Las aventuras de Jeremiah Johnson

Éste es el único western que me ha gustado. Quizás porque no es precisamente un western.
La historia es totalmente distinta. La de un tío que se echa al monte porque sí, por probarse a sí mismo, por amor a la naturaleza, porque le gusta estar solo o ¡yo que sé!, ¡por lo que sea!
Nada más empezar el filme supe que me iba a gustar, con esa voz en off que te sitúa en el lugar.
Si te gusta el cine de aventuras, si sabes quien es Thoreau o simplemente te gusta estar solo/a, no te pierdas esta película.

Poesía lírica en “far west”. Con un gran actor, cualquier película queda ya justificada, pues es cierto que los actores con caché cuentan con la ventaja de poder elegir sus papeles. De ese modo, uno no sabe muy bien si es antes el buen actor o el buen papel. En este caso, Redford justifica cada línea del guión y cada rollo del metraje.

La filmación, tan real como la vida misma, nos deja momentos imperecederos: la pesca con las manos en esas aguas heladas; el encuentro con ese hombre congelado (y muerto); el ataque de los lobos; la construcción (casi a tiempo real) de la cabaña; la posterior quema de la misma; la cacería del oso… y un largo etcétera.

Con tintes de documental, me ha congratulado ver que filmaffinity registraba el género de “supervivencia”. No le viene mejor otro adjetivo. Muchas películas caen en las imágenes sin contar una historia, pero aquí Pollack aprovecha todo. Deja una sensación feliz al verla.

Quizá le falta otro tipo de final, para que pudiéramos estar hablando de una obra dejada en el olimpo de los dioses.

No le doy 10 porque no se atrevieron a poner a Jeremiah pelo de trampero y le dejaron la melena de peluquería de la quinta avenida. Aunque ahora que pienso, tal vez juegan con la ironía al lucir el protagonista esa cuidada melena en una peli que nos recuerda la afición por el corte de cabellera a navaja de algunas tribus de nativos americanos. La mejor cabellera de las Rocosas perseguida por los Crows.

Sublime peli. Una sinfonía a la vida en libertad que fascina al cazador recolector que todos llevamos dentro, pero aterroriza al urbanita con móvil y termostato que vestimos.
Esa tensión hace de su visionado una experiencia fantástica

También decir, casi a título de anécdota, que el personaje de la película no tiene nada que ver con el personaje en el que inspira y del que toma el nombre, John Jeremiah Johnston, que al parecer era un borracho violento y pendenciero (devorador de hígados, pone en la lápida bajo la que está enterrado). Pero esto no hace que la peli me guste menos.

Esta obra nos muestra el espíritu de supervivencia, de superación del ser humano, un modo de vida lejos de los convencionalismos, una historia en la que podemos darnos cuenta de como la vida esta llena de pequeñas cosas que nos pueden pasar desapercibidas, y que a la vez todas ellas son muy grandes, pues llenan una existencia. La verdad muy recomendable.

La escena en la que un oso persigue a un hombre y no consigue alcanzarle, de tal manera que el oso queda en teoría atrapado en una cabaña con Jeremías, es lamentable a más no poder. Una cosa es que los pioneros sean héroes y otra cosa es que sean Superman II. Vamos no me fastidies. Bonitos paisajes si, pero es inverosímil lo del oso lento y encima, despiazado en la cabaña a machetazos por Jeremías. En la realidad el oso le pilla al humano en medio metro de carrera y ya dentro de la cabaña se merienda a Jeremías en menos que canta un gallo.
PELI SOBREVALORADA, SEÑORES. VEANME DERSU UZALA.