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Fireball: Visitantes de mundos oscuros

Documental Documental que explora cómo las estrellas fugaces, los meteoritos y los impactos de éstos en la Tierra han dado forma a la mitología humana y centraron nuestra atención en otros reinos y mundos.
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el documental Fireball: Visitors From Darker Worlds (2020), el director alemán Werner Herzog indaga todo lo que es posible sobre los meteoritos y el material cósmico que se puede recuperar del cielo terrestre. ¿Qué información contienen esos elementos?

Por Nicolás Bianchi

En épocas de terraplanismo ideológico, posverdad y otros males, Herzog elaboró un puñado de películas que son una reivindicación del trabajo de los científicos. Fireball es una de ellas. En dupla con el vulcanólogo británico Clive Oppenheimer recorren distintos puntos del planeta donde se manifestó la presencia y se estudia el contenido de los meteoritos, provenientes de mundos, en la mayoría de los casos, indescifrables.

A la vez que distintos científicos desentrañan algunos de los misterios que envuelven a los visitantes del espacio exterior, mientras dejan en claro lo que todavía no se puede saber de ellos, Herzog despliega distintas manifestaciones culturales e interpretaciones sobre las rocas que ingresan en la atmósfera, en muchos casos, solo para fundirse y vaporizarse prácticamente por completo.

La mirada del director, como en Encounters at the End of the World (2007), The Cave of the Forgotten Dreams (2010) o Into the Inferno (2016), no solo aborda la información científica que concierne al tema en cuestión sino que presenta a quienes brindan esos datos, los científicos, como personajes de una historia. Son vidas distintas, en muchos casos ermitañas, que también se ven reflejadas en el film.

El relato se presenta como un viaje que comienza, y en algún momento regresa, a la Península de Yucatán, en México, donde tuvo lugar el impacto que provocó el exterminio masivo de especies, entre ellas los dinosaurios. Luego transcurre por Escandinavia, la Antártida, el Pacífico Sur, la zona rusa de Kamchatka, Estados Unidos y varios países de Europa.

Sin ser denso o melodramático el documental también explora el costado metafísico y existencial que bordea a los estudios sobre la vida y su origen, la procedencia de los meteoritos y qué partículas viajan con él. Hay quienes sostienen que todos estamos hechos de polvo de estrellas, soles que se apagaron en tiempos remotos y que luego de colapsar comenzaron un azaroso viaje intergaláctico.

En Fireball se registra también una búsqueda estética. Es conocida la habilidad de visual del director de Fitzcarraldo y Aguirre la ira de Dios, entre otras, que aquí toma de manera espléndida un desfile por el Día de los Muertos en Mérida, México, una danza tribal en una isla remota de Oceanía o los parajes antárticos en el que un grupo de entrañables científicos coreanos buscan piedras provenientes del espacio exterior.

Resultan también particularmente bellas las imágenes de las partículas cósmicas que recolecta un científico noruego, con un método y un ayudante muy particular. Son extrañas, llamativas y, sobre todo, únicas. No hay dos que sean iguales. Fireball, logrado en muchos aspectos, es también exitoso a la hora de sembrar inquietudes. ¿La vida vino con algunos de estos viajeros intergalácticos? ¿Hay algunos que provienen, sin mayores alteraciones, del mismo Big Bang? ¿Es la humanidad, luego de la explosión en Yucatán, tan solo una consecuencia de un accidente?
El Golo Cine
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20 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un tema tan árido como los meteoritos, Herzog, acompañado del vulcanólogo Clive Oppenheimer, que ahora se encarga de dialogar con sus colegas científicos, presenta una obra divertida y fascinante por igual.
Parte del misterio y avanza hacia una secuencia de explicaciones que, gracias a que Oppenheimer es quien charla con los expertos, podemos disfrutar como compañeros del curioso y casi furtivo Herzog mientras observa y asombrarnos con él ante lo que halla.
Cada paso, cada personaje, está cargado de interés y también de humanidad. Herzog y Oppenheimer logran crear una atmósfera de confianza y camaradería con todos.
Luego transita hacia terrenos menos técnicos y lo hace también con maestría, haciendo brillar hasta lo más anodino. Y todo con mucha honestidad y respeto, sin idealizar ni maquillar nada.
Muy recomendable película, hay que verla, ya Werner es uno de los grandes del cine y esta cinta sin duda es una de las que no hay que perder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Emiliobrath
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26 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ultimo documental realizado por el prolífico director Werner Herzog fue presentado en el Festival de Toronto en el mes de setiembre y, estrenado por la plataforma Apple TV+ a mediados de noviembre. En este trabajo, el -casi- octogenario realizador vuelve a realizar un viaje alrededor del mundo, para explorar el impacto cultural y social de los meteoritos en ciertos grupos humanos, así como investigadores académicos.

Este recorrido lo hace de la mano del vulcanólogo Clive Oppenheimer, que aparece como codirector y con quién Herzog ya tuvo un acercamiento en sus documentales Encounters at the End of the World (2007) e Into the Inferno (2016), acá de hecho Oppenheimer es el que toma la batuta realizando las distintas entrevistas, mientras Herzog se encuentra detrás de cámara prácticamente sin intervenir en ellas, aunque si con su acostumbrada voz de narrador.

