidos: La protección de la naturaleza… el amor y el cuidado hacia las especies animales… la lealtad al amigo… el respeto por la vida humana… la capacidad de disculparse y pedir perdón… cosas que hacían que la existencia en este mundo tuviera grandeza y significado.

David Miller, el director a cargo de este hermoso y nostálgico western, logra una narrativa de gran eficacia, sirviéndose de metáforas como la de ese camión que, de Missouri hacia Nuevo México, transporta sanitarios (el fin de las letrinas del far west dando paso a la vida moderna), el cual jugará un papel clave en la resolución de la historia. El personaje de Paul Bondi, el escritor de izquierda que ha caído a la cárcel por defender a unos inmigrantes mexicanos, es una suerte de alter ego de Trumbo, al que vemos acoger con resignación su injusta condena. También, ese ascenso por Boot Hill, la escarpada montaña por la que se fuga Jack Burns (Kirk Douglas), se convierte en otra metáfora de la cima que se alcanza cuando has sabido vivir como un verdadero ser humano… y con todo lo que ocurre en dicho trayecto, la actitud del sheriff Johnson (Walter Matthau) es más que redundante.

Romántico, divertido y fuertemente crítico con la mal llamada civilización (ese plano del sombrero sobre el asfalto húmedo es memorable), “LOS VALIENTES ANDAN SOLOS” es la suerte de filme que enaltece el arte y dignifica la vida.

Al saber que, al amigo con el que vi la película también le gustó bastante, le dije:
-¿Que te parecería si este fin de semana vemos otro filme escrito por Dalton Trumbo?
Su respuesta fue precisa:
-¿Otro filme escrito por Dalton Trumbo? ¡Bien!
Luis Guillermo Cardona
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14 de diciembre de 2016
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
245/14(13/12/16) Notable film del cuasi-desconocido David Miller, el papel preferido de la prolífica filmografía de Kirk Douglas, no no ha perdido frescura, ha ganado con el tiempo, se aposenta sobre un espléndido guión del gran Dalton Trumbo (“Espartaco”), hace un retrato desolador del choque entre los viejos y los nuevos tiempos, en lo que es un incisivo western crepuscular, que refleja con conmovedores toques como los nuevos avances de nuestro siglo atropellan a los hombres anclados en el pasado. Film en el que años más tarde se inspiraría David Morrell para sacar su novela "First blood" (1972), que otra década después daría la película "Acorralado" (1982) de Ted Kotcheff, que daría al cine uno de sus iconos de acción más reconocibles, "Rambo", este rol está influenciado por el John W. "Jack" Burns (Kirk Douglas), los dos son unos anacronismos en su tiempo, dos tipos duros veteranos de guerra condecorados (uno de la de Corea, otro del Vietnam), los dos sin hogar, los dos son detenidos en una comisaría de un pequeño pueblo, los dos sufren una paliza de un sádico policía, los dos se escapan, los dos huyen por la montaña, los dos son acosados por un helicóptero, y los dos tienen tras de ellos a un tipo comprensivo. Después de leer Kirk Douglas la novela de Edward Abbey "The Brave Cowboy" (1956), insistió en producirla (Producciones Joel) con él de protagonista, fichó David Miller de director, de guionista a Dalton Trumbo que ya lo tuvo en la exitosa “Espartaco” (1960). Siendo una maravillosa elegía sobre la vida sencilla enfrentada a la apisonadora del progreso, representado como halo trágico en el camión de retretes (marca ACME) que vemos de vez en cuando surcar la autopista.
La cinta tiene su fuerte en el retrato de personalidad de un tipo fuera de su tiempo, sin hogar fijo, un vaquero errante, parado en el SXIX, ello reflejado de un modo visual-simbólico espléndido en muchos momentos, ya desde el principio, cuando vemos a un vaquero dormir al raso del desierto junto a un fuego, y su caballo al lado, no sabemos en qué tiempo estamos, y de pronto un sonido extraño y el vaquero mira al cielo y ve a tres reactores dejando una estela en el cielo, o cuando el vaquero intenta cruzar la autopista atestada de vehículos con su caballo, en unos segundos un memorable síntesis de lo que va a tratar el relato, o cuando es perseguido por la montaña por un helicóptero, el abismo separa al protagonista del mundo en que vive. Estos mimbres alegóricos sirven para alimentar la idea de que está en peligro de extinción, los pioneros que ensancharon fronteras, y que ahora colapsan, un modo de vida que expira frente a los vehículos de motor, las cercas de espino, los carteles de no traspasar, las carreteras, y las estúpidas leyes. Esto es expuesto por Miller con espíritu nostálgico, en contraposición a la deshumanización que conlleva (en parte) el moderno progreso. El hábil guión hace que nos identifiquemos rápidamente con este ser primario, que solo quiere vivir en libertad, es un inadaptado en un mundo que lo asfixia, un hombre integro, generoso, cabezota, sincero, leal, ser que vive en comunión con la naturaleza, la tierra es su cama y el cielo su techo, en lo que es una notable oda al mundo rural, medio que se mimetiza con el alma del protagonista. Un nómada que es feliz sin que nada ni nadie le lastren, esto reflejado en la conversación que tiene con Jerry, esta le ama, pero él no puede atarse a quedarse quieto en un hogar

