Día y noche (C)

Pixar ya nos ha acostumbrado a sus breves aperitivos antes de la comida principal. Es costumbre introducir un corto de animación que precede al largometraje del momento en las carteleras.
Los genios de la animación informatizada hacen gala otra vez de su talento con una obrita de poco más de cinco minutos. Dos antagonistas, la silueta representante del día, y la de la noche, rivales y enemistadas, compitiendo para ver quién ofrece la vista más molona.
Siempre he pensado que los cortos, pese a que den la impresión de menos meritorios que los largometrajes por su brevedad, tienen su complicación. Porque no debe de ser fácil contar una historia plena en tan poco tiempo, y que deje cierta huella. Quizás el error está, más que nada, en supeditarlos a un largo, porque la gente va al cine a ver por ejemplo "Toy Story 3" y el preludio no se suele disfrutar como entidad independiente y merecedora de más atención. El fallo es que los espectadores se están acomodando en los asientos, se están colocando las gafas 3D y ajustándolas en la postura menos molesta, y los niños preguntan: "¿Esto ya es la peli?", "¿Cuándo empieza?" Y se diluye un pelín, casi como si fuese un spot publicitario o un trailer que anuncia otras películas.
Por ello es más recomendable hacer honor a estos pequeños trabajos de animación cuando se pueden ver sin que sean los entrantes de obras de más duración.

Pixar se pasa a las dos dimensiones en su nuevo corto con una sencilla y simbólica historia protagonizada por dos personajes que tienen en el interior de su cuerpo uno el día y otro la noche.

La cautela inicial de ambos hacia lo opuesto desconocido, la lucha enfrentada, el deseo de lo que no se tiene, el descubrimiento mutuo, la alternancia de ayuda, etc. se transmiten perfectamente en unas simpáticas pinceladas acompañadas de una maravillosa música de Michael Giacchino.

6 minutos cargados de iconicidad pura sobre el comportamiento humano más positivo respecto a las situaciones bilaterales. Probablemente este corto tenga intenciones anti-racistas para ir educando a los críos, pero la parábola resulta extrapolable a cualquier otra situacion y sensación vivida sobre la alternancia y la exploración.

Tan atinado como todos los cortos de Pixar donde no falta la sencillez, un gran sentido del humor en sus situaciones y sobre todo mucha humanidad y sentimiento. "Toy Story 3" me entretuvo a secas, pero esto que le precedió me contentó y sorprendió.

Lo peor: Su parecido en el título al estreno de este mismo mes de Cameron Díaz y Tom Cruise.
Lo mejor: El exitoso traspaso a la audiencia del sencillo sentimiento que irradia. Su último minuto y la música que lo acompaña...

Sería precioso y perfecto si no fuera por la imagen que se da de la mujer:

Siempre me pregunto por qué se toma la animación como una cosa de niños, he leído diversas criticas, no de este corto sencillamente, en varios, tanto películas de animación como cortos y siempre hay un número considerable que da por obvio esto y no sólo padres con pequeños, ¿No podemos ver los demás también muñequitos? Este corto nos presenta esto, muñequitos con mensaje, podemos recibir reflexiones de calidad tanto niños con mayores, pero a distinta profundidad, pero el tiempo pasa y este magífico trabajo seguirá ahí para revisionarlo tanto como deseemos y ya de paso, ver Toy Story 3 (que está en el mismo DVD), menuda sesión de animación, todo un lujo (deseo de corazón que le den el Oscar de animación a este film). De verdad, dedicaros esos 10 minutos, vale la pena, me ha dejado con una sonrisa, quedaos con el momento del ocaso, lo dice todo.

Día es sonriente, cálido y feliz. Noche es más apagado, calmado y tímido. Ambos se toparán para su sorpresa y comenzarán un rodeo tan extraordinario y divertido como lucido. Original propuesta visual que esconde en sus adentros un mensaje fraternal y humano, el de aproximarse a lo extraño, alejándose del sentido peyorativo de éste para perder el miedo inicial hacia el otro, creando lazos mutuos y recíprocos, conociéndonos mejor los unos a los otros, porque en el fondo todos somos iguales (como evoca esa preciosa imagen en la que el atardecer y amanecer se tocan entre sí). Una joya instructiva para los más pequeños (y los no tan pequeños) que acompañó a ‘Toy story 3′ en las salas de cine.