En reiterados momentos se ha mencionado la capacidad de este director para sacar oro de cualquier historia en particular, con un talento innegable lo que puede volverse un recorrido cerrado e inentendible, busca por el contrario acercar al espectador común a perspectivas variadas y totalmente opuestas, abriendo un panorama amplio.

Desde las ideas de culturas antiguas, pasando por el famoso meteorito de la península de Yucatán que dio con el fin del período cretácico, la teoría de los micrometeoritos, la búsqueda en la Antártida, así como los infaltables frikis de universidades que externan toda su emoción con miradas envolventes, manos movedizas, así como un habla rápido y trabado por todas las ideas que desean expresar.

Algo llamativo para el costarricense es la mención que se hace del meteorito que cayó en San Carlos en la zona norte del país el año pasado, de acuerdo con uno de los investigadores resulta ser uno muy especial debido a ciertos componentes que lo integran, por tanto, un pedazo -que muestran- permanece en una especie de museo que existe donde lo estudian.

Fireball no es de los trabajos más excelsos de Herzog, pero como se hizo mención, su brillantez lo deja transmitir ideas atractivas que atrapan, además que deja entrever algunas imágenes entrañables y hermosas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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6 de febrero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque las críticas recogidas en esta web no permitan en absoluto intuirlo, servidor está siempre ávido de documentales (no en vano, ve muchos menos de lo que les gustaría, cobertura anecdótica durante el año pero siempre provechosa). Más aún si estos vienen firmados por grandes nombres no sólo del género, sino del cine en general (es cada vez más absurdo negar que el documental es cine en mayúsculas, y además atravesando un gran momento de forma). En los últimos años he reafirmado mi admiración y respeto por el realizador alemán Werner Herzog, el veterano maestro que a tantos creadores ha influenciado durante cuarenta décadas y en cuya obra extensa, incluso en sus momentos bajos, siempre encontramos obras de interés. Y hoy es el momento de analizar el que ha sido su último trabajo (es tan prolífico que resulta complicado seguir el ritmo), uno de los primeros estrenos potentes de cara a la cinefilia en Apple TV. Un filme presentado en el pasado Festival de Toronto y que llega a las pantallas de nuestras casas habiendo hecho muy poco ruido. Hablamos de Fireball: visitors from darker worlds, co-dirigida por Clive Oppenheimer. Filme que ya me tenía ganado con poco que hiciese, pero que además venía acompañado de un tema atractivo y alguna reseña entusiasta de personalidades que valoro. Y fui gratamente sorprendido, pues me encontré con un estupendo filme que recomiendo convencido. Una aventura documental llena de vida e inquietud, algo falta de un mayor vigor creativo pero bañado de sensibilidad y belleza. Quizás el mejor documental de Herzog en la última década.

A diario, en los lugares más dispares, meteoros de diferentes tamaños y composiciones impactan sobre la superficie terrestre. A través de encuentros con diferentes eminencias y personalidades relevantes alrededor del globo, este documental investiga los diferentes impactos científicos, sociológicos y culturales que estas rocas alienígenas han provocado en la civilización humana. Una aventura científica llena de matices, individuos pasionales y análisis apasionantes de manifestaciones exóticas de la cultura global. Una disección de los misterios más insondables de la inmensidad del cosmos a través de los microscópicos restos de sus minerales visitantes. Un lírico estudio de la fascinación por el universo desde los más fascinantes escenarios de estudio, culto y observación. Una galería de extravagantes soñadores pintorescos analizada desde el incisivo y cínico prisma del alemán. Una investigación múltiple que recoge los rasgos característicos de estilo del documental Herzogiano que habitualmente esperamos: sublimada atmósfera de maravilla, refinada banda sonora de Ernst Reiijseger y afilados offs del propio Herzog. Una película muy rigurosa y cerebral y, al mismo tiempo, muy humana. Ofrece un abanico de imágenes de deslumbrante poder estético, y alcanza implicaciones profundas en la mayoría de los casos que estudia. Una narración inspiradora y alegre, un vasto mosaico que nunca pierde nuestro interés. Disección de la inmensidad universal desde lo más pequeño.

Si algo podría cuestionar cualquier espectador a Fireball es su complaciente anquilosamiento en una estructura narrativa muy convencional, de consabido documental de entrevistas y visitas a los lugares de interés para el desarrollo de la tesis. Aún con su efectivo y vistoso acabado, es cierto que se trata de un filme más impersonal que otros trabajos del director de Baviera, con un claro aroma a encargo, con espíritu un tanto corporativo. Es innegable que de un tiempo a esta parte Herzog ha construido una fórmula para sus documentales que aquí sigue a rajatabla. Si bien es bastante redonda, no ofrece la capacidad de fascinación que suscitan algunas secuencias de su cine. Aún si sus formas presentan un claro interés, es un largometraje plenamente supeditado a su tema, de modo que el disfrute del mismo dependerá enteramente del interés que este despierte en el espectador. No tendrá la potencia icónica de otros de sus trabajos, pero su secuencia en la Antártida o su catártico final son suficientes para situarla entre lo mejor del 2020.

Elegante, humanista y maravillada, Fireball: visitors from darker worlds discurre por sendas cómodas pero nos instruye, deleita e inquieta durante el viaje.
Néstor Juez
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