Trumbo delinea a los personajes con cariño, mucha estima, aristas, defectos, muy humanos, destacaría como el guionista escoge a Paul Bondi como especie de alter ego suyo, escritor encarcelado por leyes represoras, y acepta estoicamente su injusto castigo, lo que le pasó a Trumbo cuando tuvo que estar preso 11 meses en la prisión federal en Ashland, Kentucky. La historia se divide en dos partes, en la primera se da la presentación del protagonista, y donde se dan unos diálogos inteligentes que sirven para desnudar el alma de nuestro héroe, en sus encuentros la esposa de Paul, y luego con este en la cárcel; y la segunda parte, donde la acción en la persecución se despliega, donde lo visual gana a la palabra, donde la formidable fotografía se apodera de la pantalla, convirtiéndose el ascenso por la montaña (Boot Hill) en una alegoría del Mito de Sisifo, con escenas de enorme tensión (vibrante como Burns tira de su caballo y vemos caer piedras y sentoimos que en cualquier momento rueda el equino por la ladera), todo salpicado de un ingenioso humor desengrasante, en un increscendo dramático que te cala hasta desembocar en su estremecedor final, de esos que se te quedaran por siempre en el subconsciente.

El film es hijo de nueva ola de westerns proliferaron en la década de los sesenta, en los que se hacia una semblanza ocasística de este submundo, el crepúsculo de unos personajes obsoletos, esto reflejado en las cintas de Sam Peckinpah, como “Duelo en la Alta Sierra”, “Grupo Salvaje” o “La balada de Cable Hogue”, o en la de John Ford “El hombre que mató a Liberty Valance”, todas con protagonistas acostumbrados a un mundo que apenas existe, y donde el hombre debe luchar contra el sistema impuesto.

Kirk Douglas está colosal en un rol donde la actuación traspasa a la persona, el hijo del trapero dijo que esta era su actuación preferida, lo que ya es mucho con los grandes papeles que hizo, magnífica encarnación del alma libre y errante, en un arco de desarrollo prodigioso desde su primera imagen bajo el cielo abierto junto a su caballo, a la última (spoiler), sobre el asfalto, en noche lluviosa, herido, su caballo moribundo a su lado, con mirada perdida, su mundo ha explotado por la modernidad, reflejada en el camión de retretes que le ha atropellado, interpretación de Douglas de una vivacidad y transmisión de sentimientos sensacional, con una relación trémula con su caballo Whisky, con esa escena trémula con Jerry en su despedida, demuestra Kirk que es uno de los grandes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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17 de agosto de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco conocido western de un Douglas que por lo visto a esas alturas ya era él mismo el que decidía qué película protagonizaba, de hecho lo decidía todo, hasta el que la dirigía. En pocos otros títulos del oeste encajaría mejor la palabra crepuscular, hay mucho de síntesis explicativa en la primera escena en la que Douglas aparece en el desierto por la mañana al lado de su caballo, con los restos de un fuego y al abrir el plano se ve en el cielo el rastro de unos aviones. Está claro desde el principio que se trata de un personaje alejado en el tiempo, alguien que no corresponde al momento en el que se encuentra y al que la tristeza, lo quiera o no, le persigue en cada segundo de película.

