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El presidente Krüger

Drama. Bélico Cine de propaganda nazi sobre Oom Paul, presidente de Transvaal, en Sudáfrica. Narra el enfrentamiento de los bóers con los británicos. Stephanus Johannes Paulus Kruger (1825-1904) fue presidente del Transvaal (1883-1900) y líder de los bóers durante la Guerra Bóer (1899-1902). Fue derrotado por los británicos, pero Kruger logró grandes alabanzas por su valiente lucha. En la película, un ciego y exiliado Kruger relata la guerra a su enfermera. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El presidente Krüger" es una de las más grandes superproducciones de la Alemania nazi, con un presupuesto increíble teniendo en cuenta que se realizó en tiempos de guerra. No cabe duda de la importancia que otorgaba Goebbels al cine como arma propagandística, porque la finalidad de este film era ni más ni menos que predisponer a Alemania contra el pueblo británico, ya con vista a los próximos ataques que se planeaban a ese país.

Resulta difícil juzgar este tipo de películas puesto que pese a sus cualidades cinematográficas su finalidad propagandística es tan descarada que perjudica a su contenido. Sin necesidad de poner en duda el triste papel de los ingleses en el conflicto de los bóer, la película es tan maniqueista que se hace ridícula a ratos: el inteligentísimo Krüger engañando a todos los mandatarios con un tratado que le beneficia, los ingleses retratados como el pueblo más despreciable del mundo que solo busca el oro, el hijo de Krüger que creía en la paz y pronto descubre que se equivocaba, etc. Pero lo más terrible es que el film tenga el cinismo de denunciar a los británicos por crear campos de concentración cuando los alemanes estaban haciendo exactamente lo mismo en aquellos años.

A nivel cinematográfico no obstante es una buena película, bien realizada (me gusta mucho por ejemplo la forma como se muestra a Krüger por primera vez, con ese flash de la cámara) y excelentemente interpretada por el infalible Emil Jannings.

En su momento fue un comprensible éxito de taquilla que recibió toda una serie de honores y premios que la convirtieron en una de las grandes películas alemanas de la época. No es de extrañar que a Goebbels le encantara el film, con ese final en que Krüger profetiza la llegada de una nación fuerte que acabaría con ese detestable pueblo británico. No hay que ser muy perspicaz para saber a quién se refería, ¿no?
Monsieur Hulot
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