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Fantasmagorie (C)

6,2
1.073
Animación. Fantástico Primera película completamente animada de la historia del cine. Se compone de una serie de secuencias que van fusionándose entre ellas sin seguir una estructura narrativa. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
14 de diciembre de 2012
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque al parecer la primera obra cinematográfica en utilizar técnicas de animación fue ‘The Haunted Hotel’, creada en 1907 por los estudios americanos Vitagraph y dirigida J. Stuart Blackton, uno de los pioneros del mundillo recién parido, y dejando de lado los experimentos que sobre esta materia pusieron en práctica años antes personalidades como Georges Méliès y Segundo de Chomón, es este pequeño cortometraje de Émile Cohl, estrenado apenas un año después en Francia, quien se lleva los honores de ser considerado, casi de forma unánime por los historiadores de cine, como la primera película (completa) de animación.

Dicen las malas lenguas que Cohl estudió fotograma a fotograma los trabajos de Blackton para podar dar vida a su obra. Sin duda la técnica utilizada es la misma, pero no su enfoque creativo: donde el americano se conforma con poner en movimiento trazos infantiles desprendidos de toda originalidad, el francés crea en su ‘Fantasmagorie’ cuanto menos el germen de un mundo fantasioso, carente por igual de estructura narrativa, pero con un punto hipnótico en su desarrollo que aun facilita su visionado trascurridos más de cien años de su primera proyección. Cohl no se limita a jugar con técnicas y dibujos presumiendo de juguetes delante de los aburridos miembros de la alta sociedad, crea ‘algo’ que pudo ser, y fue a medias, el punto de partida de la animación. Por desgracia la vía que él abrió no fue la elegida por la mayoría de los que le precedieron. La técnica mejoró de forma exponencial a cada mamporro que los personajes, que salían como enanos de debajo de las setas en la tierra de las oportunidades, se atizaban entre ellos en cada secuencia, vaciando el fondo con cada ostia de ideas y contenidos artísticos de todo tipo y condición.

Tras triunfar a ambos lados del Atlántico, con cerca de 300 películas de animación a sus espaldas, este caricaturista, ilustrador, fotógrafo, autor dramático, actor, pintor, periodista e ilusionista, cayó en el más profundo de los olvidos, arruinado, hasta arder, ya en la vejez, dentro de su propia casa. Postrado durante sus últimos días en la cama de un hospital de cáritas, sus películas fueron recordadas en el ‘Cinéma des Champs-Elysées’ el 19 de enero de 1938. Un día después murió. Curiosamente horas después lo hizo otro gran olvidado, Georges Méliès.
bixo
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3 de abril de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El denominado primer filme de animación - hay otro argentino y un estadounidense que también lo reivindican - es una alucinatoria y surrealista secuencia de transformaciones continuas de personajes definidos sólo con su contorno - como "El bueno de Cuttlas". Su título nos da una pista de su contenido, pues "Fantasmagoria" se define, según wikipedia, como un arte de representación con ilusiones ópticas, creado a finales del siglo XVIII y que puede definirse como un tipo de teatro de terror que, entre otras técnicas, usaba una o más linternas mágicas​ para proyectar imágenes como esqueletos, demonios y fantasmas sobre paredes, humo o pantallas semitransparentes, generalmente utilizando una proyección trasera para mantener la linterna fuera de la vista. Aquí el pionero Émile Cohl nos acompaña, al inicio, con una mano real que dibuja al personaje protagonista, una especie de payaso o bufón que se interrelaciona con personajes, como ese señor que parece estar en el teatro o cine y se pelea con el sombrero de una señora que se le ha sentado enfrente y, partir de ahí, veremos al payaso en continuas transformaciones y situaciones, algunas letales, pero la mano del artista le resucitará.

En fin, un curioso corto, con unos conceptos de animación, sin pretender ser realista en su plasmación, que Cohl seguirá investigando en obras posteriores, evolucionando hacia la animación que ya conocemos. No obstante, como una de las obras pioneras, es un divertimento.
Quinto Sertorio
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26 de septiembre de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo no se puede negar a Émile Cohl es su manifiesta voluntad de crear algo nuevo, algo valioso o algo con lo que sorprender a ese público ávido de consumir cine que en los comienzos del siglo XX se extendía por ambas orillas del Atlántico

Pero, al margen de consideraciones de carácter histórico sobre si esta es o no la primera película completa de animación de la historia, lo cierto es que el dibujante no encontró en este cortometraje un camino que sirviera como arquetipo de desarrollo posterior.

Por eso quienes amamos el cine lamentamos cuando una obra no termina de cuajar y se convierte en una experiencia frustrante.
ABSENTA
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16 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucha imaginación!!! Dicen que es la primera película animada, pero ya hemos visto que no, en 1906 se hizo la primera, aunque en esta, el surrealismo sea la base de todo. Y también como novedad, el meter las manos del director para interactuar ya es de elogio, esta parte me ha gustado mucho.

Además, es un corto de apenas 2 minutos que lo podrías volver a ver sin cansar.
edugrn
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