Es sabido que inspiró, y lo entiendo, a la célebre "Acorralado (Rambo)". Yo el paralelismo esencial que detecto es la tristeza de ambos personajes, porque aunque Douglas se esfuerce en parecer risueño lo suyo es una vida de fracasado, triste y lamentablemente ajeno al mundo que avanza. A mí me ha llegado a tocar la fibra, sobre todo en su final, la mayoría de usuarios, yo incluido, señalamos con el dedo acusador a ese final como uno de los más conmovedores vistos en el género. Douglas escogió y acertó con un tema que además, las cosas como son, hace recaer todo el valor en un personaje sin fisuras, redondo, hecho a su medida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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25 de noviembre de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lonely Are the Brave (Los Valientes andan solos, 1962) es algo mucho más que un simple Western. De hecho, calificarlo como tal ya resulta bastante inexacto. En realidad, el filme de David Miller es un homenaje a un género que a pesar de su enorme éxito y peso en el cine americano, estaba en la década de los años sesenta dando sus últimos estertores. De tal manera que podemos comparar perfectamente está película con la que rodó el maestro John Ford precisamente en ese mismo año, The Man Who Shot Liberty Valance (El Hombre que mató a Liberty Valance, 1962). Pero mientras que John Ford rodó este testamento cinematográfico del Western con un fondo y forma totalmente clásicos, el filme de David Miller lo hace de una manera totalmente contemporánea, y atenta a las nuevas fórmulas cinematográficas de los años sesenta. No podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que el guión lo escribe Dalton Trumbo (basándose en una obra de Edward Abbey), uno de los guionistas de Hollywood más rebeldes y brillantes, que fue colocado en la lista negra por sus relaciones con la ideología socialista.

Kirk Douglas es el intérprete principal, un vaquero que vive en un mundo totalmente contemporáneo. La primera escena de la película deja bien claras las intenciones del cineasta, y además goza de una preciosa poética. Nuestro protagonista, se encuentra tumbado en la hierba, justo al lado de su caballo. Nada parece ubicarnos en ninguna época determinada, excepto el rugido de un avión, que acaba pasando por encima del plano en el momento justo. Una preciosa manera de demostrarnos los dos mundos en conflicto, que son el eje principal del filme. Y es que resulta difícil describir el argumento de la película de una manera narrativa, puesto que realmente la trama es de lo menos importante en la película de David Miller, que apuesta por el contrario por la imagen estética.

La estructura de la película es como muchos clásicos del género, itinerante y sin un objetivo realmente definido. Kirk Douglas llega a la casa del personaje que interpreta Gena Rowlands, una antigua conocida suya. Al enterarse que su antiguo amigo, que está casado con el personaje de Gena Rowlands, ha sido encerrado en la cárcel, se dejará encarcelar él mismo para poder contactar con él. Aún así, el filme simplemente concatena una serie de secuencias, que tienen la intención de crear una atmósfera, y no exactamente la de narrar una historia convencional.

Está claro que el filme se entronca con la lírica de un género que en la década de los años sesenta estaba sufriendo tremendos cambios, como por ejemplo con el anterior filme citado de John Ford o películas de Samp Peckinpah como Ride The High County (Duelo en Alta Sierra, 1962) también rodada en el mismo año. Sin embargo, a diferencia de la película de Peckinpah, Miller no pone hincapié en la violencia ni en la desconstrucción de esta (tan propia del Western). Más allá, el cineasta trata de centrarse en otros temas que han formado parte de la mitología del Western. El personaje que representa Kirk Douglas es un cowboy clásico, pero inmerso en un mundo que no es el suyo, lo que tiene unas consecuencias desastrosas. Su modus vivendi choca constantemente con el nuevo estilo de vida moderno. Nuestro personaje en definitiva, es un espíritu libre, que al igual que el argumento del filme, viaje sin un rumbo especifico. Por supuesto, su libertad queda coartada ante un mundo que ha cambiado profundamente. Esto queda bastante patente en la secuencia en que nuestro protagonista se encuentra ante un cartel que pone “No traspasar”, y ante el que decide hacer caso omiso. Por este motivo, el final de la película no podía ser más revelador. Nuestro protagonista, después de una huida que por cierto tiene bastantes puntos en común con el filme High Sierra (El Último refugio, 1941; donde el personaje que interpretaba Humphrey Bogart trataba de escapar de la policía de manera angustiosa entre unas montañas escarpadas) acaba siendo derribado y humillado (aunque es cierto que conserva la vida, a diferencia de su caballo; quizá un hecho simbólico, significando que a pesar de conservar su vida, nuestro protagonista ha perdido definitivamente su libertad). Un final, que puede extenderse por otra parte a todo un género entero, que estaba moribundo.

A todo esto, hay que añadir la espectacular fotografía en blanco y negro que firma Philip H. Lathrop, que goza de una personalidad fácilmente reconocible, que se puede captar especialmente en los numerosos paisajes con los que la película se explaya. De hecho, el paisaje es un elemento fundamental en la película, y forma parte indispensable en el discurso del cineasta, que asocia con el propio espíritu del personaje, indómito y salvaje como los fondos que registra Lathrop a lo largo del metraje.

https://neokunst.wordpress.com/2015/11/25/los-valientes-andan-solos-1962/
Kyrios
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